Lo prohibido de un deseo nefasto

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Lo miro y veo su humildad, veo la ternura con la que puede llegar a amar, veo la sencillez de sus cumplido, veo la tranquilidad en su alma, veo el brillo en su sonrisa, veo la seguridad en sus brazos, veo la calidez de su mirada; lo miro y puedo sentir la inseguridad en sus palabras que se ocultan en frases crueles y frías, puedo sentir el dolor en su mirada dura e indiferente, puedo sentir la soledad en sus respuestas turbias y colmadas de insultos.

Estoy sentada en una mesa de seis puestos intentando describir el miedo que me produce su rechazo, no quiero su odio, no quiero su rencor ni su indiferencia, no quiero sentir que soy una carga para él, le miro y veo tantas cosas; si supiera lo mucho que lo admiro, si supiera que daría mi vida sin pensarlo por salvar la suya, si supiera que lo amo tanto que me quema su ausencia.

No fantaseo con vivir a su lado el resto de mi vida, ni siquiera con cogernos de las manos o compartir una vida juntos; fantaseo con ver una película juntos y reírnos toda una tarde, con contarle mis problemas y escuchar sus consejos, fantaseo con tener su amistad incondicional y espontánea.

Soy muy débil emocionalmente, suelo confundir mis sentimientos y aunque sus labios me otorguen el calor para combatir el frió de sus palabras no puedo dejar de pensar en porque su mirada me pone nerviosa, es decir, estoy segura de que no espero que pase algo mas pero a veces solo ansío verle llegar y tal vez sea porque su sonrisa me envuelve en total calma, ¡Dios!... no entiendo que me sucede, estoy tan confundida, hago cosas sin pensarlo, reacciono de maneras inesperadas y me arriesgo como nunca lo hice antes, por el hago cosas que van contra mi ética, cosas que estoy segura no haría por nadie más y me atrevería a decir que sería capaz de ser atrevida sin arrepentirme pero todo esto me llena de culpa, pero no por hacerlo si no por no lograr que él no se sienta culpable y se arrepienta, siento que él cree que me ilusiona y solo soy una niña perdida e ingenua, lo que no sabe es que se lo que quiero y aunque no me siento orgullosa de ello al parecer tampoco siento culpa.

Relatos de un corazón frágilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora