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   Llego a casa de Marsh sin avisar, no porque sea la primera vez. Me abre en pelotas cubriéndose con la puerta por si era alguien que no lo ve de esa manera todos los días en los vestuarios.

   –Pasa, pasa –me dice, y se va corriendo–. Es que justo me iba a dar un baño.

   Efectivamente, después de unos segundos se escucha el agua correr y yo paso a su habitación, en donde Evans está acostado en la cama, con los auriculares puestos y sin remera.

   Cuando me ve se exalta, pues no me ha escuchado entrar y se asusta un poco, como si yo fuese a regañarlo por estar en la casa de Marsh a estas horas. En realidad me importa más bien poco, aunque ahora no le creo a Marsh eso de que no sea su tipo.

   Le sonrío, le digo hola y él dice:

   – ¿Y tú?

   –Me quedo a dormir –digo–, ¿tú también?

   –Creo que sí.

   –Pues ya veremos como acomodarnos –digo para molestarlo.

   –Tiene otra cama –dice.

   Y yo digo:

   – ¿Vienes seguido por aquí?

   Evans se pone colorado como un tomate, me dice que cierre la boca y se pone los auriculares de nuevo para no tener que hablar más conmigo, así que me siento en el suelo con la espalda apoyada en la cama y reviso mi teléfono, porque no ha dejado de vibrar en mi bolsillo trasero durante todo el camino aquí. Tengo cinco mensajes de texto de Cassidy.

   Cass

   ¿Dónde estás? 19:59
   ¿Estás en casa de Marsh? 19:59
   
Más vale que mañana te hagas cargo de tu padre,
   porque está hecho un imbécil. 20:00
   
Eres un idiota. 20:02
   
Adiós. 20:09

   No le doy una respuesta. En ese momento Marsh entra a la habitación con los bóxeres puestos y secándose el pelo con una toalla. Le guiña un ojo a Evans, que se le ha quedado mirando como un bobo y se va a poner unos pantalones de pijama al vestidor.

   – ¿Tu padre te echo la bronca? –Pregunta.

   –No –digo–, he conseguido escaparme antes.

   –No puedo creer que te haya suspendido.

   –Mira, yo tampoco –digo, sacándome las zapatillas–, pero al final ha sido un alivio.

   Evans se quita los auriculares y pregunta si papá me ha sacado del equipo y cuando le digo que no, Marsh sale del vestidor, me señala con el dedo y me dice:

   –Pero a que te mueres de ganas.

   No digo nada, porque todavía es muy temprano para caer en confesiones. De cualquier manera Marsh lo ha dicho más por molestarme que por otra cosa.

   – ¿Ya cenaste? –Me pregunta, casi en la cocina– Voy a pedir unas pizas y un six pack de cervezas.



   Al final estamos los tres en el sofá de Marsh, tapados con unas mantas y tomando unas cervezas mientras miramos un reality show en la televisión aunque no se bien de que va porque estoy mirando el teléfono.

   Indiana

   He conseguido alguien para que
   pelee contigo mañana. 00:12
   
No será nada del otro mundo,
   pero te iras acostumbrando. 00:12
   
Solo nos quedan dos días hasta la pelea. 00:13
   
Y tú vas rápido, pero igual vamos atrasados. 00:13
   
¿Qué te parece? 00:30

Cassidy y DakotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora