Los años habían transcurrido con mucha prisa, prisa que mi madre había notado en sus tiernos 23 años. No volvió a su hogar, si a eso podría haberle llamado hogar, solo tenía el temor de que sus hermanos menores siguieran por buen camino y que el alfa detestable de su padre, se apiadara de sus inocentes y puras almas.
Su suerte la llevó a la gran ciudad de San Petersburgo, dejando atrás todo lo que se le había considerado normal y habitual para ella. Por la falta de estudios que tenía, se le complicó demasiado conseguir un trabajo decente, en donde asquerosos y pervertidos, alfas y betas no quisieran utilizarla como aquel objeto sexual, en la cual demasiados omegas eran prisioneros tras aquellas injusticias ante esta sociedad.
Podrían tal vez llamarle suerte o milagro, pero mi madre terminó en las mejores manos que alguien, de su casta, podría tener. Habían transcurrido ya 3 años, en donde el día de su cumpleaños número 20 conoció al Alfa más bondadoso, que hasta la fecha ha conocido.
Su nombre era Sergei Vólkov, a la corta edad de 18 años había abierto su propio bar, que ahora era un muy conocido lugar en la gran ciudad de San Petersburgo. Años habían pasado desde ese momento, ahora era un anciano que a sus 65 años, los cuales no se le notaban a primera vista, tenía demasiadas anécdotas que lograban entretener y llenaba de sabiduría a la hermosa de mi madre, pero no todo podría ser maravilloso en esta vida, a la edad de 50 años él había perdido a su destinado y al amor de su vida, ¿por qué es que lo digo de esta manera?
—Sabes, Sasha, el amor de tu vida y tu destinado no son la misma persona, en la mayoría de los casos claro.
—¿Ya vas a empezar Sergei?... no buscaré una pareja, entiende.
—No te lo digo por eso Sasha. Si encuentras a tu pareja, créeme que sentirás como tu corazón se complementará.
—Sergei...
Mi madre se había convertido en la confidente de aquel bondadoso Alfa, pero no podía dejar de pensar en el dolor que el mayor sufría, cada vez que hablaba sobre el destino y el amor.
—Pero tienes razón, pequeña. Nunca encuentres a tu pareja... solo es una molestia. —Intentaba cada vez sonar bromista, pero en sus ojos no podía esconder aquella amarga tristeza que lo carcomía todos aquellos años de soledad. –Encontrar el amor, es solo postergar el dolor inminente de su pérdida.
—Sergei, ¿podrías volver a contarme cómo lo conociste?, sabes que amo esa historia —mi madre sabía lo feliz que lo ponía cada vez que contaba aquel hermoso relato, demostrar que las coincidencias no existían, ese era la razón de vivir de Sergei, y la mía también.
—Era una noche de invierno, era cerca las fiestas navideñas, y como sabrás aquí no se festejan tales cosas... —su sonrisa no dejó de brillar cada vez que se acercaba a aquel dulce momento —Y fue exactamente en ese momento que lo vi, entró a mi bar para encontrar refugio y una bebida, sus gustos eran realmente patéticos, pidiendo un cóctel dulce, siempre intenté que probara licores realmente buenos, pero nunca lo logré. —su risa era realmente contagiosa— Y pues paso lo inminente, en el momento en el que observé sus hermosos ojos azules, me perdí en ellos, era realmente hermoso, el omega más precioso que he conocido en esta vida. —sus ojos brillaban cada vez que lo describía— Sus largas pestañas en realidad eran las protectoras de los ojos más peligrosos que he visto, ya que sus ojos podrían enamorar a cualquiera en los que se posara.
—Sergei... en verdad me haces desear haberlo conocido...
—Y por supuesto que sí lo hubieras querido conocer, realmente era muy parecido a ti ¿sabes?, creo que se hubieran llevado muy bien ustedes dos, él también era tan huraño y pensaba que el amor no existía... ¿Te recuerda a alguien?

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Mi camino hacia ti.
Fiksi Penggemar[Omegaverse] Mi nombre no tiene tanta importancia, aunque ahora me encuentre en la élite de los omegas más cotizados, nunca podré olvidar de donde provengo. La razón por la que me he animado a relatar esta historia, es para que otros omegas no se s...