Capitulo 6

1K 81 24
                                    

Día 5.

Me despierto escuchando un continuo ruido, parecido al que hace un ratón cuando busca desesperadamente, algo que comer por los rincones.

Abro los ojos muy despacio, acostumbrándome poco a poco a esa luz que llevo 24 horas sin ver y lo primero que descubro, es a ella. Ahí enfrente, de espaldas y ligeramente inclinada sobre mi escritorio. Desde esta posición no puedo apreciar bien lo que está haciendo.

Pero lo cierto es que no le encuentro demasiada importancia. Así que, permanezco en la misma posición, simplemente observando cómo se mueve. Sin advertirle de que ya estoy despierta.

No vayan a pensar que soy una pervertida y que me quedo callada para poder observarle a gusto la cola eh! ¡Para nada! Aunque tampoco les voy a negar que no es ninguna tortura verla desde esta perspectiva.

Pero no no no... Si no la interrumpo, es porque me apetece analizar sus
movimientos, observarla tranquilamente, ahora que nadie puede interrumpirme. Siempre ha tenido una forma de moverse muy... ¿Cómo les diría? ¿Delicada? ¿Fina? Cómo si realmente fuera una niña que necesita protección, o una muñeca que, con cualquier mal gesto, podría romperse. Es curioso como detrás de ese cuerpo, se esconde la persona más fuerte que conozco.

¿Desde cuándo estás despierta? - Pregunta sobresaltándome. Me perdí tanto en el análisis, que ni siquiera me di cuenta de que se había dado la vuelta y ahora me observa con una ceja arqueada y una extraña sonrisa en sus labios.

Sólo desde hace unos minutos.

Oh... ¿Y decidiste quedarte mirándome el culo?

En cuanto me hizo esa pregunta, hasta la última gota de sangre que hay en mi
cuerpo, subió hacia mis mejillas, acumulándose en ellas de una forma vergonzosa.

Yo... Yo no te estaba mirando el... el culo.

¿Ah no? Pues algo muy gracioso debía haber a mi espalda, porque cuando me di la
vuelta estabas sonriendo. Y dado que... echando un vistazo alrededor No hay nada más por aquí.

No puedo evitar pensar, que eso que te hizo sonreír, fue mi cola.

Eres una creída - Me quejé frunciendo el ceño - Siempre lo has sido y siempre lo
serás.

Ella se río.

Si supieras lo gratificante que es verte roja como un tomate, créeme que tú también
lo serías - Sentenció sacándome la lengua y lanzándome a la cara una prenda de ropa que todo este tiempo había estado en sus manos.

Aparté la prenda de mi cara y me incorporé, observando como ella continuaba con esa labor que mi despertar interrumpió. Me acerqué y pude ver que estaba guardando mi ropa en un pequeño bolso que suelo utilizar cuando vamos de viaje.

Si necesitas dinero para comprar ropa, ya sabes que, por ti, me hipoteco hasta un
riñón... Pero sólo tienes que pedirlo, no hace falta que me la robes.

Se giró un poco para mirarme con su mirada asesina, aunque me encontró más
cerca de lo que esperaba.

Técnicamente, ni siquiera sería robo, porque tienes más ropa mía en tu armario,
que tuya. Pero me alegra ver que te levantaste volviendo a ser tú, con esas ganas terribles de molestarme.

Sin dejar de sonreír, la abracé por la cintura y apoyé la barbilla en su hombro. Para
observar mejor lo que estaba haciendo.

En mi defensa diré, que tu empezaste. Me defendí, dándole un pequeño beso en el
hombro, Pero ahora enserio... ¿Qué haces?

Preparo tu bolso, porque dentro de unos minutos, pienso llevarte de viaje - Me
informó como si ya lo tuviera todo absolutamente planeado. Yo me quede perpleja, lógicamente.

¿Llevarme de viaje? Pero... ¿Cómo? ¿A dónde?

Eso es una sorpresa. Así que, vete a bañar, que debes llevar tres días sin hacerlo.

Le di la vuelta con la intención de que mi mirada asesina la intimidara. Pero eso solo
debía funcionar conmigo, porque ella estaba sonriendo de una forma muy irritante.

Sabes que eso no es cierto - Le dije frunciendo el ceño.

Lo sé - Aceptó con descaro y pasó una camisa alrededor de mi cuello, agarrando con sus manos cada extremo de esta, como si fuera un artilugio para atraerme hacia ella sin tener escapatoria - De ser así, ya me habrías matado asfixiada. Pero no... Hueles igual de rico que siempre. Lo que pasa, es que una ducha fresca, va a terminar de despertarte y el agua se llevará cualquier resto de tristeza que pueda quedar en ti. Porque hoy... Florencia Estrella, comienza tu nueva vida.

El misterio de sus palabras me produjo una enorme curiosidad. ¿Qué estaría tramando?

Voy a pasar por alto lo "mandona" que te estás volviendo y te voy a hacer caso, sólo
porque me muero por descubrir, en qué consiste eso de... mi nueva vida.

Siempre he sabido cómo convencerte, preciosa - Dijo guiñándome el ojo.

Jaz... dejate de joder, si no quieres que te arrastre a la ducha conmigo y terminar empapada, sufriendo un ataque de cosquillas.

¡No! - Suplicó adoptando su cara y voz de bebé berrinchudo - ¡Cosquillas no!

Lo único que pude hacer ante tal cosa, fue rodar los ojos y darle un beso en la
frente, antes de liberarme de su prisión, para dirigirme hacia el baño, sonriendo como una completa idiota.

Esta niña siempre ha sabido y siempre sabrá, como ablandarme. Creo que en
ocasiones, hasta parecemos una pareja. Discutimos como si fuéramos un matrimonio que lleva 20 años casadas, nos protegemos como si fuéramos hermanas de sangre, nos reímos juntas igual que mejores amigas y nos adoramos como... como si realmente una fuera el amor de la vida
de la otra.

Minutos más tarde, salí del cuarto de baño, con una sensación absolutamente
diferente. Renovada, con una energía que hasta ahora creía imposible de recuperar. Me parece, que es fruto de la ilusión y las ansias por saber qué se le habrá ocurrido a Jazmín esta vez.

Cuando entro en mi habitación, ésta también se encuentra diferente. La cama
tendida, la ventana abierta de par en par, permitiendo que la brisa entre a través de ella, meciendo la cortina y que la luz ilumine cada espacio. Absolutamente todo está cuidadosamente colocado en su lugar, pero me sorprendo, al ver a Jazmín recostada en la cama, boca arriba y con
los brazos extendidos a ambos lados de su cuerpo, como si estuviera en la playa más paradisiaca del Caribe.

¿Estás tomando el sol? - Le pregunto apareciendo desde arriba, justo ante sus ojos.

Estoy observando las estrellas.

Ahora ustedes pensaran que su repuesta, es incluso más ilógica que mi pregunta y
que ambas estamos absolutamente desquiciadas. Pero no.
Realmente está observando las estrellas. O nuestras estrellas, para ser exactos. En
el techo de mi habitación, tengo minuciosamente colocadas, numerosas pegatinas de estrellas, de esas que se iluminan en la oscuridad. Sí, sí, esos adornos que se suelen poner en los
dormitorios de los bebés.

Pero ahí no acaba el dato. Las constelaciones están colocadas de una manera en la que, forman exactamente una J y una F... Jazmín y Florencia, para ser mas exacta.

Imité su gesto y miré hacia el techo un momento, descubriendo allí, esas figuras
que cada noche alumbraban mi sueño.

No se ven tan bonitas con la cantidad de luz que está entrando - Le dije.

Lo sé... Por la noche se ven preciosas. ¿Recuerdas el día que las colocamos?

¿Te refieres a ese día en el que casi nos matamos con la escalera de mi padre,
porque ninguna de las dos llegaba al techo y la bronca que nos cayó por el escándalo que
estábamos formando, entre las risas y rodar la cama?

¡Sí! - Río - Fue muy divertido.

¿Recuerdas la cara de mi madre cuando se dio cuenta de que habíamos formado
nuestras iniciales?

Perfectamente. Creo que, en ese momento, debió pensar que estábamos locamente
enamoradas.

Yo creo que aún lo piensa - Reí

Suerte que de todas formas me adora.

A ti es imposible no adorarte, Jazmín.

Creer para Ver - FlozminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora