I miei giorni

Hacia Italia

—Wow, eso es impresionante y algo que jamás he visto en ninguna generación —murmuró con asombro Nono, mientras miraba de la misma forma a su supuesto nieto que aún permanecía de la misma forma. Tsuna se encontraba bastante tranquilo mirando a su alrededor como si fuera otra persona nueva y estuviera en un lugar nunca antes visto para él, completamente desconocido.

Su madre se encontraba sin palabras mientras que Reborn no parecía reaccionar, sabía que lo siguiente a eso era presentarlo oficialmente como el sucesor y que Tsuna se fuera a vivir a Italia sin ningún aviso a nada ni nadie, sin el consentimiento de él mismo y Nono no pensaba escuchar nada. Realmente estaba preocupado, pero si su hijo se iba a su país natal, ellos se mudarían a la mansión Vongola todos juntos como una familia, Tsunayoshi no permitiría que se quedaran allí.

Después de un rato de permanecer así, en completo silencio y observando con asombro al castaño en pleno hyper mode, su flama se extinguió y cayó lentamente sobre los brazos de su madre, agotado, con la respiración agitada y sudado hasta los pies, parecía que al hcer aquello involuntariamente había luchado de más por comprender la situación y dejó un gran cansancio en el pequeño.  Nono tenía planeado viajar en ese instante a Italia para comenzar a preparar todo para la sucesión y preparar al niño, además de hacer preparativos y demás cosas, sin embargo, al verlo de esa forma su corazón se contrajo de dolor -pues le guardaba cariño a Tsuna a pesar de querer obligarlo a ser el Décimo Vongola- y tomó una rápida decisión que expresó en voz alta.

—Tsunayoshi-kun se agotó por tanto abuso de poder, además es la primera vez que lo utiliza, así que deberíamos dejarlo descansar por hoy y mañana a primera hora haremos el viaje a Italia para comenzar con todo esto —expresó mirando con cierto cariño al castaño de ojos miel, que caminaba con ayuda de sus amigos -que habían sido llamados específicamente para ayudar a Tsuna a subir las escaleras- y todos ahí asintieron.

...

Al día siguiente, los Sawada se encontraban todos junto a los amigos de Tsuna -quienes serían parte de sus guardianes; Gokudera la tormenta, Yamamoto la lluvia, Ryohei el sol y Enma la tierra, el resto de sus guardianes serían contactados para viajar más tarde pues uno de ellos era bastante peligroso y necesitaba entrenamiento así que le enviaron a alguien para entrenarlo (a quien llamaban Dino, jefe de Cavallone), la chica del grupo se encontraba algo enferma por lo tanto no podría viajar en esas fechas, así que estaba programado para viajar al recuperarse y aún faltaba un guardián, el rayo, a quien estarían buscando mientras se preparaba la ceremonia-, preparados para comenzar el viaje junto a sus maletas. Estaban parados frente al jet mientras iban ubicándose y observando con detalle todo el espacio gigante y lujoso que tenían para ellos solos mientras viajaban.

—Es increíble con qué lujo viven los mafiosos —habló Gokudera.

—Pronto viviremos así o mejor, chicos —exclamó el pelirrojo bastante confundido y asustado por todo lo que sucedía, era repentino y extraño, pero genial al mismo tiempo.

Tsuna decidió dormir en el camino hasta Italia para poder estar descansado cuando llegaran, pues según había dicho el Nono, podría haber descanso para sus familiares pero no para la décima generación, tenían primero que inscribirse en una escuela (prestigiosa, según había comentado su "abuelo", pues habían escuelas específicas para futuros herederos y para algunos que ya asumían aquel puesto en sus familias pero seguían en labores de estudios como adolescentes), después debían ir a entrenar, algunas lecciones especiales para aprender a presentarse ante otros mafiosos y peces gordos y se harían trajes a medida especiales para la fiesta próxima en presentación a las nuevas generaciones de las familias, y en este caso debían destacar mucho por ser Vongolas futuros. Además visitarían dentro de unos días una mansión especial por algún tema en específico que no era nada relevante, tendrían una fiesta en la que recibirían los anillos Vongola y estaban todos los mafiosos más importantes invitados y así sucesivamente.

Realmente eran muchas cosas en las que pensar, pero tenía de su lado a Primo, que había prometido ayudarlo en todo lo que pudiese desde su posición como fantasma y eso él lo agradecía. Así que dejó de lado todo esos pensamientos en su mente y decidió dormir por el resto del camino, ignorando todo lo que había en su cabeza por un momento.

Dos capítulos en un día WUU