Exo.

933 139 44
                                    

Tsuna extendió su manito hasta el pomo de la puerta, y la abrió mientras colgaba de ella debido a su corta altura.

Se soltó y cayó sin cuidado al piso, haciéndose un poco de daño en la cabeza.

—Ay —se quejó, levantándose con algo de esfuerzo y cerrando la puerta—. ¡Mamá, ia llegué!

—¡Bienvenido! —la mujer apareció por la puerta de la cocina y le sonrió.

El menor se quitó rápidamente las zapatillas y corrió a los brazos de su madre, que lo recibió gustosa.

—Mamá, hoy apendí muas cosa.

—¿En serio? —el castaño asintió—. Genial. ¿Por qué no nos lo cuentas a tu padre y a mí en la cocina?.

—¡Síí! —celebró el niño, aplaudiendo con sus dos manos mientras su madre se dirigía al azabache—. Hoa, papá.

Saludó desde los brazos de su mamá al azabache, que le dedicó una mirada y luego lo tomó en brazos.

—Hola, Tsuna. Hoy estás más feliz que de costumbre, dinos por qué.

—Hoy la maesta no ensenó cómo se hace lo bebé —sonrió, mostrando su blanca dentadura.

Ambos adultos se miraron.

Sabían que el pequeño atuncín sabría la razón tarde o temprano, pero por el momento le harían creer que la cigüeña los traía volando y se los entregaba a los padres.

Qué equivocados estaban al pensar que el castaño creía eso.

—¿Ah sí? ¿Y cómo se hacen? —el hombre de sombrero sonrió con burla.

—La maesta ijo que lo adres hace ago que se ama exo —sonrió orgulloso, ambos adultos abrieron la boca sorprendidos—. Lo papás le hace eto —formó un círculo con sus dedos y luego extendió uno más de su otra mano, introduciéndolo en el centro de su círculo. Reborn y Nana continuaron abriendo la boca todavía más de lo sorprendidos que estaban—, a la mamá. En la anza de la mamás  ece un bebé y depué de ueve mese nace. ¡Tarán!

A ese punto, los dos mayores tenían las mandíbulas desencajadas.

Tsuna no comprendía por qué sus padres tenían esas expresiones, ni mucho menos por qué el hombre de patillas rizadas tenía un aura oscura rodeándolo después de su relato.

—¿Qué maestra te enseñó eso, Tsu?.

—A maesta Madarame Mika.

—Gracias. Nana, cuida del niño, tengo unas cuantas cosas que hacer.

—Claro, querido.

La mujer tomó en brazos al pequeño y vio salir molesto a su esposo por la puerta de entrada.

—Se va a comer unas demandas... —murmuró la castaña con una sonrisa sádica.

—Y ambién unas bala.

Nana rió por el comentario de su hijo y lo sentó en una silla mientras le servía una merienda.

"Pobre alma en pena... Ñeh, se lo merece por pervertida". Pensó la mujer.

Hoa, gacias po lee! —Tunita bebé saluda (?)—. ¿Así etá bien?

Emm... sí. Gracias Tsunita~

En fin...(?) Espero les haya gustado el capítulo. Morí con la explicación de Tsuna, par favar :D Ah, lo escribí yo :v

Wueno, déjenme sugerencias de alguna cosa en especial que les gustaría ver porque esto promete y para bastantes capítulos :'D pero cortos D':

En fin x2 lov para todos <3 Tunita, saluda (?)

Chao~ —sonrió tiernamente(?)—

I miei giorniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora