Relatos de un corazón frágil

te haré fuerte aunque eso me haga debil

suelo sentarme apartada del mundo mientras miro a un punto fijo, a veces a punto de estallar en llanto, con mis manos inquietas, temblando, incomodas ante mis confusas sensaciones, el espacio se hace denso, sin embargo hay un recuerdo que golpea mi mente y se muestra en constantes imágenes repetitivas, estoy ahí reviviendo aquel momento una y otra vez, quiero gritar, siento rabia, impotencia, desesperación, no me siento yo, me veo dentro de mi siendo una persona diferente, te acercas con esa típica mirada de preocupación y preguntas algo confundido -¿estás bien?- quisiera decirte que no, que me ayudes, que me abraces, que me hagas recordar algo hermoso, que quites esas imágenes de mi cabeza, esa sensación de mi cuerpo, el miedo que reflejan mis manos, quisiera decir que te necesito. Te miro y puedo percibir la cara de odio que te regalo con la más cruda frialdad y te digo, -estoy bien, solo vete- ardo de rabia por no poder decirte lo que siento, odio lastimarte con mi indiferencia, me duele alejarte.

Piensas que no te quiero, pero no sabes cuánto te amo, a pesar de no poder serte sincera para protegerte, porque no quiero que me vuelvas a ver llorar, prefiero que vivas sabiendo que estoy bien porque tu mi niño eres tan débil como lo era yo, tan frágil que no soportaría cargar sobre tu inocente mirada mi sufrimiento, me recuerdas tanto a lo que yo era. Antes de irte sueles decirme –porque siempre estas enojada conmigo- quisiera decirte que no lo estoy, que te quedes, que recordemos cuando podía cargarte y saber que contigo en mis brazos todo estaría bien o cuando te quedabas dormido sobre mi pecho y lograba tener el más profundo de los sueños o la vez que corriste hacia mí y me regalaste ese abrazo tan sincero, hermanito eres lo que más amo en este mundo y cada que te veo odio la manera en que el destino nos deparo el mismo final, pero yo pequeñito no permitiré que olvides quien eres.