Reborn apretó los dientes tan fuerte que un hilito de sangre recorrió su labio inferior, y cayó como gotitas en el suelo del balcón. El viento frío nocturno causó un pequeño temblor de su cuerpo y movió sus ropas mientras fijaba su vista en su puño apretado con todas fuerzas, impactando con el pacificador amarillo.
Usó su mano libre para resguardarse del frío, cubriéndose mejor con la tela de su abrigo y luego la introdujo en el bolsillo de su pantalón. Esbozó una sonrisa burlona al ver los rayos de luz como los del sol que atravesaban los espacios de sus dedos y llegaban a sus ojos.
—Fon, ha pasado bastante tiempo. ¿No crees? —habló a la misma nada, sin embargo a los pocos segundos transcurridos un segundo brillo pero ésta vez rojo apareció frente a él junto con un hombre de larga trenza, con una diminuta sonrisa curvada en su cara.
—Cierto, Reborn —respondió él, mientras dirigía su mirada hacia un costado suyo, donde claramente había una ilusión—. Mammon, anda, no seas descortés, saluda a Reborn.
—Hm... ¿Me pagarás por hacerlo? —asomó la cabeza de su ilusión y mostró una sonrisa avariciosa mientras extendía su mano y movía sus dedos ansiando una respuesta afirmativa.
—¿Aceptarás como paga mi puño en tu cara?.
—Buen punto —Viper se presentó de cuerpo completo a los otros dos, y mostró su mano en forma de saludo hacia el azabache.
Un nuevo brillo se apareció, Verde había llegado con su chupete parpadeando de su color respectivo con una sonrisa landina, y ni se molestó en mostrar un saludo.
—¡Reborn! —Lal apareció acompañada de Skull, que calmado caminaba con las manos en los bolsillos hacia los demás.
—Buenas —el arcobaleno de la nube sonrió amablemente, pasando sus brazos por los hombros de Reborn y Verde, que lo rechazó al instante y se separó a una distancia bastante importante.
A varios centímetros detrás, Collonelo era arrastrado de la oreja por su querida esposa Lal, que venía bastante molesta con él.
—No me alegro para nada de que hayan venido, pero pasen —el sol se hizo a un lado y señaló el interior de la habitación mientras uno a uno iban entrando. El único que quedó fuera fue Skull, y por ser muy lento según Reborn y Collonelo recibió una patada que lo mandó a volar hasta el interior.
El azabache cerró la puerta que daba am balcón y se sentó en la cama para dar inicio a la reunión del arcoiris.
—¿Para qué nos contactaste Reborn-kora?.
—Sí... Me pareció extraño que después de que pasó todo lo de la maldición hace años nos llamaras para una reunión oficial como los arcobalenos —Lal frunció el ceño y puso uno de sus dedos sobre su barbilla, planteándose todas las posibilidades mientras ignoraba las silenciosas súplicas de perdón del rubio.
El azabache agachó la cabeza, y juntó sus manos entrelazado sus dedos, apoyando sus brazos sobre sus dos piernas, suspirando pesadamente y tomándose unos segundos para pensar bien sus palabras.
Prefirió callar, y mostró el chupete anaranjado bien escondido entre su ropa, el cual brillaba al estar cerca de sus complementos.
Las caras de todos mostraron gran sorpresa. Llevaban muchos años en busca del pacificador y del cielo que debería poseerlo, sin embargo nunca habían tenido contacto con él y todas sus comunicaciones se habían cortado completamente.
—Creí que no tenías información acerca del pacificador y del nuevo cielo —Skull alzó una ceja con confusión, y llevó uno de sus dedos a su cabello para darse unos golpecitos en la cabeza. Le costaba procesarlo.
—Mentí.
—¡¿Huh?! ¡¿Y lo dices así sin más?! —en un arranque de ira, la peli-azul se levantó de su lugar y tomó de la camisa al sicario—. ¡¿Sabes cuánto tiempo llevamos buscando algún indicio del portador?!.
—Lal, deberías calmarte —Fon hizo el intento de detenerla, poniendo sus manos sobre sus hombros para separarla de su contrario, mas no logró nada.
—Tuve mis razones para no decir nada, pero, sinceramente, debo decírselo a alguien o me volveré loco.
Lal se rindió a la intriga y lo soltó, volviendo a sentarse junto con la tormenta para que si fuera necesario la contuviera.
—Mi hijo es el arcobaleno del cielo. Estoy con Vongola solo por eso, para proteger el secreto más grande de ésta familia —después de una larga pausa y un suspiro, se dedicó a soltarlo todo sin permitir interrupciones—. Hace años, después de su nacimiento, el Nono y yo hicimos un pacto: si se convertía en el Décimo, el secreto estaría a salvo y nuestra familia también.
—¿Qué demonios...? ¿Dices que un niño de tres años tiene esa cantidad de poder de nacimiento? —Collonelo estaba tan sorprendido que no usó su típica palabra al final de cada oración, y señaló la habitación de al lado incrédulo.
Asintió: —Los pacificadores brillan con más intensidad cuando están en manos o cerca de sus portadores.
Reborn los guió hasta la habitación con mucho cuidado de no despertar al castaño, y asomó su cabeza junto con el chupete. Tal cual lo había dicho, éste mostró un destello mucho mayor que el que emitía cuando se encontraba cerca del resto del arcoíris.
—¡Já! ¡Lo sabía! ¡Te dije G!
Giotto se encontraba fuera de la habitación, señalando con un dedo y una sonrisa arrogante a su pelirrojo amigo, el cual mostró una mueca de molestia y se cruzó de brazos.
El segundo fantasma se dio un facepalm, y el rubio finalmente se percató de la presencia de los arcobalenos. Sonrió nervioso y se marchó de ahí, seguido por su fiel mano derecha.
Tanto tiempo sin escribir aquí :v
La verdad no actualicé porque... porque el colegio consume mi tiempo y mis ganas de todo, además no me convencía nada de lo que lograba narrar. Así que :P
En unos tres o cuatro capítulos más haré el salto de doce años, me quedan un par de cosas que contar con el Tsuna de tres así que xD
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I miei giorni
Fiksi PenggemarLas vivencias de Tsuna y sus familiares llevan a sucesos inesperados y verdades jamás contadas.