Capitulo 3

1.1K 76 14
                                    

Día 2.

Hoy no quiero salir de la cama en todo el día. Y cómo no tengo ganas, no lo voy a hacer.

Día 3.

El fuerte contraste entre la oscuridad absoluta y la repentina luz que entró en mi habitación fue exactamente lo que me hizo despertar de un sobresalto.

Traté de cubrirme los ojos con mis propias manos, para poder habituarme poco a poco a la luz. Pero, aunque aún mis neuronas no estén del todo despiertas, estoy dispuesta a asesinar a quien quiera que haya osado despertarme de una forma tan cruel.

Parece que me voy acostumbrando a la claridad. Mis ojos van abriéndose sin miedo, despacio y puedo distinguir una silueta junto a la ventana. Una silueta que reconocería incluso en la más absoluta oscuridad. "Esta vez me la cargo", fue lo único que pude pensar, mientras mis ojos intentan enfocar mejor y poco a poco, corroboro lo que ya venía anticipando.

Encima de todo, tiene los brazos cruzados sobre su pecho y una expresión de pocos amigos, que indica que se aproxima un sermón.

Tú debiste caerte de la cuna al nacer Le digo tratando de incorporarme, sintiendo aún la molestia de la luz sobre mis ojos. Porque últimamente la coherencia no te acompaña.

Y tú debiste caerte de la cama hace dos días. Porque últimamente, la vida parece haberte abandonado.

Quizás así sea... Respondí sin mucho ánimo de discutir.

La verdad es que hoy, al igual que ayer, tampoco tenía ganas de salir de la cama.

Me encuentro en proceso de depresión auto-diagnosticada y no quiero saber nada del mundo.

Sólo dormir y despertarme dentro de 12 días.

¿Se puede saber por qué no me respondes el teléfono?

No me hagas recordarte, que lo lanzaste por los aires y jamás lo volví a ver. Porque aún no te lo he perdonado.

No te hagas la tonta, Florencia. Que llevo llamándote a tu casa desde ayer y tu madre dice que pareces un muerto viviente, salida directamente del casting de "The walking dead". No comes, no hablas, sólo duermes. Te di un día de vacaciones para que pudieras deprimirte a gusto, pero el plazo ya se venció. Ahora, arriba.

Odio cuando se pone en plan autoritario porque es la persona más cabezota del planeta...Después de mí, claro.

Jaz... te prometo que no estoy de humor para nada. Necesito estar sola ¿Si? No lo tomes a mal. Pero necesito unos días para pensar.

¿Pensar en qué, Flor? Si lo único que haces es dormir.

Es de lo único que tengo ganas... le dije, dejándome caer nuevamente sobre la
cama.

Pude perfectamente escuchar su resoplido.

Terca como una mula. Cuando se te mete algo en la cabeza, ni a la fuerza te lo saco.

Jaz... Volví a incorporarme para mirarla, quedando sentada en la cama.

Florencia... Me imitó.

Jazmín... La reté arqueando una ceja.

¡Florencia Estrella! Dijo rápidamente, como si estuviera recitando un trabalenguas Ja. Te gané.

Entre su expresión de triunfo y mi cara de idiota, seguramente la situación les resultaría bastante cómica si pudieran verla. ¡Ah no! Se me olvidaba que la imaginación, es nuestra arma más poderosa y que ustedes en este momento, se encuentran en mi habitación, observando cómo trato de controlar la risa.

Pero definitivamente, me es imposible no explotar en una carcajada. La quise contener a toda costa. Pero no... Con ella no puedo.

¿Cómo puedes ser tan payasa?

Seré lo que haga falta, con tal de no verte triste jamás.

...Sin palabras.

¿Y ahora? ¿Qué se supone que tengo que responder ante tal cosa? Porque a mí, lo único que se me ocurre, es correr a abrazarla y no soltarla nunca más. ¿Cómo es posible que exista alguien así? ¿Y cómo es posible que no haya cesado ya, en sus intentos por levantarme el ánimo? Pero al mismo tiempo me planteo: ¿Cómo es posible que sea precisamente eso, lo que más triste me tiene? Es muy contradictorio, lo sé. Y les va a costar entenderme... Por ello, creo que llegó la hora de explicarles lo que está ocurriendo. El por qué, de mi repentina amargura.

¿Recuerdan lo que les conté acerca de los sentidos? ¿Eso de que a veces no llegamos a valorarlos, hasta que estamos a punto de perderlos, igual que pasa con muchas otras cosas? Pues bien. Eso me está ocurriendo a mí. Resulta que hace aproximadamente un año, me diagnosticaron una enfermedad que afecta a la visión. Una enfermedad degenerativa y hereditaria. Sí, hereditaria, pero lo curioso es que no sé de dónde debo haber adquirido el gen, porque casualmente, soy la única de mi familia a la que le ha afectado. Como ves... sin comprar boletos, me tocó el primer premio.

Volviendo a la explicación de la enfermedad, como ya dije, es degenerativa. Eso quiere decir, que poco a poco va matando unas pequeñas células de mis ojos, consiguiendo que pierda la visión paulatinamente.

Durante este año, he seguido todos los tratamientos habidos y por haber para intentar detenerlo, porque era algo posible. Pero una vez más, la rifa me tocó a mí y por algún extraño motivo, no sólo no se ha detenido, sino que ha empeorado considerablemente. Así que, hace dos días, el doctor me dio la espléndida noticia, de que sólo queda una última opción. La intervención quirúrgica, para colocar no sé qué anillos en el interior de mis ojos.

Y ustedes se preguntarán: ¿Entonces, cual es el problema, si hay una solución?

Pues bueno, el problema es que tengo sólo dos opciones. O ignoro la operación y permito que la enfermedad acabe progresivamente con mi vista, de aquí a unos años. O soy valiente, me meto en el quirófano, y permito que me realicen la intervención a riesgo de quedar ciega en el acto.

Exacto. La operación es de una complicada ejecución y el porcentaje de éxito, según el doctor, es un 50%. En resumen... tengo exactamente la misma posibilidad de curarme, que de quedarme ciega para siempre de un día para otro.

Ahora deténganse a pensar unos segundos... ¿Tengo, o no tengo motivos para estar amargada?

Creer para Ver - FlozminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora