Según Ana me había contado el día anterior, el plan para los Guerra era instalarse en el hotel y pasar el día con ella. Por la tarde, mi padre les enseñaría las oficinas de la inmobiliaria; y por la noche, las dos familias cenábamos juntas. En mi casa.
El día siguiente celebraban el cumpleaños de Ana comiendo en uno de los mejores restaurantes de Madrid, que mi padre se había encargado de reservar para ellos; y el domingo por la noche, ya se iban.
Me pregunté si, en menos de cuarenta y ocho horas, Ana reuniría el valor de contarles lo nuestro. No quería presionarla obviamente, y además era muy reciente. Pero es que yo tenía muy claro que lo que sentía por Ana era real y que la iba a querer en mi vida siempre; y por ahora, en calidad de novia.
Pero solo podía esperar porque eso no estaba en mis manos. Y odiaba que las cosas no estuviesen en mis manos.
🥑🥑🥑
Aquél sábado no me tocaba trabajar, así que organizamos una comidita con Miriam y Ricky, en el piso del último.
Agoney me había dicho que podía quedarme en su piso, que a él no le importaba; pero había declinado porque ya tenía planes con mis amigos. De todas formas, fue un gesto bonito por su parte.
Suelo tener buen ojo con la gente, y Agoney me había parecido un buen chaval des de que Ricky me lo había presentado. A veces era un poco shady, pero tampoco me molestaba.
—Eeeella pensativa —dijo Miriam de repente. Antes de, como no, empezar a partirse de la risa.
Le hice una mueca. La verdad es que yo era un maldito libro abierto y mi cara difícilmente transmitía las emociones equivocadas. Era muy transparente, y en aquél momento, no podía disimular que estaba inquieta.
—Pensaba que librar los sábados te gustaba, pero creo que hoy estar en el curro te hubiese ayudado a distraerte, porqué hija... no te hacen reír ni las mamarrachadas que dice la leona.
—Mimi, todo va a ir bien. Lo sabes, ¿no? —dijo Miriam, dejando el tenedor en el plato para apretarme el brazo con fuerza. Lo de "con fuerza" es una redundancia en realidad, porque Miriam lo hacía todo con fuerza.
—Es que no puedo dejar de pensar en cómo se lo va a tomar su familia. Creo que son bastante conservadores, y no sé —me encogí de hombros.
—Pero a ver Mimi, que conservadores o no, esta gente lo hace todo por su hija —intervino Ricky. —Que la han mandado a Madrid para que no tenga que ver a su ex, joder. La han metido en un piso de lujo ¡y la han enchufado a la empresa de tu padre! Es que no sé. Cuando yo les dije a mis padres que me iba de Mallorca, no me acompañaron ni al aeropuerto, tía.
—Real —afirmó Miriam. —En cuanto se enteren de lo vuestro, os pagan la boda.
Me eché a reír.
—Bueno, visto así... —respondí, valorando lo que habían dicho. —Pero Ana aun no les habrá dicho nada, y ésta noche cenamos todos juntos, en mi casa encima.
—Pues mira, el momento ideal para decirlo —opinó Ricky. —¿Queréis otra cerveza?
Miriam asintió y Ricky le tiró la lata desde la nevera.
—¿No tienes en botella? Eres un cutre —se quejó la gallega.
Ricky puso los ojos en blanco, arrancó la lata de las manos de Miriam, y le sacó una botellita.
—Sí, mira. Allí en plena cena, justo entonces —dije yo, volviendo a centrar la conversación en lo mío.
—Tú lo harías —me señaló Miriam con la botella, antes de beber.
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Polos opuestos 🥑 || WARMI
FanfictionLa alocada y espontánea Mimi, aparentemente no tiene nada en común con la responsable y tranquila Ana. O por lo menos, eso parece cuando se conocen de vacaciones en Punta Cana. Así que en principio, lo que allí pase, allí se queda. Pero, ¿qué suced...