Resfriado

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Narra Dipper

Bill se había estado comportando extraño desde la despedida de mis padres. Se veía diferente y pasaba demasiado tiempo a lado de Lirio, me sentía algo olvidado pero trataba de negar ese sentimiento.

La nieve cubría todo el bosque y el pueblo, el frío abundaba en todas partes a pesar de que la primavera arribaría en menos de un mes. Esa noche fue la más helada de todas, ni el calor de la estufa encendida parecía calentar nada.

Tenía mucho frío.

Enrede mi cuerpo entre las mantas en mi cama mientras abrazaba mis piernas tratando de mantener calor.

–¿Dipper?– escuché la voz de mi hermana

Entró en el cuarto sin tocar, como era su costumbre, miró a los ojos que sobresalían entre tantos cobertores. Asomé la cabeza y la miré.

–¿Estás bien?– dijo algo seria

–S-Si, solo hace mucho frío

Me miró extraño, se acercó lentamente a mí, buscó mi frente y la chocó contra la suya.

–Tienes fiebre– susurró –Ya se me hacía extraño que no te hubieras enfermado

Mi cuerpo temblaba y la calidez del cuerpo de Mabel me reconfortaba. Apoyé mi cabeza contra su pecho y cerré los ojos.

–¿Tu crees que tengo fiebre?

–Sé que tienes fiebre– contestó

–Awww que lindos– se oyó a Lirio desde la puerta –¿A esto le llaman hermandad? Es muy tierno

–Tiene fiebre, parece un gatito cuando se enferma

–¿Necesita medicina? Puedo hacer unos remedios y-

–Sé donde conseguir su medicamento, cuidalo mientras voy por el– interrumpió a la chica

Se escuchó un golpe del pequeño corredor y un Bill agitado llegó. Llevaba guantes, bufanda y botas a pesar de estar dentro. No se veía casi nada de su cuerpo.

–¡Yo me quedo a cuidarlo!– empujó a la pelirroja

–¡Idiota ten cuidado! – se quejó la chica

–¡Calla estorbo!

Me removí mientras mi gemela me abrazaba, el ruido me parecía muy estresante. Mi cabeza palpitaba.

–¡Callense!– se interpuso Mabel mientras se alejaba de mí –Bill, vienes conmigo, necesito tu ayuda para conseguir su medicamento. Lirio te quedas a cuidarlo, trata que no se caiga tratando de hacer alguna cosa, se mueve mucho cuando la fiebre empeora.

El rubio estaba a punto de quejarse cuando la castaña lo tomó por la bufanda y lo llevó fuera.
Lirio me miró y sonrió, se acercó a mí como una madre a su hijo enfermo.
Me quitó las mantas y se acostó a mi lado, dejando caer mi cabeza en su pecho. Era cálida.
Acarició con delicadeza mi cabeza haciendo remolinos con mi cabello.

–Sabes...– dijo –A Bill no le gusta que salga a cazar, pero anoche capturé un ave, la prepararé para que comas.

Su voz era muy suave. Parecía diferente a otras veces, cuando era muy agresiva.

–¿Te sientes bien? – susurré –Pareces otra persona

–Soy otra persona, soy muchas personas al mismo tiempo tratando de coexistir– contestó –¿Te desagrada eso?

–No, me gustas así– la abracé, me gustaba que me trataran así cuando me sentía mal

–Te pareces a ella– susurro

NO ME DEBO ENAMORAR (Billdip)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora