Jyu-san.

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-¿¡Cómo que no puedo pasar!? ¡Soy su hermano mayor! -gritaba, siendo agarrado por el amarillo. En caso contrario, se hubiese lanzado como un depredador sobre su presa hacia el doctor.

-Señor, entiendo su frustración pero calmese. El paciente está grave y hasta que no lo hayan atendido no podrá usted pasar a verle. -dijo, siendo lo más amable y tranquilo que pudo a pesar del trato que estaba recibiendo. Entendía su dolor, pero no podía hacer nada.

-¡A la mierda con calmarme! ¿¡Cómo quieres que me calme!? ¿¡No te enteras o qué!? -cuestionaba, tratando de soltarse de Jyushimatsu, que sólo lo agarraba más fuerte para que no pudiese.

-Osomatsu nii-san... -lo llamó, y el nombrado miró a su hermano menor y luego al doctor. Chasqueó la lengua con molestia y en cuanto el amarillo lo soltó, guardó sus manos en los bolsillos de su sudadera. Ahora, caminaba por la sala de espera con cierta ira.

-¡Mierda! ¿Quién cojones se cree? -preguntó, aún sin creerse que no le dejaran ver a su hermano.

-El médico que está atendiendo a nuestro hermano, supongo. -respondió con cierta ironía.

-Mierda, mierda y más mierda. -maldijo, y el amarillo sólo rodó los ojos.

-Por mucho que digas mierda, las cosas no van a cambiar.

-Ya lo sé, joder. Las cosas no van a solucionarse con mi actitud. Lo sé mejor que nadie, joder.

-Y ahora dices joder.

-Sí, porqué soy un mal hablado de mierda que esta muy cabreado porqué no le dejan ver a su hermano. -dijo, y paró de hablar de aquella manera para cambiar de actitud. -Aunque quizás no debería.

-¿Qué? -ahora, Jyushimatsu estaba completamente confundido por ese comentario tan inesperado.

-¿Por qué debería verlo? Al hermano al que le arruiné la puta vida con mis bromas y comentarios de mierda llenos de desprecio. ¿Y si él quería morir? -habló, y el amarillo no iba a permitir que siguiese culpándose a él mismo de aquella manera.

-Osomatsu nii-san, para. Ahora eres tú quien no se entera. La culpa no es tuya, sino nuestra. De los cinco, y me atrevería a decir que Karamatsu nii-san también tiene parte de culpa. Podría habernos explicado que le dolían esas palabras. -argumentó el menor, pero no iba a durar demasiado.

-Te equivocas, Jyushimatsu. No nos dijo nada porqué no quería molestarnos. Porqué creía que era una puta molestia. Y eso es culpa nuestra, no suya. -habló Osomatsu, rompiendo el esquema que había seguido para decir lo anterior. Agachó la cabeza con vergüenza y arrepentimiento por aquello.

-Perdón, no recordaba eso...

-No te disculpes. A pesar de que los cincos seamos los culpables, tu eres el que mejor trataba a Karamatsu. El único que estaba con él.

-Aún así...

-Y yo, su puto hermano mayor, no he sido capaz de hacer una mierda por él. Tanto, quizás él quería morir. Y esto, era un intento de suicidio. -hablaba de forma grotesca, pero causada por la frustración que sentía con él mismo.

-No lo era. Porqué él nos quiere mucho, nii-san. -ahora, hablaba con su típica sonrisa pero con lágrimas bajando por sus mejillas.

-Aún así, soy un hermano mayor horrible. No he podido ayudarle, ni a él ni a nadie. -dijo, con sus ojos cristalizados y apartando la vista de su hermano para que no le viese así. El amarillo, en cambio, no dejaba de mirarle. No iba a rendirse.

-Aunque no lo veas, si pudiste ayudarnos. A nosotros. A Karamatsu nii-san. Sabes que él te admira mucho, ¿no? -cuestionó, y aquella declaración dejó atónito al rojo. A pesar de todo, él lo admiraba. A pesar de ser tan semejantemente idiota con él a todas horas. -Te ve como un gran hermano mayor. Y aunque no lo creas, lo eres. -dijo, con una sonrisa alegre y llena de confianza -Además...

Happy Pills. | Osomatsu-san. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora