Era viernes por la noche y yo estaba siguiendo mi rutina habitual de los fines de semana: salir y beber.
Soy una persona que tolera bien la bebida, sin embargo, puede que las emociones de los últimos días y todo lo que sentía por dentro contribuyera a que aquella noche, el alcohol me afectara un poco más de lo normal.
Ricky y yo habíamos iniciado nuestro tour en Malasaña y luego habíamos vuelto al Club Sunset, el local inaugurado la semana anterior. No mentiré diciendo que estaba en alerta por si aparecía Ana. Por una parte, no quería que estuviese allí; por otra, cuanto más bebía, más deseaba tenerla conmigo.
Después de bailar un buen rato, nos acercamos a la barra.
—Mimi, ¿estás bien? —preguntó Ricky, pasándome una mano por delante de la cara. —Estás haciendo cosas raras con los ojos.
—Sí, sí —dije yo, arrastrando las palabras.
—Tía, bien no estás —se rio él. —Ni se te ocurra pedirte un cubata más, cabrona. Cógete un agua y ya.
Asentí con la cabeza, y me pedí un agua. Nos la sirvió el camarero cachas del otro día, que empezó a charlar con Ricky animadamente. Supe que tenían para un rato, así que aproveché para ir al baño.
De camino al bañó casi choco contra una chica. De hecho, choqué. Me la comí pero bien.
—Ey, ¿estás bien? —me cogió por los hombros y me miró con dulzura. Tenía el pelo negro, largo y rizado; y unos ojos claros que a diferencia de los míos, no tenían ni rastro de ebriedad.
—Sí, sí, perdona. Es que... voy un poco perjudicada, creo.
—¿Quieres salir fuera? Quizás estarías mejor si te diera el aire —me dijo, ladeando la cabeza.
En mi estado no supe distinguir si quería ligar conmigo o si simplemente, estaba siendo amable. Sabía bien que, si quería recuperar a Ana, había que controlarse. Así que, amablemente, decliné su propuesta y seguí hacia el baño, no sin girarme un par de veces para mirarle el culo. Que por cierto, lo tenía muy bien puesto.
Ojalá que al final todo esto valiese la pena.
🥑🥑🥑
Saliendo del baño, me pregunté dónde estaban Agoney y Raoul. Yo creía que, si hoy salían, estarían allí. La inauguración el viernes pasado había sido un éxito, y casi todos los de nuestra edad ya lo habíamos designado como discoteca oficial de los viernes.
Obviamente no es que me importara saber dónde estaban ellos, sino dónde estaba Ana. ¿Y si la llamaba? Bueno, es que era muy tarde. Pero a la vez, me importaba una mierda la hora; yo quería escuchar su voz. Pf Mimi tía. Menudo romantiqueo llevas encima. Háztelo mirar.
Volví a la barra para ver que Ricky seguía con el camarero, y les localicé bailando encima de ella. Negué con la cabeza y salí para fuera, no sin antes hacer un vídeo y un par de fotos que pasé inmediatamente por el grupo de WhatsApp que los dos teníamos con Miriam.
Ya en la calle, me senté en un bordillo lo suficientemente alejado como para que la música del establecimiento me permitiese escuchar algo al otro lado del teléfono.
Y la llamé.
No hubo respuesta, así que la llamé de nuevo. Seguro que estaba durmiendo. Pero seguí intentando; hasta que a la sexta vez, me lo cogió.
—¿S-sí? —me respondió la voz de una Ana somnolienta.
—¿Te han dicho nunca que tu voz de recién levantada es muy sexy? —le dije, divertida.
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Polos opuestos 🥑 || WARMI
FanfictionLa alocada y espontánea Mimi, aparentemente no tiene nada en común con la responsable y tranquila Ana. O por lo menos, eso parece cuando se conocen de vacaciones en Punta Cana. Así que en principio, lo que allí pase, allí se queda. Pero, ¿qué suced...