Go.

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Karamatsu llegó a casa, sin querer llamar la atención de ninguno de los presentes allí. Abrió la puerta haciendo el menor ruido posible, pero cuando la cerró tras y él y se dió la puerta, tenía a sus cinco hermanos frente a él, observándole fijamente con una sonrisa tan forzada que era tenebrosa.

-Karamatsu nii-san, bienvenido a casa. -saludó el más pequeño de todos, con una pureza que siempre mostraba en su tono de voz y una dulzura en su sonrisa. El azul saludó con la mano, tratando de actuar normal aunque esa situación no lo fuese en absoluto.

-¿Dónde has estado? -preguntó el verde, curioso por saber la respuesta. Quizás podrían obtener algo sabiendo a donde iba, y poder así ayudarlo.

-Con Chibita, en su puesto. Me ha dicho que os recuerde que aún le debéis dinero. -comentó, quitándose los zapatos para poder pasar de la entrada al pasillo junto a ellos. Choromatsu le mostró una sonrisa y siguió con su plan.

-Está bien, ya le iremos a ver para pagarle. Ahora, porque no cena- -ofreció, pero se quedó a mitad de frase cuando Osomatsu, el mayor de los hermanos destrozó su plan de actuar normales y no lanzarse a preguntas con una simple frase.

-Karamatsu... ¿Hay algo que no nos hayas contado? -cuestionó el rojo, cruzado de brazos y sonando muy serio para ser él. El nombrado se puso tenso al oír esa insinuación, pero no dejó de sonreír para disimular aquellos nervios.

-¿Qué? No. No hay nada que no sepáis de mi, hermanos. -mintió descaradamente, para no tener que preocuparles más todavía. Osomatsu lo observó de arriba a abajo con desconfianza, ya que no se creía su afirmación.

-¿De verdad? Sabía que se te daba bien el teatro pero se acabó, Karamatsu. Cuenta a tus hermanos que te pasa. -pidió, con un tono lleno de firmeza y exigencia que no venía a cuento en esas situación.

-Chicos, no me pasa nada, lo prometo. -insistió, pero nadie se lo creía. Y el rojo no tardó en seguir forzándole a hablar.

-Has estado muy raro últimamente. ¿Eso es "nada" para ti? -cuestionó, y el azul tragó saliva nerviosamente. Tanta pregunta e insinuación le estaba poniendo nervioso. No sabía que hacer además de mentir.

-Osomatsu, lo estás agobiando. -advirtió Choromatsu, siendo completamente ignorado por el susodicho.

-De veras que estoy bien. Sólo... Algo cansado. Ahora si me disculpáis, iré a dormir. Lo siento. -dijo, y se abrió paso sin decir nada más para subir por las escaleras hasta su habitación.

-Karamatsu nii-san... Si te pasara algo... ¿Nos lo dirías? -preguntó el verde, con más calma e ignorando su propio plan para crear el plan B. Un plan donde tratarían de tratar hablar con Karamatsu y no fingir nada. Pero con calma.

-Claro que sí, Choromatsu. Buenas noches. -se despidió, y acabó de subir las escaleras. En cuanto oyeron la puerta cerrarse, el tercero de los hermanos dió un empujón al primero, sorprendiendo a los otros tres, pues él solía mantener la calma siempre.

-¿¡A ti qué te pasa, Osomatsu!? -exclamó, agarrándole del cuello de la sudadera con rabia. El rojo miró con desprecio a su hermano y se soltó de su agarre con un cabezazo para ser él quien le empujase esta vez, tirándole al suelo.

-¿¡Y a ti!? ¿¡Vamos a seguir fingiendo que es el de siempre!? -preguntó en un grito lleno de ira. Choromatsu chasqueó la lengua y se levantó del suelo, dándole una patada a su hermano mayor para que cayese él esta vez.

-¡No te hagas el buen hermano mayor! ¡Ni tan sólo te habías dado cuenta de que había cambiado! -le reprochó, y eso sólo enfureció más al rojo, que decidió tirar al suelo de nuevo a su hermano sin tan siquiera levantarse.

-¿¡Y tú si!? -dijo con un tono sarcástico

-¡Sí, prácticamente todos habíamos notado algo raro en él! ¡Eres tú quién nunca nos presta atención!

-¡Sólo tienes envidia porqué soy el mayor, Choropajerovski! ¡Siempre intentas actuar como el responsable pero sigues siendo un nini como nosotros! -se burló de él, con una risa sarcástica y pensando que había ganado al verde.

-¡Al menos yo me esfuerzo por ayudar a mis hermanos! ¡Tú ni tan sólo notabas a Karamatsu o decías cosas hirientes hacia él sin pensarlo! Eres el peor de los hermanos mayores. -le recordó, y el rojo le miró de nuevo con odio. Alzó el puño para golpearle en la cara, pero la mano de uno de sus hermanos le detuvo. Jyushimatsu había parado el golpe que iba a recibir Choromatsu en el rostro.

-¡Chicos, calmaros de una vez! ¡Así no vamos a solucionar nada! -intervino el más pequeño de los hermanos, el rosado, quien realmente odiaba ese tipo de situaciones. El verde miró al rojo y suspiró arrepentido y cansado, rindiéndose por completo en aquella absurda pelea.

-Totty tiene razón... Perdona, Osomatsu nii-san. -se disculpó, esperando una respuesta por su parte con una sonrisa de pena. El mayor de los Matsuno suspiró y extendió la mano hacia su hermano que aceptó con amabilidad.

-Lo mismo digo, Choropajerovski. -dijo, agitando la mano en forma de reconciliación. Todomatsu suspiró aliviado al ver que ya no iban a pelear más.

-Ahora que estamos más calmados, vayamos a cenar. Hablaremos sobre esto mientras lo hacemos. -dijo el rosado, con una sonrisa satisfecha y con sus manos en un hombro de ambos.

-¿Qué hay de Karamatsu? No podemos dejarlo sin cenar. -dijo Choromatsu, dirigiendo su mirada hacia las escaleras que antaño había subido.

-Habrá cenado en el puesto de Chibita. -habló el morado, quien había estado callado todo el rato.

-Ahora que lo pienso... Hace mucho que no cenamos con él. -reflexionó Totty, y Ichimatsu lo imitó.

-Le veo algo más delgado, ahora que lo dices. -comentó el morado, recordando la figura anterior y la del momento. Los ojos de Osomatsu y Choromatsu no mostraban más que terror y preocupación.

-Somos unos hermanos terribles. -murmuró Totty, notando los ojos llenos de lágrimas que estaban apunto de salir.

-¿Como no pude darme cuenta...? Dios, soy su hermano mayor y ni tan sólo lo conozco. No he podido ayudarle, ni tampoco hablar con él sin incomodarlo. -empezó a balbucear el primero de los hermanos, llevándose la manos a la cabeza con desesperación. Realmente era una situación horrible.

-Osomatsu, calmate ¿vale? No vamos a llegar a nada culpándonos ahora. Además, quizás son sólo impresiones de Ichimatsu. -trató de calmarlo el verde, quien no estaba seguro de sus palabras pero prefería ser positivo por una vez.

-Es cierto. Quizás cena a escondidas, o sólo. No creo que sea nada grave. -argumentó el rosado, sonriendo de nuevo ante esa posibilidad. Pero sus hermanos mayores pudieron notar sus nervios en sus palabras.

-Está bien. Vayamos a cenar. -concluyó Osomatsu, y todos asintieron conformes a la idea del rojo.

El azul, quien había escuchado toda la conversación, no podía sentirse peor. Sus hermanos estaban preocupados y se peleaban más de lo normal entre ellos por su culpa. Cuando pensaba que alejándose les hacía bien, la había fastidiado más. Pero esas insinuaciones se fueron a lo largo de la conversación, pues parecían estar bien. Preocupados, pero bien. Sólo debía cambiar su actitud frente a ellos, de nuevo.

Fingir que todo va bien suele ser complicado.

[...]

Happy Pills. | Osomatsu-san. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora