Capitulo 4

1K 86 21
                                    

Todos los intentos que hace Jazmín para levantarme el ánimo no hacen más que recordarme lo que probablemente vaya a suceder. Les juro que no puedo explicarles con palabras, la sensación que tengo en este momento. Observándola frente a mí, esperando que sea lo suficientemente
valiente para enfrentarme a esto y a lo que venga. No lo soy. No soy valiente y no tengo ni la más mínima fuerza para enfrentarme a algo así. No, cuando la estoy mirando, y mis ojos ya no pueden contener las lágrimas ni un segundo más.

Su expresión cambia al notarlo, volviéndose confusa y trata de acercarse a mí.

¿Pero ahora que ocurre, Flor? Me pregunta con preocupación, agarrándome las mejillas. Déjame llegar a ti como siempre... Porque me estás limitando el paso y ya no sé que más hacer.

Yo aparto la mirada. No puedo soportar verla.

Por favor, Jazmín... Ya te dije que necesito estar sola. Vete, te lo suplico.

¡No me estás ayudando, Florencia! Exclamó levantándose, y esta vez sí, comenzando a enfadarse Si sigues con esa actitud de apartarme, no voy a saber cómo ayudarte.

¡Es que no te estoy pidiendo que me ayudes, entiéndelo! Le dije alzando la voz más de lo que en realidad quería. No lo necesito.

¡¿Ah no?! ¿Y qué es lo que necesitas? ¿Quedarte aquí encerrada hasta que pasen las dos semanas para la operación? ¿Auto-compadecerte todo el tiempo? ¿O es que acaso te diste por vencida y ya estás practicando para enfrentarte a una vida de oscuridad?

Me dolió. Eso realmente me hirió... Y ella lo dijo consciente de que así sería.

¡¡¿Tanto te cuesta entender que estoy aterrorizada?!! Grité levantándome definitivamente para encararla.

¡No! ¡No, Florencia! ¡No me cuesta entenderlo! Es más, si no lo estuvieras, sería lo realmente preocupante. Pero de nada te sirve guardártelo y estar tres días sin llorar, cuando en el fondo es lo único que quieres y necesitas. ¡Di lo que sientes, Florencia! ¡Suéltalo de una maldita vez!

¡¡Tengo miedo, Jazmín!! Le grité, dejando que las lágrimas siguieran su curso sin detenerlas más ¡Estoy acojonada de miedo! ¿Es eso lo que querías escuchar? ¿Ya estás contenta? Porque también te puedo aclarar con exactitud, que me aterroriza la idea de quedarme ciega, de no volver a ver nunca más en lo que me queda de vida. No poder observar jamás una puesta de sol, un arcoíris, una película, un concierto. Ni poder ver a los niños jugando en el parque, como si eso fuera lo realmente importante en el mundo. No volver a ser capaz de jugar a crear historias de amor entre desconocidos, sentadas en nuestro banco, por el simple hecho, de que quizás ya no vuelva a ver esas miradas entre ellos. Me da miedo, que ya no tenga otra oportunidad de ver el mar, porque no lo hago desde que tengo 10 años. Me da miedo, no volver a ver el sol, la luna, ni las estrellas. Hice una pausa necesaria para tomar aire y que las emociones pudieran convertirse en palabras por fin. Ella solo me observa, con sus ojos algo vidriosos, rompiéndome aún más el corazón ¿Y quieres también que termine de serte completamente sincera? Todo eso... me resulta soportable, Jazmín. Pero... ¿Sabes qué es lo único que no soporto? ¿Sabes qué es lo que me tiene realmente paralizada? Le pregunto desesperada, sin esperar a recibir respuesta El simple pensamiento, de que haya una sola posibilidad, de no volver a verte nunca más... a ti. Me aterroriza la idea de no volver a ver con mis ojos, cuando me hagas tus berrinches, cuando me sonrías, o cuando quieras decirme algo sin necesidad de palabras... sólo con tu mirada, como siempre. Me asusta no volver a ver las diferentes expresiones de tus ojos, según tu estado de ánimo, o esa manía que tienes de mover la nariz como si fueras un conejo cuando estas concentrada en algo. Me asusta, no volver a verte jamás esa cara de dormilona que tienes por las mañanas, o esa forma de arrugar la frente cuando quieres pedirme algo que solo conseguirás poniéndome cara de ángel. No lo soporto, Jazmín. No soporto pensar que los recuerdos no serán suficientes. Que, con el paso de los años, tu imagen se vaya distorsionando y borrando de mi memoria, hasta que ya ni siquiera me acuerde de cómo sonríes, o del color exacto de tus ojos. -Limpié mis mejillas con rabia-
Por eso no puedes ayudarme...  Porque te miro y en lo único que pienso, es en que existe un 50% de posibilidades, de que sólo tengo dos semanas para poder seguir viéndote. Y no sé cómo manejarlo... Jazmín. Todavía no sé cómo hacerlo. Por eso necesito estar sola. Necesito pensar y que tu imagen no me oprima el pecho cada vez que me sonríes, recordándome esta perra realidad que, sin esperarlo, me tocó.

Ella no dijo nada, me miró durante algunos segundos, en completo silencio, observando cómo las lágrimas, que, a pesar de intentar controlar, continuaban bajando por mis mejillas. Y sin cambiar ni un ápice su expresión seria, comenzó a dirigirse hacia la puerta.
-Yo tampoco lo soporto... Por si te interesa saberlo.

-¿El qué, exactamente? -Pregunté volteándome.

-Que te estés dejando vencer, en vez de aprovechar cada minuto que el mundo te
está regalando. Tú no eras así...-
Me dijo dándose la vuelta para mirarme -Hasta hace dos días, "mi Flor", era una luchadora a la que nada conseguía arrebatarle la sonrisa. Pero supongo que ella debió quedarse en la consulta del doctor...-

-Hasta hace dos días, no iba a quedarme ciega. Eso le arrebata la sonrisa y la fuerza, a cualquiera.-

-Muy bien- Aceptó por fin-  Pues si llegas a cambiar de opinión, ya sabes dónde
encontrarme. Esperemos que, para entonces, tu Jazmín no haya desaparecido también.

La dureza en sus palabras era la misma que la de su mirada.

-Vamos Jaz, sólo llevo un día encerrada tratando de procesarlo. No es para tanto,
así que tampoco exageres, ni me hagas chantaje emocional.

-Exacto... 24 horas...1440 minutos, que ya no puedes recuperar. Ahora depende de vos decidir, si queres seguir perdiendo el tiempo, o empiezas a vivir. Y te aseguro que no se trata de un chantaje emocional. Si realmente me conoces, sabrás que nunca en mi vida te he hablado más enserio.
Hizo ademán de marcharse, pero volvió a detenerse sin voltear
-Ah, y una cosa más... -Me dijo- No eres la única que tiene miedo.

Tras decir eso, sin darme la posibilidad de responder, abandonó el cuarto cerrando
la puerta a su paso. Ni siquiera dio un portazo. Lo hizo tranquilamente, y eso me preocupó aún más.

Jazmín es una persona muy intensa en todo lo que hace, incluso algo histérica a la
hora de discutir. Todo lo contrario, a mí, que suelo ser más pacífica y tranquila en todos los sentidos. De ahí viene parte de nuestra eterna compenetración. Así que, su seriedad de este momento, realmente me preocupa. Pues algo me dice que esto que acaba de suceder, no es una simple discusión. Y que ella, no va a seguir esperando eternamente a que yo decida levantarme.

Quizás cuando lo haga, ya no la encuentre...

Ese pensamiento, me aterroriza aún más, que el que hasta ahora me atormentaba.

Pero... ¿Qué puedo hacer, si me siento completamente paralizada por el miedo?

Probablemente en este momento, ustedes deben estar pensando que soy una idiota, que debí correr tras ella y detenerla antes de que saliera definitivamente de mi casa. Pero les juro por lo que más quiero (ella), que mis piernas no son capaces de dar un solo paso.

¿Qué pensarían ustedes sin un día, de la noche a la mañana, les dicen, que existe
la posibilidad de que se queden invidentes por el resto de sus vidas? ¿Qué sentirías al saber que, quizás ya no vuelvas a ver las cosas que más te gustan del mundo? Y lo que es peor aún... ¿Qué crees que sentirías al darte cuenta, de que tu mayor preocupación, lo que realmente te oprime el corazón, es la posibilidad de no volver a ver los ojos de tu... mejor amiga? ¿Cómo debo interpretar eso? ¿Cómo demonios puedo asimilar lo que se me está viniendo encima?

Si tienes alguna sugerencia... Por favor... Te escucho atentamente.

Creer para Ver - FlozminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora