19

6.7K 333 35
                                    

Me desperté abrazando a Ana por la espalda. Teníamos las manos entrelazadas, y no había ni un centímetro de distancia entre nuestros cuerpos desnudos. Supuse que ya estaba bien entrada la mañana, porque se colaba algo de luz en la habitación.

Primero pensé si se trataba de un sueño; luego me acordé de que la noche había acabado como tenía que acabar, como yo hacía tiempo que quería que acabase.

Supongo que Ana notó que yo estaba despierta, porque muy bajito, dijo:

—Así tenía que haber empezado el año.

—Bueno, nunca es tarde si la dicha es buena. O algo así dicen —respondí yo, abrazándola con más fuerza.

Ella se rio y se giró para verme.

—Deja que lo ponga en duda.

Nos miramos sin decir nada; simplemente, disfrutando del momento. De la calma después de la tormenta, dependiendo de como lo mirásemos. 

Creo que, después de lo que había pasado, teníamos claro que las cosas habían vuelto a cambiar entre nosotras. Esta vez, a mejor. Y no hizo falta decir nada, porque las dos lo sentíamos.

—Por cierto, ¿te encuentras bien? —preguntó Ana, finalmente rompiendo el silencio.

—¿Lo dices por la borrachera, o por la hipotermia? —bromeé.

—Por ambas —respondió, apartándome unos mechones de pelo de la cara. Me dio como una especie de vergüenza rara ver a Ana siendo así de cariñosa conmigo; ya que normalmente, ese tipo de gestos, los tenía yo.

—La hipotermia se solucionó con tu calor canario, pero por todo lo otro, creo que todo mejorará bastante si tienes un Ibuprofeno suelto por aquí —le dije.

—Claro —no tardó en responder Ana, haciendo el gesto de levantarse e ir a por él.

—Eh —yo la agarré antes de que se escapara. —Pero quédate un rato más aquí. Una no se levanta todos los días al lado de Ana Guerra. 

Aunque realmente, es una buena perspectiva de futuro.

Ana volvió a mi lado.

—Creo que la que se tiene que sentir halagada soy yo ¿no?

—¿Por qué? —me puse de lado, mirándola, con el codo hundido en el cojín y mi puño sujetando mi cabeza.

—Agoney me ha contado cositas.

En ese momento, me cagué en Agoney y en toda su familia.

—¿De qué "cositas" estamos hablando, Ana?

Ella se echó a reír.

—De tu activa vida... no sé si decir amorosa, o sexual.

Pf. Si Agoney quería hablar de eso, tenía mucho por decir. Me había visto ligar un montón y es que encima siempre nos encontrábamos de fiesta. Ya me lo podía imaginar contándole mil batallitas mías, sin pensar en que Ana tenía sentimientos hacia mí. Lo que venía a ser: contarle las cosas sin filtro y tal vez exagerando.

La miré con preocupación. No sabía ni qué decir.

—Bueno, yo...

—Mimi, que no te lo decía a malas —dijo ella, enmarcando mi cara con sus manos. Qué manos tan bonitas tenía, por cierto. —En realidad, las cosas que me contó, pues... me parecieron interesantes y todo.

La miré; flipando un poco, la verdad.

—Simplemente somos muy distintas. Yo he tenido pareja estable durante mucho tiempo, y tú disfrutas la vida de otra forma. — sonrió. —Y te admiro mucho, por ser como eres.

Polos opuestos 🥑 || WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora