En ocasiones lo inevitable se vuelve nuestra realidad, aunque deseemos con todo nuestro corazón lograr un cambio en alguien, en la mayoría de los casos, no se logra el propósito. La mente e ideales de las personas pueden llegar a ser un camino de grandeza y bendición para algunos, mientras que para otros, solo los lleva a la angustia y perdición. Amar a alguien no tiene absolutamente nada de malo, pero amarlo y ser acusado por hacerlo... esa es otra historia.
Quise mucho a Sara, era mi amiga, mi confidente y la razón de mis sonrisas, pero perderla fue el dolor más grande que sentí en aquellos días. Me sentía solo sin tener aquel rayo de esperanza conmigo, porque eso se había convertido ella para mí, en esperanza.—Sara mi amor, no llores por favor... —quiero consolarla, deseo desaparecer su dolor.
—Vitya, mi Vitya, solo déjame olerte... —¿Mi olor?
—¿Puedes identificarlo?
—Sabes que no, mi Vitya... pero, inconscientemente, me recuerda al viñedo de mis abuelos en Italia, a lado de él, tenemos plantíos de frutos rojos. Tu aroma me recuerda a mi hogar.
—Sara...
Sus labios me saben diferentes, son amargos, pero no se asemejan a su aroma... su estúpido aroma, ¿por qué me tiene que recordar a él?, pero ella no es culpable de mi fantasía infantil. ¿Qué estarás haciendo en estos momentos, Yuuri?
—¡Viktor! ¡Sara! ¡¿Se encuentran bien?! —interrumpiendo siempre en los momentos más inesperados—, perdón por molestarlos jejeje, pensé que estaban en problemas.
—No te preocupes, estamos bien, solo fue un pequeño inconveniente.
—Saben, algunas personas consideran como afrodisíaco los problemas. — Ahora sí lo mato.
—¡Giacometti!
—Ya pues... qué sensible, no aguantas nada. Solo quería asegurarme que estuvieran bien y recomendarles que mejor se den amor en otro lugar... ahorita ya no hay nadie por aquí, pero pueden verlos y pues, ya saben.
—Sí, Chris. Tú tranquilo yo nervioso.
—Gracias por preocuparte por nosotros, Chris —ella es sumamente dulce.
—No hay de que, Sara. Solo haz feliz a este cabeza hueca, solo Dios sabe que lo necesita.
—¡Christophe Giacometti!
—Ay, ya pareces mi madre. Nos vemos al rato, chicos.
A donde quiera que vaya, me aseguraré que Chris esté conmigo. Será un bromista boca floja, pero es mi bromista boca floja.
Los días siguientes no han cambiado en lo absoluto, sigo recibiendo insultos y amenazas de algunos alfas y pocos betas. Lo bueno es que esto solo me ocurre a mí, no deseo que alguien toque a Sara... ¿será que puedo llamarle "mi Sara"?... no, aún no.
Estos rumores se vuelven peligrosos cada vez más, hoy me han golpeado con un balón en el rostro, esta vez no estuviste aquí para detenerlos. ¡¿Por qué demonios no puedo olvidarte?!. Detesto tenerte en mi mente, no poder sacarte de ella. Cuando me encuentro con Sara todo queda a un lado y únicamente estamos ella y yo... ¡¿por qué no puede ser así siempre?!, ¿por qué invadir mi felicidad? ¡tú te encuentras en los brazos de otra!. Recibiendo sus caricias, sus abrazos y... entrelazando sus labios. ¡No!, ¡¡maldita sea!!... ¡solo déjame olvidarte!
—¿Vitya?... ¡Vitya!
—Perdóname, Chris...
—Vitya... estos rumores y los problemas te están consumiendo por completo.
—No ocurre nada, Chris. No tienes que preocuparte.
—¿No preocuparme?... ¿estás bromeando verdad? No ves lo que esto te está haciendo. Eres el mejor en casi todo lo que respecta, y ahora por todo esto, estás descuidando todo lo que has construido. Tu danza, tus notas escolares, ¿qué te ocurre?
—Lo siento, Chris. No sé qué me ocurre.
—¡Viktor! —Es lo último que puedo escuchar.
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Mi camino hacia ti.
Фанфик[Omegaverse] Mi nombre no tiene tanta importancia, aunque ahora me encuentre en la élite de los omegas más cotizados, nunca podré olvidar de donde provengo. La razón por la que me he animado a relatar esta historia, es para que otros omegas no se s...