Epílogo

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Pasó un mes luego de la muerte de Bill.

Obviamente el mundo se detuvo por un segundo, todos entendieron que el demonio había estado bajo mi techo y había ido de casa en casa durante un años, oculto, sin que nadie se diera cuenta; pero parecía que costaba trabajo entenderlo por completo, ¿cómo alguien que se había mostrado tan tranquilo escondía una personalidad tan salvaje? . Luego de no encontrar respuesta a nada el mundo siguió su curso. 
En el trabajo las cosas se manejaban a un ritmo más lento pero continuo, mis amigos seguían sus vidas como si nada, incluso en la cabaña comenzaron la construcción de dos cuartos traseros para que mis tíos pudieran tener un lugar más tranquilo donde vivir y algo apartado del escándalo de los turistas.

Todos regresaron a sus vidas normales. Todos excepto yo.

Cuando el murió una parte de mí también.

Me quedaba en casa todos los días, prácticamente no salía de mi habitación. Lirio se había quedado conmigo así que no estaba completamente solo, ella me ayudaba con la limpieza diaria, iba de compras e incluso cocinaba, así que yo me limitaba a estar en mi habitación lamentandome. La pelirroja, que ahora pedía que la llamase Ayame, se iba de caza de vez en cuando pero siempre regresaba para cuidar de mí.
Mi hermana había pasado su examen de reingreso, estuvo a punto de rechazarlo pero la convencí de dejarme, no podía seguir deteniendo su mundo, aunque yo hubiera parado el mío. Ella me hablaba todos los días, igual se mensajeaba muy seguido con la pelirroja.
Mis padres igual me hablaban seguido, tanto mis tíos como los demás en el pueblo optaron por dejar las rarezas del pueblo para la gente del pueblo, hubiese sido complejo explicar a mis padres que el rubio era un demonio y que el tío Ford le disparó con un arma especial que destruye las moléculas. Ellos sabían que estaba sólo, pero creían en la historia de que Bill había partido a ver a su familia y tal vez volvería en un tiempo.

Ojalá eso ocurriese.

Durante los últimos días había tenido vómito y una horrible fiebre, así que eso solo empeoraba mi depresión.

...

Era de mañana cuando alguien tocó a mi puerta. Lirio había salido a cazar así que no volvería hasta dentro de algunas horas, en ese momento yo estaba hecho un ovillo en mi cama, mirando los brazaletes que Bill me había regalado, el mío y el suyo, lo único que me quedaba de él.
Los golpes al portón persistieron así que tuve que pararme a abrir, parecía ser importante.

Abrí la puerta y me sorprendí al ver a un chico peliazul con una sonrisa triste en el rostro saludando luego de mucho tiempo.

-Hola niño- dijo con voz suave

Lo observé de pies a cabeza y me sorprendió encontrar una pequeña criatura acurrucado sobre su pecho.

-Ese es... - señalé al bebé

-Mi hijo, si- se formó una sonrisa boba en su rostro - Su mellizo se quedó en Reverse Falls, su padre la cuida

-Felicidades - trataba de sonar contento o emocionado por su nueva familia, pero no podía expresar nada.

-Lamento no haber venido antes - dijo el chico en la puerta

-Estabas ocupado, pasa

Luego de que él entró cerré el portón y nos dirigimos a la sala. El televisor se mantuvo apagado y el bebé estuvo durmiendo en todo momento. El cabello castaño con pequeños mechones rubios del niño llamaba mi atención, pero no pensaba hablar sobre ello, sólo no quería hablar demasiado.

-Lamento lo de mi hermano, es un idiota por dejarte de esa manera--dijo  pero no contesté - Se que estás sufriendo, pero creo que es momento de que tú igual lo dejes ir, todos en el pueblo siguen sus vidas

NO ME DEBO ENAMORAR (Billdip)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora