LAST FIRST KISS » PIETRO MAXIMOFF.

» Epílogo

Pietro yace sentado en unas rocas a las afueras de Sokovia. Un lugar en donde él puede despejar la mente y no pensar en nada, al menos por unos momentos en su día.

Casi se cumple un año desde que Jena Kent falleció en la invasión de Nueva York y el recuerdo en Pietro Maximoff permanecía muy presente aún. Para él era como si la tragedia la hubiese vivido hace un par de días.

La tortura siempre estaba ahí. Cada día recordaba sus pérdidas. Primero la de sus padres, después la de Jena. Los tres fallecidos a causa de la misma de una misma persona.

Stark.

El enojo volvió a llenarle el cuerpo por completo, el rencor es el sentimiento que sentía con más frecuencia en estos meses y odiaba eso.

Jena le había pedido en su lecho de muérete que fuese bueno, pero él también había prometido vengarla.

No tenía idea de que hacer.

Alejó los pensamientos negativos, no quería torturarse con eso otra vez. Así que dejo que los buenos vinieran.

Ella dándole las gracias por encontrarla. Por haber hecho todo lo posible por cuidarla y mantenerla a salvo. Independiente del resultado.

"Me encontraste, me alegro que lo hayas hecho Pietro" ese era su recuerdo más feliz con ella.

Saber que Jena estaba feliz de verlo de nuevo, de cruzar su camino con el de él una vez más.

Pietro recordó el tono melodioso en la voz de Jena, recordó su acento neoyorkino, su sonrisa. Que después de la sonrisa de su madre y de sus hermanas, era la más preciosa... y que, a pesar de estar cubierta de polvo, Jena lucía lo suficientemente hermosa para él.

Recordó el beso que se dieron, su primer y último beso; que él fue el primer chico al que ella pudo besar y también fue el último.

Aquello terminó por hacerlo llorar.

Pietro escuchó pasos cerca de donde estaba, por lo que rápidamente limpió sus lágrimas y aguardó en silencio, pensando en que posiblemente su hermana mayor Kira, finalmente había dado con el lugar de él, pero no era su hermana mayor la que rondaba por ahí, sino otros chicos.

Tres jóvenes que parecían tener la misma edad de Pietro, tres jóvenes que caminaban por el sendero, hablando y riendo entre sí.

— Te lo juro, me enlistaré y seré el mejor — comentó uno.

— Sí, lo que tú digas — replicó otro.

Pietro se despreocupó al escucharlos, no venía a ser de su interés aquella conversación sobre enlistamientos en lugares de Sokovia.

— Me sorprende que haya gente que odie a los Vengadores de tal manera — habló el tercero, este comentario puso alerta a Pietro nuevamente.

— Eso es lo de menos ¡Tendríamos habilidades como ellos! Eso es lo más cool — replicó uno.

— Disculpen — salió Pietro se su escondite — ¿Mencionaron algo de odiar a Los Vengadores?

Pietro miró a los chicos por primera vez, uno rubio, uno castaño y uno pelirrojo.

— Eh, sí — replicó uno de los chicos, el pelirrojo, mostrándose confundido por la aparición sorpresiva de Pietro — ¿de dónde saliste?

— Pasaba por aquí y los escuché — mintió Maximoff — pero eso es lo de menos, ¿pueden decirme más? Me gustaría entrar también.

Los tres chicos se miraron entre sí, debatiendo en sí contarle al extraño sobre su descubrimiento, volvieron la vista a Pietro, analizándole el físico.