Capitulo 12

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Nahid Sellers.
Domingo 26 de Seotiembre, 11.45pm.
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Miro la televisión riendo con mi hermana, ella me enseña la foto de unos de los que le chupa el culo y grito a carcajadas.
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-Normal que se me acerquen las cotorras en la joyeria diciendome que mis hijas son unas sueltas. -reprocha mi madre.
-¿Qué dices mamá? -pregunta Alison.
-Sois unas puercas ¿acaso creeis que follando se llega a algún sitio? -dice enfadada.
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Nos ponemos en pie, miro a mi madre dolida y niego.
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-¿Sabes por qué soy una puta? Porque tú, la que se supone que debe estar conmigo día a dia jamás a estado. -digo rota.
-No le hables así a tu madre. -grita mi padre.
-¿Papá? -pregunta Alison.
-Tu madre tiene razón Nahid, al menos tu hermana es mayor de edad pero tú tienes diecisiete años ¡y te has follado a medio Sevilla! -exajera mi padre.
-¿Es mi culpa que mis padres jamás estuvieran ahí? Os saco las mejores notas, os ayudo como puedo pero vosotros me gritais lo zorra que soy. -lloro dolida ante su actitud.
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Corro hacia arriba mientras escucho a mi hermana gritar defendiendome, me siento en la cama, froto mis ojos mojados y mi hermana sonrie dulce al entrar en mi habitación. Cierra la puerta, se sienta en la cama y tira de mí sentandome sebre su regazo.
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-No son capaces de comprender tu dolor nena. -murmura abrazandome.
-Ellos nunca han estado ¿por qué soy una zorra? No saben como me siento, tú eras la única que estaba. -lloro.
-Y siempre estaré, eres mi hermanita y nadie te va a dañar. -toca mi mejilla.
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Baja su pulgar a mis labios, los acaricia sensualmente mientras miro sus ojos. Alza su otra mano para secar mis ojos, agarro esta misma mano sentandome en horcajadas sobre ella y traslada la mano de mi labio a mi cabello morado.
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-Ellos no te conocen como, hermana. -murmura.
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Besa mi cuello muy susvemente, con delicadeza. Muerdo mi labio frotándome sobre ella y muerde mi cuello.
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-Se en los puntos que más placer sientes, se tus secretos, he sido tu madre y tu hermana, siempre lo seré. -me dice tranquilizandome.
-Serás mi amante. -murmuro mirando sus ojos.
-Si tan puta eres, puedes mostrarmelo. -reimos.
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Sus labios chocan con los mios, me pego a su cuerpo sintiendo sus senos sobre los mios y sonrio mucho más tranquila.
Parecerá una locura, pero ella y yo siempre fuimos así: rectas como una madre, peleonas como hermanas, fieles como amigas y sensuales como amantes...

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