Juramentos.

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—¡Sí! ¡Destaudante! —gritó emocionado el castaño al entrar.

—Shh.. Habla más bajito Tsuna.

—O siento.

Buscaron un lugar para sentarse mientras Reborn pedía las cosas en compañía de Nana, y el castaño se quedó a cuidado de ambos fantasmas que intentaban que la espera no se hiciera tan larga para el menor.

Ambos adultos agradecieron al señor de los pedidos y se alejaron un poco del grupo de personas para que no escucharan su conversación.

Reborn le señaló disimuladamente a su esposa las entradas y el techo del gran lugar, varias personas armadas y con comunicadores camufladas esperaban detenidas en esos lugares mientras observaban cada movimiento que los fantasmas y el pequeño niño tenían en la mesa mientras esperaban.

La mujer cambió su semblante preocupado a uno serio y miró de la misma manera a su esposo esperando una reacción de su parte, pero él solo señaló a Leon-pistola escondido en la manga de su traje, obviamente corriendo la precaución de que ninguna persona los viera, sino se armaría un caos incontrolable.

—No hay micrófonos aquí, así que podemos hablar tranquilamente, pero hay que tener muchísimo cuidado con estos hombres —Nana asintió—. En cuanto Tsuna se distraiga mientras comemos me iré por unos minutos y acabaré con ellos, cuida con tu vida el pacificador y a nuestro hijo.

—Mientras viva nada le pasará.

—Esa es mi esposa —sonrió el azabache, regañándole un beso en los labios que duró unos cuantos segundos. Al separarse vieron al mesero llevar la comida hasta la mesa donde se sentarían, y a su pequeño haciéndoles señas con las manos para que se acercaran.

Se miraron por un corto tiempo y asintieron determinados. Luego volvieron a sus expresiones normales y se acercaron a sus lugares.

Comenzaron a comer entre risas y conservaciones, además de las miradas de Giotto dirigidas al exterior que le indicarían al azabache en qué momento debía actuar. Los ojos dorados del fantasma mostraron determinación y una pizca de preocupación, lo cual le indicó que ya era el momento.

—Ya vengo —se excusó brevemente.

—Te espeamos, papá.

Le sonrió y le dedicó una última mirada de reojo a su hijo y comenzó a caminar hasta la salida trasera -aprovechando que su esposa y los demás distraían la atención del menor para que no se percatara-, recargando a Leon y quitándole el seguro mientras se dirigía a los hombres escondidos en el tejado.

Dio dos disparos certeros y limpios con su pistola, ambos hombres cayeron con un charco de sangre sobre el tejado sin vida, y Reborn bajó de un salto, repitiendo las mismas acciones con los otros que quedaban.

Finalmente, cuando estaba volviendo con su familia, se encontró con un hombre de apariencia mayor a la suya, que traía consigo a dos guardaespaldas mujeres armadas con metralletas preparadas para disparar.

—Reborn.

—Tú.

Algo de rabia se percibía en la voz normalmente calmada del azabache, que volteó a mirar a sus espaldas al notar la presencia de aquella persona.

—Relájate, sabes lo que quiero. Solo entrégamelo y ya no habrán más enfrentamientos entre nosotros.

—Ni pienses que te entregaré el pacificador y a mi hijo. En tus más oscuros sueños lo tendrás en tus manos, te lo dije hace años.

—Lamentablemente tus palabras no pueden con la avaricia humana, pero te propongo algo —sonrió—. Respetaré la edad de Tsuna, hasta que no tenga quince años no volveré a aparecer, mis subordinados tampoco intentarán siquiera  ponerle un dedo encima, pero para cuando ese momento llegue se acaba nuestra tregua e iré por los poderes de tu hijo hasta que mi objetivo se cumpla.

—No lo cumplirás por mucho que lo intentes.

—¡No te permito decir eso!

—Parece que alguien se fastidia muy rápido —se burló.

—¡Disparen!.

Antes de que las balas tocaran un solo cabello del mayor, una luz lo envolvió y con ello un campo de fuerza anaranjado lo protegió.

Las balas rebotaron contra éste y acabaron hiriendo a las tres personas que posaban enfrentarse con Reborn, el cual solo sonrió ante la protección.

—Volveremos a vernos en... doce años.

Sin más, después de desaparecer los contrincantes, Reborn volvió adentro con una sonrisa muy grande y bien escondida en la sombra de su sombrero.

"Gracias Nana..."

INTRIGA-CHAN.

Ok lo siento xd 

I miei giorniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora