Un coche algo desviado y con algunos nuevos golpes frenó en seco en un intento muy fallido de aparcar delante de la puerta del enorme hospital. Los cinco chicos bajaron apurados del coche y entraron corriendo al edificio.
-Bien, hay que dividirnos.
Habló el de rojo, y los otros cuatro se limitaron a asentir. Los cinco hermanos estaban angustiados ante la idea que Osomatsu les había presentado respecto a Karamatsu y a pesar de acabar de llegar al hospital, no hacía falta dar más explicaciones que esas.
-¿Pero cómo? ¿Y adónde crees que irá? -preguntó el de verde, que a pesar de ser quien siempre analizaba la situación, estaba demasiado nervioso como para pensar.
-Son pastillas, irá al baño. -pensó el cuarto en su lugar, quien veía muy obvia la respuesta y pensaba que sólo estaban perdiendo tiempo. Tiempo que no tenían.
-Pues iremos a todos los baños que haya. Choromatsu e Ichimatsu conmigo. Todomatsu y Jyushimatsu, iréis juntos. -habló Osomatsu, liderando, y todos estuvieron más que de acuerdo con él.
-Nos vemos luego. -dijo Todomatsu, antes de salir corriendo para buscar junto al amarillo.
-Con Karamatsu a nuestro lado. -dijo Choromatsu, convencido como pocas veces lo habían visto. Osomatsu asintió con una sonrisa decidida y los demás lo imitaron. Decidieron ser optimistas tal y como solían ser.
Los más pequeños empezaron a correr, evitando a la gente con cierto cuidado e inspeccionando atentamente la planta baja, donde era poco probable que él estuviese, pero debían asegurarse. No debían arriesgarse a no peinar una zona en un momento así.
El de rosa iba por detrás del amarillo, que corría con más rapidez debido a su capacidad atlética de la que podían sacar partido para ir más rápido. Todomatsu mordía su labio con fuerza, puesto que por molesto que fuese a veces, seguía siendo su hermano mayor. Aquél idiota obsesivo del brillo y que tanto cuidaba de él en los momentos necesitados. No quería pensar en la opción de perderle.
Jyushimatsu también pensaba en ello. Era uno de los hermanos que había sido más cercano a Karamatsu hasta que todo empezó. Hasta que el azul empezó a actuar extraño y a distanciarse, y el menor empezó a preocuparse. Ya no cantaban en el tejado o salían a pasear. Ya no pasaban tiempo juntos. Ya no. Y quería recuperar aquello que él mismo se había arrebatado.
Ichimatsu, junto a sus dos hermanos mayores, vigilaba la segunda planta. Al ser tres, decidió salir por su cuenta para poder facilitar las cosas. Y como había hecho recientemente, pensaba. Pensaba en su hermano azul. En su sonrisa, y su doloroso comportamiento del que solían burlarse. Y le parecía irónico, pues ahora lo que más deseaban era devolverle aquello que tenía al chico. Y se sentía culpable, pues a pesar de que él siempre había creído en él, Ichimatsu no había hecho lo mismo. Ichimatsu lo había golpeado, humillado y maltratado. Y no podía sentirse peor.
Choromatsu observaba a su alrededor, acompañado por su hermano mayor que parecía igual de angustiado. Normalmente trataba de actuar tranquilo, pero al fin podía verle en su verdadera forma.
Desesperado, dolido y culpable.
Tal y como todos se sentían.
Choromatsu por su parte, pensaba en Karamatsu como un hermano algo patoso y fácil de engatusar, pero generoso y amable. De vez en cuando era un idiota, y otras veces era un chico muy enterado de lo que sucedía. Pero si en algo podía coincidir, es que siempre había estado allí para ellos. En que era un buen chico, dispuesto y protector. Y también podía decir que, a pesar de no ser los más cercanos, le quería. Porqué eran hermanos, y aunque pensaran que no tenían nada en común, algo más que la sangre acababa uniéndolos.
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Happy Pills. | Osomatsu-san.
ФанфикTodos conocen a Karamatsu Matsuno como el segundo de los sixtillizos, alguien narcisista y despreocupado pero amable y bondadoso. Alguien vergonzoso y doloroso. Una persona que recibe desprecios a diario. Y él, empezará a cansarse de ello. De ser él...