El efecto de la crítica

31 3 0
                                    


Mire la pantalla del celular y leí cada palabra, te mire incomoda pronunciar cada frase y escuche con atención y con algo de desdén cada insulto, me quede perpleja casi sin aliento, sentía como el calor invadía mis mejillas y un frio desolador subía por mi espalda.

Quería defenderme y decirte todo aquello que pensaba de ti, usar todo mi conocimiento para destruirte con mis palabras, pero solo me quede allí y respire profundo, podía sentir tu mirada clavarse en mi pecho como una navaja, consumiendo cada respiro que lograba con dificultad salir de mi boca.

En un instante de calma temporal pude percibir una lagrima asomarse con disimulo a la esquina de mis ojo derecho, me esforcé mucho para evitar que saliera pero termino por desplomarse en caída libre por mi mejilla, ya era tarde, me habría abatido para ese entonces sintiendo la derrota apoyarse en mis hombros, entonces te mire fijamente por unos segundos, aun seguías hablando, ¡Dios! Tenías tanto para decir que no me diste tiempo a nada, mis manos empezaron a temblar, mi piel se tornó pálida llena de parches rojos particularmente la mayoría situados en mi cara y cuello, mi voz la podía sentir débil, mi mandíbula comenzó a temblar de manera anormal totalmente descontrolada.

Baje la mirada y empecé a pensar todo aquello que aún no había podido decirte, te respondía en mi mente como símbolo de respeto o cobardía quizá, estaba en un trance totalmente perdida, sabía que lo que decías no era cierto pero sencillamente aun así lograba afectarme, quería aclararlo todo pero al mismo tiempo sentía que no tenía por qué hacerlo, no merecías una explicación, porque decidiste solo juzgarme.

Me mirabas con tanta determinación, tan decidida a pensar que lo que hacías y decías era lo correcto que no alcazabas a notar el panorama que habías formado, te creaste una escena exclusivamente para decir lo que pensabas de mí, ¿te sirvió?, ¿Ya te sientes mejor?, seguramente no... pase todo ese tiempo sintiéndome mal, -¡que tonta!- Reflexione.

Entonces alce la cabeza y te mire por segunda vez, firmemente a los ojos, pero esta vez con tranquilidad, deje que mi piel se aclarara, que mis ojos se secaran y que mi voz retomara su fuerza, te mire y solo sonreí sínicamente debo aceptarlo, te mire mientras entendía lo que tus palabras significaban, no lograbas comprenderlo por la expresión en tu rostro, te veías decepcionada y es que la situación me parecía tan cómica y conmovedora a la vez que incluso logre que te enfadaras más, ese día lo habría entendido todo.

En ese breve momento en que decidiste criticarme ya sea en frente, en un escrito o con indirectas, ese momento que decidiste crear tu escena y dedicarlo a mí, solamente a mí, ese momento que destinaste en homenaje a mis errores e hiciste público para sentirte mejor con tus errores, déjame decirte que ese momento me ha alagado, tanto hasta el punto de creer que te importo, has dedicado tanto tiempo a observar mis defectos que incluso has logrado hacerme un sermón, y yo que pensé que te era indiferente.

Las críticas no deberían dolernos, no deberían alterarnos, ni hacernos sentir mal, ni dudar de quienes somos, deberían alegrarnos, inspirarnos a ser quienes somos, porque una crítica no es más que atención, atención que alguien decidió darte por su cuenta para decirte lo que piensa de ti, sea bueno o sea malo el hecho de que haya gastado tiempo en psicoanalizarte ya es un alago, gracias a todos aquellos que me criticaron por que han demostrado lo mucho que mi vida les importa, y si aparte de eso al hacerlo se enfadaron pues mejor porque no solo les importa mi vida, también les afecta.

Pero no te confundas no te estoy criticando, te estoy agradeciendo por dedicar tanto tiempo a ser de mí una mejor persona.

Relatos de un corazón frágilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora