Capitulo 1

2.5K 102 8
                                    

El Antes...

Día 1.

¿Por qué a mí?

Como ven, yo también me hice esa pregunta, en un momento dado. O más bien, en el momento clave.

No lo veas de esa forma. Dijo ella.

No. Si "verlo" precisamente, es lo que no voy a hacer más, Jazmín.

Sus ojos verdes se clavaron en mí, como un cuchillo recién afilado que me atravesaba por completo. Nadie mejor que yo, conoce el significado de esa mirada suya. Y significa algo así como: "No es el momento más adecuado para que utilices tu "humor negro" y como vuelvas a hacerlo, me largo de aquí y te quedas lamentándote sola".

¿Que si hubiera sido capaz de hacer eso en un momento como este?

Completamente. Así es ella.

Así es Jazmín y así soy yo. Me conoce más incluso que yo misma y eso le da

ciertas ventajas. Ella sabe perfectamente, que cuando algo me preocupa, cuando algo me asusta o más bien, cuando estoy aterrorizada, tiendo a utilizar la ironía, con el falso pensamiento de que así disimulo mis sentimientos. Cosa que con ella, desde luego no funciona.

Pero debo admitir, que esta vez, es completamente diferente a todas las demás...

Esta vez, el miedo que tengo es tan atroz, que me siento incluso paralizada. Realmente, hay algo que no me permite asimilarlo aún. Así que cuando sea capaz de hacerlo, les prometo contarles todo con detalles.

Por el momento, les voy a hablar de ella, Jazmín. Mi mejor amiga desde... Ni siquiera puedo recordarlo.

No es cierto. Obviamente lo recuerdo... Es más, me atrevería a decir que recuerdo cada detalle del día en que la conocí. Creo que ambas tendríamos unos 13 o 14 años. Era un día de clase como otro cualquiera, yo estaba aparentemente muy concentrada dibujando mis habituales símbolos de la paz, cuando escuché un tímido: "¿Te importa si me siento aquí?" Alcé la vista y me encontré de frente con la sonrisa más dulce que había visto jamás. Pero eso no era todo... Mi vista continuó con un análisis hecho sin permiso y fue a parar a sus ojos. Verdes... ya lo adelanté antes. Pero les juro que nunca había visto unos ojos tan bonitos como los de aquella niña, que sin conocer de nada, me dejó absolutamente atontada. "Es que aún no tengo libros" volvió a hablar, seguramente pensando que se vino a dirigir a la chica más idiota de todo el salón.

De hecho, hoy en día, al recordarlo nos seguimos riendo de ese momento y aunque ella me asegura que le resulté "dulce", yo sigo diciendo, que lo único que pude parecer, fue "imbécil."

Pero, que tire la primera piedra, aquella persona de todos/as ustedes, que nunca se ha quedado paralizada frente a alguien en concreto. Aquella que nunca ha sentido que, aunque quisiera decir mil cosas, sus labios no eran capaces de pronunciar ni una sola palabra y por algún extraño e inexplicable motivo, su cuerpo comienza a sentir ligeros temblores internos, nervios,

cosquilleos, un cocktel molotov, que al no saber cómo manejar, te deja exactamente así, atontada.

¿Cuántas piedras van a ser lanzadas en este momento? A ver...

Ahora que lo pienso, escrito suena muy fácil y bonito... pero vivido, no es tan idílico y lógico. De hecho, nunca fui capaz de entender qué me ocurrió en aquel instante, con aquella chica nueva que inconscientemente, había captado mi atención de una forma en la que nadie, la había conseguido captar hasta el momento. Y hasta este momento sigue siendo así, ¿Para qué mentir?

Retomando el tema del recuerdo. Cuando fui capaz de asentir, la pequeña niña de pelo colorado, sonrisa radiante y ojos verdes, que parecía haber sido sacada de un cuento de Disney, se sentó a mi lado. Recuerdo que miró de reojo mi cuaderno, todo repleto de dibujos y me volvió a sonreír. En ese preciso instante pensé que cómo adquiriera por costumbre sonreírme a menudo, íbamos a tener un grave problema de comunicación.

"Soy Jazmín" Me dijo. "...Florencia" Respondí por fin.

Y este fue el comienzo más patético que pudo tener la relación de amistad más real, que he tenido a lo largo de mi vida. A partir de ese día, no voy a decir que nos convertimos en las mejores amigas y de no poder pronunciar palabra, pasé a recitarle una misa cada mañana, no.

De hecho, le costó bastante trabajo llegar a mí, por la timidez que me provocaba. Pero lo curioso es que lo hizo de la mejor manera que pudo hacerlo; poco a poco, respetando mis espacios, mis momentos, comprendiéndome sin necesidad de que le dijera una sola palabra.

Cuando yo dibujaba símbolos de la paz, ella dibujaba estrellas. Cuando yo me

ausentaba mentalmente y no hacía caso a la profesora, ella lo hacía por las dos y viceversa.

Cuando ambas teníamos un día especial y ninguna estaba por la labor de atender, pues... ahí venían nuestros problemas. Aunque curiosamente, nuestra complicidad nos hacía salir airosas de cualquier situación. Y así, poco a poco, día a día, la chica nueva se convirtió en mi compañera, en mi mejor amiga, en mi hermana, en mi cómplice, en definitiva, en mi Jazmín.

Ey, cariño. ¿Estás ahí?

El sonido de su voz me devolvió a la realidad y cuando mis ojos volvieron a enfocar el paisaje presente, la descubrí de frente. ¿En qué momento abandonó su lugar sentada a mi lado, en el banco de este parque, para arrodillarse frente a mí? No lo sé. Pero probablemente tampoco tenga demasiada importancia.

Sus palabras me devuelven al mundo real y su forma cariñosa de hablarme, como siempre lo hacía, me regresa la calma. ¿Qué puede ser tan malo, si ella está a mi lado?

Como si de un video técnicamente editado se tratase, los ojos de la niña que estaba visualizando hace unos segundos, se transformaron en los de la mujer que tengo ahora mismo enfrente. Mismos ojos, misma mirada, misma persona, mismo sentimiento.... Y ahí... se me encoje el corazón, cuando la realidad de mi situación, cae como un cubo de agua fría sobre mi cabeza.

¿A dónde te fuiste? Vuelve a preguntar, al ver que no le respondí.

Estaba recordando el día en que nos conocimos.

Dirás el día en el que me presenté, y tu única intención parecía ser, querer

ignorarme Sonrió.

Sabes que no te estaba ignorando.

No... Solo estabas escasa de palabras.

Siempre estoy escasa de palabras rebatí.

Así te conocí, así te acepté, así te comencé a querer y así te has convertido en lo que eres hoy, la persona más importante de mi vida. Nunca me hizo falta un meeting político cada mañana, para lograr conocerte.

La miré fijamente y comencé a sentir mientras la observaba a los ojos, cómo los míos se iban aguando sin sentido alguno. Entonces, mis labios se abrieron y... Te quiero, Jazmín.

Creer para Ver - FlozminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora