I miei giorni

Especial. Día de la mujer.

Reborn movió levemente el cuerpo dormido de su hijo sobre la cama mientras llamaba su nombre.

Tsuna estaba despierto, muuuy despierto, pero si su padre pensaba que se iba a levantar a esa hora estaba desquiciado, y demasiado.

El azabache soltó un suspiró pesado y caminó hasta la puerta, pasándose en frente de ésta y dándose la vuelta sobre sus talones para mirar a su pequeño.

—Mamá se va a poner muy triste si su hijo no la saluda en su día especial... —usó un tono de voz suave y persuasivo, lo cual llamó la atención del menor—... Pero bueno, qué se le va a hacer, Nana va a comerse sola su pastel de fre--

—A toy depieto —antes de que siquiera pudiera acabar la frase, su hijo ya estaba levantado y cambiado para salir de casa a buscar el regalo de la mujer además del pastel.

El mayor rió y lo tomó en brazos, comenzando a caminar a paso tranquilo hasta las afueras de la casa.

Se adentró en el auto y acomodó a su hijo en el asiento trasero, colocándole el cinturón de seguridad. Después se sentó en el asiento del conductor y se puso su cinturón igualmente.

Colocó las llaves y puso en marcha el vehículo, mientras acomodada los espejos retrovisores y se cercioraba de que no había nadie detrás y avanzaba por el asfalto.

—¿A onde vamo? —preguntó el castaño emocionado, esbozando una brillante sonrisa y mirando a través de la ventana.

—Vamos a buscar el regalo de tu madre, hijo.

—¿Y qué le va a regaar?.

—Hace unos días mientras paseábamos vio en una vitrina un collar con un dije de corazón personalizado, además de que quería las piezas de un conjunto que hacía juego —explicó, sacándole al menor una duda interna al no lograr entender el significado de las palabras que eran tan complejas y su mente no lograba procesar. El azabache suspiró cansado, y añadió:—. Le compré un poco de ropa y un collar con su nombre. ¿Entendiste?.

—Í.

Asintió rápidamente. Cuando Reborn perdía la paciencia —y para colmo no tenía mucha—, era el mismísimo diablo.

Por suerte para la salud mental de ambos, el lugar no quedaba muy lejos de su hogar, así que en un par de minutos se vieron con las bolsas en mano volviendo a casa.

Reborn abrió la puerta haciendo el menor ruido posible y le permitió la entrada a su hijo. Tsuna entró corriendo y saltando de la alegría mientras sostenía las bolsas.

Para ser temprano tenía muchísima energía. Pero el tener de su lado a su hijo en ese plan reconfortaba un poco al hombre de patillas y le daba paz, por alguna razón que desconocía.

Entró también y cerró la puerta con llave.

—¡Sorpresa! —al voltearse se llevó el susto de su vida cuando vio al rubio sonreírle burlón, pero logró disimularlo.

—Oh, feliz día, Giotto.

—¡Oye!

A todo esto, Tsunayoshi se encontraba en el suelo curioseando las cosas que había llevado en las bolsas por más de que no tenía ni idea de lo que contenían.

Y, como no, Giotto comenzó su dramática escena de la Rosa de Guadalupe.

—Shh, calla.

Cozart apareció también, en un intento por acallar a su viejo amigo que no dejaba de exagerar la situación.

—Si despiertas a Nana y arruinar la sorpresa juro que te revivo y te vuelvo a matar, Giotto.

Sí, todo el respeto a Vongola Primo se había ido a la mierda desde hacía mucho tiempo... Ups, hablé de más.

—Hieres mi pobre corazoncito, Reborn.

Fingió llorar mientras hacía toda su actuación en los brazos del pelirrojo, el cual soltó un suspiro para no perder la paciencia.

Tsunayoshi tiró de la camisa de su padre, y el mencionado lo miró aburrido.

—¿Onde tá mamá?.

—Ah, lo olvidé —fulminó con la mirada al rubio, y luego le sonrió a su pequeño. Lo tomó en brazos junto a las bolsas y caminaron escaleras arriba seguidos de los fantasmas.

Tsuna tocó suavemente la puerta mientras la llamaba con suavidad y se adentraban en la habitación.

La cama se encontraba toda deshecha con una mujer de cabellos castaños dormida sobre ésta, que abrió sus ojos después de escuchar la vocecita de su hijo llamarla.

—¿Mmm?.

Sobó sus ojos para enfocar su mirada, y notó finalmente las figuras de cuatro personas, una de ellas con una bolsa grande en mano la cual le extendía.

—¡Sopesa!

Tsuna saltó a los brazos de su madre y la abrazó por el cuello, dejando un beso sobre su frente cariñosamente, acto que fue copiado por el hombre de patillas.

Los ojos grandes y marrones de la madre se llenaron de lágrimas finas y cristalinas que recorrieron sus mejillas junto a una sonrisa que se formó poco después.

De fondo se escuchaban los llantos dramáticos del Vongola en los brazos de su amigo, que con una cara épica palmeaba su espalda.

—Eto pa tí, mamá.

—Feliz día, amore.

—Gracias... No debieron molestarse.

—Para nada. No es ninguna molestia. Eres un ángel al cuidar de nosotros todos los días, y como tal te mereces todas las muestras de afecto que podamos darte —el azabache terminó de hablar y posó sus labios contra los de Nana, que le siguió el juego sin dejar de llorar.

Asímismo, el llanto escandaloso de Giotto aumentó la intensidad, de forma que Cozart terminó suspirando para abrazarlo más fuerte.

Aunque suena extraño. Dos fantasmas abrazándose... Bueno, me salgo de tema.

Nana se separó de su hijo y esposo, que se sentó a su lado en la cama para abrazarla. Ella rebuscó entre la bolsa, y lo primero que sacó fue un lindo conjunto.

Después, sacó un collar con un dije en forma de corazón plateado. Al abrirse contenía una foto de la familia, incluidos los dos fantasmas —la cual se habían sacado recientemente—y por la parte de atrás tenía grabado en letras cursivas "¡Feliz día de la mujer! ¡Te amamos, y gracias por todo!".

Con aquello las lágrimas de la mujer desbordaron como cascadas por sus ojos, mientras era consolada por los brazos del niño y del azabache.

OMG ESTO QUEDÓ MUY BIEN, NO ME LO ESPERABA :0

En fin, ¡muy feliz día a todas las  mujercitas del mundo que están leyendo esto!

La verdad no estaba planeado éste especial, quería hacer un one-shot dedicado exprésamente a esto, pero no pude por la inspiración así que aproveché que tenía que actualizar esta historia para hacerle su primer especial <3

Muchas explicaciones xD bais