Nightmares ❥ʟᴇᴠɪ ᴀᴄᴋᴇʀᴍᴀɴ

09┇NUEVE

❝Encuentros 2/2.❞  

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Empezamos a caminar detrás de nuestros padres hacía la puerta doble, la cual tenía una A grabada en ella. Mi madre prosiguió a tocar el timbre con demasiado ánimo. El sonido sincronizado de unos zapatos de suela y de tacón no se hicieron esperar. La puerta se abrió de par en par, revelando a un hombre alto, de cabellera morena y una barba de tres días en su mentón.

— ¡Isaac, tanto tiempo! —exclamó con una sonrisa, abrazando a mi padre.

— ¡Kenny, viejo amigo! —respondió mi padre con igual alegría.

— ¡Julie! —habló una señora de cabello igual al brillante azabache. Salió por debajo de los brazos de mi padre y compañía, sin esperar que estos mismos acabaran el abrazo. Como una niña que no veía tanto a su amiga, abrazó a mi madre sin vacilar. Se encontraba bien arreglada, con un vestido gris pegado al cuerpo, el peinado era casual y para nada extravagante.

— ¡Kuchel!

Todos empezaron a abrazarse entre sí con tal confianza, que hasta no podíamos creer que no fueran nuestros tíos o algún familiar.

— ¿Son tus hijos? ¡Están tan enormes que no los reconozco! —habló pellizcando nuestras mejillas.

—Hola, señora —comenté algo sofocada, ante el apretón de mis cachetes. Sus dedos parecían pinzas, me sorprendía su fuerza y agarre.

—Buenas noches, señora Ackerman —saludó mi hermano, con su típica sonrisa.

—Oh, díganme Kuchel o como me decían de pequeños tía-kuchi.

—Hermana, deja de aplastar sus mejillas. Hay que entrar, la noche se pone helada —comentó el hombre llamado Kenny, sobando la espalda de la mujer.

Los miré a ambos buscando la respuesta de su comentario. Nunca supe que que eran hermanos, pensaba que eran pareja o algo por el estilo. No se veían muy iguales en mi opinión.

Todos entramos a una gran sala, el techo era de madera de un color café claro, combinando con el suelo blanco y brillante demostrando lo bien limpiado que se encontraba el sector. Había un gran modular, con libros y objetos de valor. Me acerqué a observar detalladamente las fotos, la mayoría eran de Kuchel y Kenny en diferentes situaciones, como en un restaurante de jóvenes, en una clase de preparatoria y usando disfraces de espías y payasos; las demás aparecían con un niño en sus brazos. Había una en concreto que me dejó pensando, era de ella y otro hombre medianamente alto y más que nada fornido, con una leve sonrisa en un altar, como si fuera un casamiento, ella se encontraba embarazada en la foto.

—Familia Suzune —comentó Kuchel, atrayendo mi atención. Parecía que sólo se refería a mí, ya que mantenía su vista en mi persona—, les presento a mi hijo, Levi Ackerman.

Fruncí levemente el ceño, encontrando la mirada de un joven alto y de cabellera oscura. Era el mismo chico que se había sentado a mi lado en la clínica. Se encontraba con un traje negro puesto, mientras que detrás de él había dos jóvenes más, un rubio, con una pelirroja de coletas.

—Y ellos son amigos de Levi. Isabel y Farlan —añadió la morena—. Como sus padres estaban trabajando en la clínica, les pedí cenar con nosotros.

—Buenas noches —hablaron los tres al mismo tiempo.

Un escalofrío inundó mi cuerpo cuando sentí sus miradas, parecían esperar algo de mí. Al ver de reojo a mi madre, esperando a que los saludara, forme una leve reverencia como hacía mi abuela, demostrando el respeto.

—Hola, soy Rin.

Mi acción parecía haberles caído de sorpresa. No acostumbraba a saludar de la mano o con un beso, al menos que la situación lo requiera y dependiendo mi postura. Quizás, había dado una mala primera impresión. Aunque al moreno lo había visto el otro día, y sentía la curiosidad en sus ojos nuevamente.

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