Capitulo 25

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Jesus Oviedo
Sabado 9 de Octubre. 10.15pm.
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La hermosa dama de cabello morado con un vestido negro de terciopelo. Los tirantes dejan ver sus brazos, el corte en pico realza su escote y el que la tela se ajuste a su cintura hace que mi deseo hacia ella aumente.
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-Profesor. -sonrie saludando.
-Sientese por favor. -digo amablemente.
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Como estoy en una zona reservada en lugar de sentarnos en sillas son unos cómodos sofás los que nos acompañan cenando.
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-Necesito resolver una duda. -saca su teléfono, mierda.
-Digame. -digo nervioso.
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Ella me enseña el registro de llamadas, la miro y sonrio.
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-Disculpe, era tarde, corregía exámenes y lo marqué sin querer, buscaba hacer otra cosa. -excuso.
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Rie ante mi estúpida mentira. Sus uñas acarician mi cuello, sus hermosos ojos se clavan en mí y se acerca a mi oído.
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-Si quería sexo telefónico yo estaría encantada. -murmura.
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Mi mano se introduce por su vestido acariciando su ingle, ella muerde su labio y se gira un instante comprobando que sus padres no estén mirando.
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-Se ve hermosa, mi sexy dama. -digo asperamente.
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Frunzo el ceño al notar su intimidad, ella rie y me acerco a su oído suavemente. "Mereces ser castigada, eso está muy mal" murmuro.
Penetro dos de mis dedos en su húmedo sexo, ella se aferra rapidamente a mi camisa ahogando un gemido, se acerca a mi oído y me regala susurros de sus tan eróticos gemidos.
Su piel se eriza, ella clava sus mano derecha sobre la tela de mi camisa en la espalda y la izquierda agarra la zona delantera.
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-Susurre mi nombre. -ordeno serio.
-Jayson. -murmura.
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Un tercer dedo penetra su sexo, Nahid baja el rostro mordiendo su labio y tiro de su cabello ferozmente para que me mire. Mierda Oviedo, no estás en esa puta habitación ¿cómo se te ocurre hacerle algo así?
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-Besame, voy a gritar. -súplica jadeante.
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Mis labios se unen a los suyos, la chica entreabre los labios indicandome que se ha venido sobre mis dedos, siento su jugo bañarlos y sonrio. Sus labios se separan instantes de los mios, nos miramos fijamente y algo sucede ¿qué es esta mierda que siento?
Su suave mano toca mi mejilla a la par que la otra reposa sobre mi nuca, una de las mias acarician sus rosados pómulos y la otra sostiene su cintura. Su nariz choca con la mia, sonreimos como estúpidos y tras breves segundos volviendo a observarnos nos separamos rapidamente ¿qué te ha pasado Oviedo?...

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