15.

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El anhelo de tenerlo a mi lado, de sentirlo mío y yo de él. Despertar por la mañana y observar aquellos cabellos ébanos alborotados, con olor a su fijador de cabello, pues nuestras inquietudes nocturnas no nos permitían arreglarnos para descansar, esos pequeños detalles insignificantes para algunos, son los que me hacen despertar con una sonrisa dibujada en mi rostro, ya que su tranquila respiración es lo que me asegura mi felicidad.

Tal vez iniciamos como dos infantes desconocidos, tal vez nos apresuramos a desarrollar nuestra intimidad y tal vez éramos unos ilusos a nuestra corta edad, pero el anhelo de poseerte, de no separarme de ti era mayor que mi consciencia madura. Me había ganado la inquietud de hacerte llamar mío.

Unos desconocidos neutrales, pues nuestra amistad se había forjado años atrás, pero ahora ¿quién eras tú?, ¿sabrías algo de mi? No era el mismo infante que conociste, aquel ser lleno de inocencia había desaparecido, para demostrar a un omega pecador; lleno de rencores, egoísmo, narcisismo y dolor, pero también lleno de amor hacia la única persona que se encontraba en mis brazos en ese momento, la única persona que había estado esperando tantos años, pero me esmeraba por olvidar.

Sus dulces y roncos gemidos resonando en mi oído, su sudor mezclándose con el mío, sus dulces manos recorriendo mis piernas y tomando con desespero mi cadera. Mi alfa siempre protegiéndome con delicadeza, pero demostrando su claro dominio de mí.

La noche nos había apoderado, mi celo llegó en el momento menos esperado, adelantándose con mucha prisa, ¿quién iba a saber la razón? Ahora no puedo dudarlo en lo absoluto.
Aún recuerdo cada segundo de esa noche y yo sé que nunca abandonará mis pensamientos...

Las risas, los mimos y aquella mordida.

Me duele la cabeza, aún siento un ardor en mi abdomen, la sensación de culpa y un dolor en mi cadera

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Me duele la cabeza, aún siento un ardor en mi abdomen, la sensación de culpa y un dolor en mi cadera... ¿que ocurrió anoc... ¡oh por dios!

—buenos días mi Vitenka.

—¿Yuuri?— ahora lo recuerdo, mi celo... pero... ¡demonios!... —¡Yuuri!... por dios, por dios ¡perdóname!

—¿eh?— intento de levantarme de la suave y esponjosa cama con mucha prisa, pero el dolor se incrementa en mi cadera y entrepierna, dejándome aun entre la calidez y mi paraíso —Vitya, espera no te levantes así, podrías lastimarte.

—Yuuri perdóname, no quise molestarte...

—¿molestarme?...

— Yuuri ¡lo siento!— ¿como pude?, lleve mi rostro a ocultarlo entre las sábanas y mis rodillas. No me arrepiento, nunca lo haría, pues esto es un sueño; un hermoso sueño hecho realidad, pero ¿y él?

Comienzo a temer lo peor,su enojo, su arrepentimiento y espero con nervios su reclamo, uno inexistente, ya que sus hermosa voz llenó de calma mi ser.

—mi Vitenka— sus suaves manos entran en mi escondite y toman mi rostro para observar sus hermosas perlas rojizas.— nunca había experimentado lo que era la felicidad hasta este día, yo soy el que debería de estar avergonzado, no debí de dejarme llevar.

Mi camino hacia ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora