Capitulo 41

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Han pasado dos días. Lo que significa que ya llevo más de una semana ingresada en el hospital, escuchando los mismos sonidos, hablando con las mismas personas, oliendo los mismos, no muy agradables, olores.
A pesar de todo, la cosa no ha ido tan mal. No ha sido tan torturador como los
primeros días después de mi operación. De hecho, ha sido mucho más divertido... He aprendido a ir sola al cuarto de baño (a base de golpes en mi dedo meñique). Creo incluso, que mi cuerpo acude automáticamente, sin yo tener que dirigirlo. Sabe perfectamente el camino y cada paso que debe dar. Poco a poco he ido logrando hacer casi todo por mí misma y me he vuelto más valiente.
A veces demasiado, diría yo.
Ayer, cuando Jaz llegaba para visitarme, me encontró de aventura por los pasillos
de la planta de oftalmología. Bueno, como mucho conseguí alejarme de la habitación unos diez pasos. Pero menos es nada. He podido comprobar que, si antes me sentía tan estancada, tan aterrorizada, tan limitada, era por mi propia culpa. El miedo a fallar me impedía actuar, levantarme, seguir hacia adelante adaptándome a mi circunstancia y superándome en cada paso.
Por eso, ahora estoy aquí, en la que durante los últimos días se ha convertido en mi
cama, palpando la superficie de un pedazo de cartón y tratando de que mis dedos, distingan alguna forma en el relieve de estos diminutos puntos. Pero me resulta imposible.
- ¿De verdad es posible aprender esto? - Le pregunto a quién me acompaña.
- No eres la primera, ni la última persona que intenta aprender a leer "Braille", Florencia.

Noté risa en el tono de Marta, la enfermera.
- Pues debo ser la que menos paciencia tiene, porque esto me parece imposible... O
quizás tengo los dedos muy grandes... esa posibilidad me preocupó - Pero te juro que no distingo absolutamente nada.
- Llevas cinco minutos intentándolo ¿Qué pretendes? No creo que cuando eras
pequeña, te aprendieras el alfabeto español en cinco minutos.
- Si lo miras así... - terminé la frase simplemente encogiéndome de hombros con una sonrisa.
La puerta de la habitación se abrió y no tardó en llegarme un olor absolutamente
diferente. Su olor...
- ¿Te vaciaste el frasco de perfume en la ropa? - pregunté para molestarla.
- ¿Y tú tienes complejo de "Toby"?
Hizo referencia al cachorro de la película animada "Tod y Toby", una de nuestras
favoritas. El perrito con su olfato es capaz de rastrear cualquier cosa. Y es cierto que yo comienzo a parecerme a él.
- Eso te dejaría a ti en el lugar de "Tod"- continúo con la broma mientras escucho sus
pasos aproximarse.
- Oh... ¿Así que me estás llamando zorra?
- Y tú a mi perra...
- Perra - no aclaró. Y a continuación estrujó mis mejillas como si fuera un bebé-
Adorable cachorrito de orejas grandes, que va por la vida olfateando todo a su paso.

Abrí la boca enormemente en cuanto me liberó de sus garras y llevé ambas manos
a mis orejas.
- ¡Yo no tengo las orejas grandes!
- ¿Ves? Adorable como un cachorrito...
- Acabas de crearme un trauma me quejé.
- Estoy segura de que lo superarás.
- ¿Ustedes nunca se dan los buenos días como la gente normal? - intervino Marta.
- Ella empezó metiéndose con mi olor. -se defendió Jazmín.
- Ey, que yo no me he metido con tu olor en ningún momento. Sólo pregunté si te
habías vaciado el frasco de perfume en la ropa, porque gracias a tu rico aroma, huelo algo más que comida y productos de hospital... Llega un momento en el que incluso me marea.
- Sí... Arréglalo ahora, perro de caza.

No pude evitar emitir una carcajada. De hecho, las tres nos reímos.
- Es normal que tu olfato esté más desarrollado - volvió a hablar la enfermera- cuando falta un sentido, aprendemos a utilizar el resto.
- Ese hecho sería maravilloso si estuviera en un campo lleno de flores - me reí de
nuevo - Aquí no resulta tan agradable.
- Pues ese sufrimiento acaba precisamente hoy.
- Así es... Juro que lo primero que haré, será llenar mi habitación de flores y aromas
ricos. Realmente siento que tengo los olores del hospital impregnados por todo el cuerpo. Hasta que viene Jazmín y ya no soy capaz de distinguir nada que no sea ella, claro.
- Aunque tengas esa sonrisa de niña traviesa que pones cuando quieres molestarme
-habló la mencionada - todas sabemos que lo dices en serio.
Pues sí... completamente en serio. Pero no le iba a dar la razón, así que simplemente sonreí.
- ¿Y qué estaban haciendo? - volvió a intervenir Jaz, supongo que refiriéndose al
cartón que cayó sobre mis piernas.
- Marta estaba en la misión imposible de enseñarme a leer "Braille". Pero creo que
me va a llevar más de cinco minutos aprenderlo...
- Probablemente tardes meses en hacerlo- anunció la chica.
- Bueno, quizás a partir de hoy ya no sea necesario - dijo Jazmín - ¿Te estás
adelantando a los acontecimientos?
- No... de hecho, me gustaría aprenderlo aunque recuperase mi vista. Nunca está de
más aprender cosas nuevas y quizás algún día pueda ayudar a alguien... o quizás lo necesite el resto de mi vida. Pero sea como sea, se acaba de convertir en un reto para mí. Estos puntitos se están resistiendo a mis dedos... Y nada se resiste al poder de mis dedos.
Se creó un repentino silencio que me hizo sonreír con picardía. Me gusta imaginar a
Jazmín completamente roja en este momento por mi comentario. Es el poder que tengo ahora mismo; puedo imaginar algo que probablemente no esté sucediendo. Porque el nombre "Jazmín" y el verbo "Sonrojarse", sólo van en la misma frase cuando es ella la causante de dicho sonrojo.
- Me voy antes de que empiecen a discutir de nuevo - anunció Marta entre risas - Hay
algunas que debemos trabajar. En cuanto tus padres lleguen y el doctor dé la orden, vendremos a quitarte por fin la venda.
- Tranquila, de aquí no me muevo.
- Tratándose de ustedes dos, corro el riesgo de volver y descubrir que se dieron a la
fuga. No sería la primera vez... Así que, como acabas de decir, ni se te ocurra moverte.

Creer para Ver - FlozminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora