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   Cuando éramos más chicos, con Cass siempre jugábamos este juego llamado «de que serviría en la vida real» para probar que los contenidos del colegio poco servían para situaciones prácticas. Así que inventábamos cosas como «si algún día nos quedásemos atorados entre las puertas del subte por subir cuando las luces de advertencia ya estuviesen encendidas y llevásemos encima un paraguas, uno de nosotros podría abrirlo entre las puertas ejerciéndoles palanca para que el otro no muriese aplastado». Creo que luego nos dimos cuenta de que algunos conceptos sí eran útiles, o quizás nos hicimos demasiado mayores, pero eventualmente dejamos de jugar. Sin embargo, mientras era perseguido y corría para evitar el fin de mi vida, no podía dejar de pensar que aunque las clases de papá nos dejasen rotos, no podrían entrar en ese juego.

   Claro que Vic también entrenaba. Y además boxeaba como un demente así que considerando que yo no peleaba para nada, digamos que tenía un porcentaje de vivir del menos mil por ciento.

   – ¡Cody! –grita Ed.

   Y como no hemos parado a mirar atrás desde que pudimos salir y la Minivan está sólo a unos metros, volteo y me doy cuenta de que es una estupidez cuando me dan un golpe tan fuerte que llego al coche con mi espalda sobre el suelo. Comienza a sonar la alarma y sé que hemos tocado el coche que estaba al lado, y todo lo que ruego es que no le hayamos hecho demasiado daño.

   Cierro los ojos por el impacto y entonces los abro de nuevo por el tremendo golpe que me dan en la cara.

   –Eres un idiota, Dakota.

   Vic se me ha tirado encima y como no ha podido golpear al chico tanto como hubiese querido, se las ha ensañado conmigo.

   – Vic, ya basta –escucho a Marsh.

   Y como casi nadie escucha nunca a Marsh pienso que Vic no será la excepción, pero entonces sale de encima de mí, aunque la verdad es que se ha corrido porque Cassidy le ha tirado un puñetazo, y luego Ed lo salva de un golpe seguro en la cabeza cuando le pega una patada en el estómago a Vic para desviarlo de su nuevo objetivo.

   Y yo lo miro todo, porque no peleo. Al principio les molestaba tener que meterse en peleas por mí. No es que ahora no les moleste, pero creo que ya se acostumbraron. Supongo que me quieren un poco y no quieren que terminen rompiéndome la cara. Que ya ha pasado.

   Vic se libra de Ed, que es atajado por Cass y se viene a por mí, pero una vez más no me alcanza. Esta vez, porque su vista se mueve al chico rubiecito que he ayudado arriba del ring. Viene caminando despacio y cojea. Detrás de él no dejan de salir personas desde el subsuelo, pero parece que la chica menudita de cabello negro y su novio vienen con él. Trae un ojo moradísimo y mira al suelo. Luego levanta la vista y ve a Vic mirándolo como un toro enojado, me mira a mí y se queda congelado en su lugar como si supiese que esta vez no podré salvarlo.

   Vic murmura:

   –Tarado.

   Y camina a zancadas a lo que será la muerte segura del chico, que ya la había evitado todo lo que había podido, pero mientras Cass me ayuda a levantarme, Marsh corre tras Vic. Si otras fuesen las circunstancias, nos hubiésemos matado de risa porque sucede que Marsh es muy pequeñito, y como no logra que Vic lo escuche decide que la mejor opción para detenerlo es tirársele encima de la espalda, y como Vic es enorme, no logra derribarlo del todo y él se pasea y se retuerce con Marsh encima mientras lo llama muchísimas cosas que no repetiré para nada. Ninguno de nosotros se ríe, pero el chico sí, muy por lo bajo, y el novio de la chica de cabello negro también pero muy, muy fuerte y eso logra enfurecer a Vic de nuevo. Se sacude especialmente fuerte y logra tirar a Marsh al suelo.

Cassidy y DakotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora