Nightmares ❥ʟᴇᴠɪ ᴀᴄᴋᴇʀᴍᴀɴ

12┇DOCE

❝Propuesta. ❞

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Había mucha oscuridad, demasiada. Mi cuerpo se sentía ligero entre todo el vacío del lugar. ¿Esto se siente al morir? Me sentía bien, era agradable, aunque el frío llegaba a causarme espasmos hasta en los huesos inexistentes. A lo lejos podía escuchar voces poco nítidas.

«—Lo siento, mocosa.»

La voz, esa voz... ¡Era de la doctora! Entonces era un sueño, no mi muerte. Siempre era la misma frase, junto a un cosquilleo en mis dedos.

«—Lo siento, Rin.»

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Abrí los ojos agitada. Mi mirada recorría toda la habitación con desespero. ¿No morí? ¿Desde cuándo me gustaba morir? Aquella voz femenina seguía en mis oídos, como si me guiaran a querer desconectarme con la vida e ir al más allá. Esto se volvía una pesadilla, me estaba hartando de escucharla cada vez que cierro los ojos.

Pasé una mano por mi rostro, acostándome de nuevo. El techo tenía un color anaranjado por la luz de afuera, se notaban más las grietas y los agujeros negros en las sombras. ¿Qué se sentiría despertar en una de esas mansiones? Siempre me dieron miedo, pero tener una lujosa pared que no se rompiera, era mejor.

— ¡La comida!

Aquella oración hizo que me sentara en la cama. ¿Qué día era o qué había pasado ayer? No recuerdo mucho de lo sucedido. Mi memoria recordaba solamente el sueño y la voz. Al agarrar el celular que se cargaba en la mesa de noche, hicieron que mi respiración casi se saliera. Era viernes, una semana después de salir del hospital. ¿Qué hice en toda esa semana? Cuando escuché nuevamente el comentario anterior, empecé a vestirme a las apuradas para ir al colegio.

Fui corriendo por el pasillo a tomar mi desayuno/almuerzo una vez vestida. El perder la memoria ya me estaba afectando, aunque no sentía necesidad de contarle a mis padres, los cuales actuaron como un día cotidiano. ¿Cómo les explicaré mi problema? No recordaba cuándo fue la última vez o desde cuándo empezó todo esto. Pero me asustaba.

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— ¡Rin! —exclamó una voz conocida.

Levanté mi vista de mi libro, mirando a todos lados. ¿Isabel me hablaba a mí? No recordaba que ambas fuéramos amigas del alma, tanto que se encontraba sentada al lado mío con una sonrisa de oreja a oreja. ¿Qué había pasado estos días?

—Hola... —murmuré confundida.

—Pues... te quería preguntar si querías o si podías... —comentó vacilante.

—Ir al campamento: "without rules". Van todos del curso —terminó por ella, otra chica con un acento extraño. Era alta y con una sonrisa amigable. Tenía facciones extranjeras, no la de un común británico que siempre observaba—. Celebraremos la salida del experiment... —Formó una mueca al ser pisada por otra chica casi igual. Parecían gemelas, pero su acompañante tenía anteojos y algunos rizos rubios—. ¡Del juego! Sí, eso.

—No, gracias.

Traté de poner mi atención al libro nuevamente, pero seguían llegando personas.

—Disculpa a mi hermana, es muy brusca al dar opiniones —opinó su hermana. Las miré nuevamente, con una mueca de nerviosismo. ¿Cómo podía negar si me insistían? —. Soy Ángela, pero muchos me dicen Hanji de cariño. Ella es mi gemela, Sara. Le decimos Sasha porque es el "cachorro" del grupo. En pocas palabras, es la glotona. Somos extranjeras y tenemos la beca en bellas artes, ¿y tú? ¿Cuál es tu nombre y apodo?

Parecían muy extrovertidas. Ángela tenía toque de ser la hermana mayor y la guiadora de su gemela. Hasta me comentó cosas para generar más rápido la confianza. Era inteligente.

—Soy Rin. Mi abuela me llama a veces como Sang Rim, por ser coreana.

—Entiendo —murmuró algo perdida—. ¿Y qué significa?

—Hermosa Gema —comenté algo melancólica. Mi madre siempre discutía con mi abuela, por lo que Rin es el resultado de aquellas peleas de hace años.

—Entonces, Sanan Rim —comentó confundida. Por lo que suspiró molesta por no poder articular la letra G—. Rin, ¿Vienes con nosotros? Sería divertido conocernos más entre todos.

No podía negar, ya me había acorralado.

—Claro, me gustaría.

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