[Omegaverse] Mi nombre no tiene tanta importancia, aunque ahora me encuentre en la élite de los omegas más cotizados, nunca podré olvidar de donde provengo. La razón por la que me he animado a relatar esta historia, es para que otros omegas no se s...
Recuerdo la primera vez que estuve en tus brazos. Ese mismo día, el primer día en el que una persona me defendió, el día en el que no quise probar otro vino que no fueran el de tus ojos, el primer día que conocí lo que era el aroma que me atormentaría por los siguientes años.
Eras impresionante, cualquier movimiento lo realizabas con porte y gracia, tu hermoso cabello me recordaban a las frías noches sin estrellas en la gran ciudad de San Petersburgo, ¿acaso podría existir un ser más perfecto que tú?
Aunque únicamente eramos unos cachorros, tú de 8 años y yo apenas 6 años, todo tu ser me había enamorado con locura, pero no sabríamos que la tragedia nos tocaría en aquellos momentos, pues tú eras un alfa comprometido y yo un inocente que no sabía cómo sobrellevar mis sentimientos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Seguro que no quieres que le diga a Susan que te prepare Borsh?... ¡le queda delicioso!
—¡No!... no, no te preocupes por mi, me siento muy bien.
Mhm si como, este niño cree que soy tonto... yo sé que no se siente bien. Desde que llegamos a la casa no para de observarme, sé que soy extraño físicamente, pero no creo que sea para tanto, lo que más me intriga, es que siempre que nuestras miradas choca, sus cachetitos se vuelven rojizos. —¡No soy tonto, Yuuri!— ya me está comenzando a enfadar. —Yo sé que te sientes mal, tus cachetes rojizos me lo dicen, acaso...— tal vez, sea porque no quiere jugar conmigo —¿acaso es que no deseas jugar conmigo?— comienzo a sentir un pequeño dolor en la garganta, es agudo y siento como mi nariz se arruga un poco, mis ojitos, no puedo ver bien. ¿Estaré triste? —yo sé que soy raro, Yuuri. No serías el primero que piense eso...
—No llores —mis ojitos me molestaron y tuve que limpiarnos, sí, estoy llorando, pero cuando alcé mi mirada pude verlo. Su Aroma logra hacerme sentir más tranquilo. —No llores, Señorito Nikiforov, sí deseo jugar contigo— su mano, es tan suave y cálida, su caricia en mi mejilla me hace sentir muy extraño.
—Llámame Viktor, porfavor— allí va, esas mejillas... pero está bien, lo dejaré ser. —bueno si no me quieres decir por qué tus mejillas están tan coloridas, está bien, ¡pero entonces tendrás que venir conmigo quieras o no!
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.