Capítulo 23

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Horas más tarde, después de haber pasado un tranquilo día de playa, regresamos a la habitación, completamente exhaustas. Es extraño, que el simple hecho de pasar el día tiradas bajo el sol, pueda dejar el cuerpo tan agotado. Lo único que quiero en este momento, es una ducha, una cena tranquila y dejarnos caer en la cama a ver algo en la televisión durante los dos minutos
aproximados que tarde en quedarme dormida.
- Me voy directa a la ducha - Le informé en cuanto entramos en la habitación.
- ¿Qué? ¡No, no! ¡Yo voy primero!
- ¿Y eso por qué? No seas tramposa, que esta vez me adelanté.
- ¡Anda, por fa! - Me suplicó con cara de ángel - Déjame a mi primero, que si no me voy a quedar dormida esperando.
- Es que eso es exactamente lo que me va a pasar a mi - Fruncí el ceño.
- Por fa... - Volvió a suplicar, como si estuviera rezando en una capilla.
Rodé los ojos... Me había convencido... como siempre ¡Pff! No me hizo falta decir nada más. Con mi expresión fue suficiente para que se abalanzara a besar exageradamente mi mejilla y corriera al cuarto de baño antes de que me arrepintiera.
- ¡No tardes! - Grité antes de que desapareciera.
- ¡5 minutos! - Respondió desde el otro lado.
A continuación, traté de buscar algo con lo que entretenerme, aunque no fue
demasiado; colgué las toallas en la terraza, para que se secaran durante la noche, prendí la televisión, busqué algún canal de música, saqué de los cajones la ropa interior y el pijama que me iba a poner al salir de la ducha y...
- ¡Flor! - Gritó sobresaltándome - ¿Puedes venir?
- ¿Se te olvidó la toalla? - Pregunté al otro lado de la puerta.
- ¡No! Entra por favor.
Con algo de confusión y curiosidad, abrí la puerta del baño y los ojos se me abrieron como platos al ver la bañera completamente llena de agua y espuma, con los espejos
algo empañados y ella de pie, observándome con una sonrisa de satisfacción.
- ¿Qué te parece un baño relajante? - Me preguntó.
No doy crédito. Desde luego, lo último que esperaba era que estuviera preparando
esto y no supe ni que decir.
- Si sales del shock antes de que se enfríe el agua, te lo agradecería - Se burló.
- ¿En serio estabas preparando esto? Le dije sin salir de mi asombro ¿Para mí?
- Para nosotras - Corrigió.
Y sin decir nada más, comenzó a quitarse la ropa de playa, consiguiendo que el
alma volviera a mi cuerpo cuando la vi meterse en la bañera con su bikini. Porque vamos, se llega a desnudar así, frente a mis narices, y ya les hubiera pedido que llamaran una ambulancia.
Se sentó en el fondo, de forma que la espuma le llegaba a la altura del cuello,
justamente cubriendo su pecho, aunque al mover el agua, ésta ascendió un poco y parecía querer atacarla. Es muy divertido verla pelear para que se aleje y no se introduzca en su boca.
- Creo que se me fue la mano con la espuma- Comentó fastidiada.
- Eso parece - Confirmé sonriendo.
Cuando consiguió librarse del ataque, echó la cabeza hacia atrás, apoyándola en el
borde de la bañera y suspiró. Pero apenas tardó unos segundos en volver a mirarme.
- ¿Piensas entrar hoy? ¿O me vas a obligar a salir, para meterte con ropa incluida?
- Que agresividad - Me quejé.
Y siguiendo sus órdenes, comencé a quitarme la ropa, dejando a la vista mi bikini e introduciéndome seguidamente en el agua.
La verdad es que consiguió dejarla en una temperatura ideal, absolutamente tibia y
perfecta para imitar su postura, sentándome justo frente a ella y dejar que el agua también cubriera mi pecho.
- ¿A qué huele? - Pregunté olfateando la propia espuma.
- Sales aromáticas de maracuyá y canela.
- Oh... ¿Ambas afrodisiacas? A ver quién te baja la calentura luego.
- ¿Crees que vayan a faltar voluntarios?-Me preguntó alzando una ceja, con sonrisa
pícara.
Idiota, pensé. Pero no se lo dije... En vez de eso, fruncí el ceño y le lancé un poco
de agua a la cara.
- Creída - Sentencié.
- Peleadora- Contraatacó.
Quise volver a refunfuñar. Pero preferí dejarlo estar, al fin y al cabo, hoy tiene las de ganar. Así que, al igual que ella había hecho unos minutos antes, eché la cabeza hacia atrás y la apoyé en el borde de la bañera. Una sensación de total relajación me invadió al instante. Podría incluso haberme quedado dormida en cualquier momento, si no llega a ser porque Jaz volvió a hablar.
- ¿Crees realmente que Aarón y Gaby terminarán juntos?
La pregunta me sorprendió. Me incorporé para mirarla y la descubrí jugando con la
espuma que había a su alrededor mientras me miraba fijamente, esperando una respuesta.
- Estoy segura - Afirmé.
- ¿Por qué?
- Hasta un ciego vería que están enamorados...
- ¿Y crees que eso es suficiente? - Se encogió de hombros - No sé... una relación
implica tantas cosas, tantos riesgos, que quizás no merezca la pena poner en juego una amistad tan grande, por algo que no se sabe si va a funcionar.
- Bueno, desde luego si comienzan pensando que no va a funcionar, no creo que
lleguen demasiado lejos. Pero... ¿Desde cuándo eres tú tan negativa? Si últimamente te estás ganando a pulso el título a la más hippie del universo.
- No es que sea negativa... Es sólo que, a veces lo que está en riesgo es demasiado
importante y... ¿Cómo estar seguros? Quiero decir Flor, que se conocen desde la infancia,
saben todo acerca del otro, tienen complicidad, tienen confianza y están absolutamente acostumbrados el uno al otro. Pero... ¿Qué pasa si solamente es eso? ¿Si luego no hay pasión? ¿Si sólo es amistad y no amor? ¿No crees que el amor verdadero, tiene que hacerte sentir algo
en el acto? ¿Algo... diferente? Además de todo lo que siempre hemos hablado, que se construye, claro está...
- Exactamente, como siempre hemos hablado, yo creo que la base del verdadero
amor, es la amistad. Y... no sé, tampoco hemos estado presentes en sus vidas desde la infancia. No sabemos cómo se conocieron, ni si en ese momento surgió esa corriente de la que hablas. Quizás fue así, quizás lo sintieron, pero aún así, continuaron por el camino de la amistad... Eran unos niños, Jaz. Y a lo mejor, el momento aún no les ha llegado, cómo tú misma dijiste antes.
Pero lo que si tengo claro, es que esos dos se derriten el uno por el otro. No hay más que ver como se miran, como se tratan, como Aarón se desvive por ella y Gaby asegura que no podría vivir sin él. Si eso no es amor...

Al acabar, ella permaneció en silencio, observándome con aparente intriga, como si
estuviera analizando en profundidad todo lo que acabo de decir.
- ¡Vaya! Ya me tocaba a mí dejarte sin palabras, - Exclamé sonriendo - que últimamente te estabas pasando.
- Siempre has conseguido hacerme reflexionar sobre la vida y replantearme todo lo que hay a mi alrededor. Me alegra verte resurgir... - Sonrió también y extendió su mano - Ven...
Obedeciendo a su petición, como buenamente pude, le agarré la mano y me
arrastré hasta llegar a su lado. Colocándome entre sus piernas, con la espalda apoyada en su cuerpo, me recosté ligeramente, apoyando la cabeza en su pecho.
Por un momento, los ojos se me cerraron involuntariamente, queriendo disfrutar
mejor de una sensación tan relajante. Y ella, haciéndome sentir su respiración en mi oído, comenzó a llenarme los brazos de espuma, con suaves caricias que hace su mano mientras los recorre de un extremo a otro... Mi piel reacciona ante tales estímulos, erizándose cómo si estuviera en el mismísimo polo norte. Pero ella, a pesar de percibirlo, continúa acariciándome y
dejando que sienta el sonido adictivo de su respiración.
- Gracias... - Susurré abriendo los ojos después de algunos minutos.
- ¿Por qué?
- Por hoy... por ayer... por cada uno de estos días y por todo esto. No creo que nadie
vuelva a hacer jamás, todo lo que tú has hecho por mí...
- No va a ser lo último que haga por ti, Flor. Así que todavía no cantes victoria, que
puedo superarme.

Giré ligeramente el cuello para mirarla y la descubrí sonriendo.
- No lo dudo - Sonreí también - Pero aún así, no tengo cómo darte las gracias.
- Tú prométeme que siempre vas a ser igual de fuerte y te aseguro que me doy por
satisfecha.
- Te lo prometo... - Aseguré.
Es curioso, porque aunque no se lo haya dicho. Es en sus ojos, donde encuentro la
fuerza necesaria para afrontar lo que sea. Donde me siento completamente capaz de prometerle, que siempre voy a ser fuerte, que nunca me voy a rendir. Quizás, la realidad sea diferente, quizás en unos días vuelva a estar muerta de miedo. Pero ahora... ahora no hay nada que me pueda
vencer.
- Mañana es nuestro último día - Susurró.
- No me lo recuerdes... - Le pedí volviendo mi vista al frente con algo de tristeza - Daría
lo que fuera por no tener que irnos de aquí.
- Volveremos.
Su afirmación me hizo mirarla de nuevo.
- ¿Tú crees?
- No es una suposición. Estoy segura de que volveremos... Y quizás antes de lo que
ambas esperamos.
- Me gusta esa idea - Le aseguré con una sonrisa - Entonces... por ahora sólo nos
queda aprovechar al máximo nuestro último día ¿No?
Mi misterio la hizo fruncir el ceño mientras sonreía y comenzaba a hacer caricias en
mi rostro.
- ¿Tienes algo en mente?
- Puede ser... Pero... dejemos que la vida nos sorprenda

Creer para Ver - FlozminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora