¿Mejores Amigos? [Mikayuu]

Capítulo 1

—Yuu-san —escuchaba decir a Shinoa—. Yuu-san.

—¿Qué quieres Shinoa? No estoy de humor para tus bromitas.

—No es ninguna bromita —se acerca y pone una mano sobre mi hombro—. Mira quien viene ahí.

Volteo hacia donde ella me indica, y veo a aquel rubio que es dueño de mis suspiros.

—Yuu-chan —Mika me alcanza y besa mi mejilla.

Este tipo de acciones hace que me ponga muy nervioso.

—Hola Mika —sonrío por debajo.

—Quiero contarte algo muy importante Yuu-chan —me dice—. Pero creo que te lo diré a la hora del receso.

—Está bien.

Caminamos hacia el salón. Shinoa siguiéndonos un poco atrás.

Mientras hablabamos sobre las clases y las tareas, vi a Lacus, el cual venía hacia nosotros junto con René.

—Mika-kun —se abalanzó sobre él para abrazarlo.

Frunzo el ceño al ver su acción.

Siempre hace lo mismo. Solo no lo golpeo porque Mika me odiaría si lo hiciera.

—Tranquilo Yuu-san —susurra Shinoa en mi oído.

Suelto un brinco cuando la siento cerca.

Esto parece un maldito dejavú. Constantemente se repite.

—¡Oh Mika! Necesitamos tu ayuda —dice Lacus apresuradamente—. No hicimos la tarea del profesor Guren. Pásanosla, por favor —suplica.

—¿Se puede saber por qué no hicieron la tarea?

René se acerca un poco más.

—Supongamos que Lacus se pasó toda la tarde de ayer observando a los maestros y a los alumnos.

—No es cierto René —sonríe ladino.

—No sabes —dice Shinoa, detrás de mi—. Eres un pervertido Lacus.

—¡Basta Shinoa! Nadie pidió tu opinión —dice Lacus.

—Yo sólo digo las cosas como deben de ser —sonríe.

—Bueno chicos —dice Mika—. Si no nos apuramos el profesor Guren entrará a clases y no tendrán la tarea.

—Tienes razón —dice René—. Vamos.

—Nos vemos en el receso Yuu-chan —me dice Mika y antes de irse me acaricia la mejilla.

Me quedo un momento callado, viendo como su cabello rubio brilla y se alborota cuando corre.

—Te va a pedir matrimonio —dice Shinoa.

—No seas tonta Shinoa.

—Bueno, entonces no sé —se cruza de brazos—. La próxima vez trata de esconder tus celos, no vaya a ser que termines matando al pobre de Lacus.

Se ríe.

—No lo golpeo porque no puedo hacerlo.

—Si claro —dice Shinoa—. Ahora vamos a clases.

Después de clases aburridas, por fin es hora del receso.

Salgo del salón y me dirijo al lugar donde Mika y yo siempre nos encontramos. Ese lugar es en el patio de la escuela, lejos de donde se reúnen los demás chicos y chicas.

Cuando me acerco Mika ya está debajo del árbol.

—Yuu-chan —sonríe.

—Mika —digo con la misma expresión.

—Tengo que contarte algo —dice sacudiéndome por los hombros.

—Aquí estoy para escucharte —digo colocando de igual manera mis manos sobre sus hombros.

—Bueno, pues... —Mika parece estar nervioso.

—Anda Mika, dímelo.

Su rostro se torna rojo, entonces pronuncia las palabras que nunca creí escuchar.

—Me gusta Akane.

Me quedo paralizado. Es como si un rayo me hubiera caído.

—¿Qué? —digo, con la boca y los ojos muy abiertos.

—Me gusta Akane —repite.

¡Mierda!

—¿La chica un año menor que nosotros? —pregunto.

—Ella misma —dice con su clásica sonrisa.

Esto no lo esperaba.

—Lo sé —dice—. Me va a llevar la policía.

Ríe de verdad.

Yo finjo reír.

—Idiota —no lo digo por su broma, lo digo porque en verdad lo es.

—Yuu-chan, ella es muy bonita —toma mis manos y empieza a dar vueltas.

—Aguanta Mika —digo, él para—. Pues... que bien.

—¿Solo eso Yuu-chan? —me mira con el ceño fruncido—. Tu mejor amigo está enamorado y tú solo le dices "Está bien". ¿Qué clase de amigo eres? —finge llorar.

El amigo que está enamorado de ti.

—Pues que quieres que te diga, yo no soy estúpidamente cursi como tú —refunfuño, escondiendo mi verdadera postura.

—¡Rayos Yuu-chan! Ahora me siento como una colegiala —me abraza.

No, no eres una colegiala,  eres incluso mejor que una de ellas, Mika.

—Tonto —digo, correspondiendo al abrazo.

Sí, tonto Mikaela.

Tonto y estúpido Mikaela.