LA CENA

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1 hora después…  Rin abrió la puerta luciendo radiante, llevaba un jeans a la cadera, zapatos de tacón alto, una blusa escotada verde y una chaqueta de corduroy que se ceñía a sus curvas sugestivamente. Completaba el atuendo un maquillaje sutil y su cabello suelto en suaves ondas. Sesshoumaru estaba en el pasillo con una discreta sonrisa y vestido como un modelo de revista, jeans, camisa de manga larga y una chaqueta de cuero enmarcando sus anchos hombros.

"Hola!"
"Hola, lista?"
"Si!"

Mientras iban en el ascensor, ella le mencionó que había tratado de comunicarse con Hitomi pero no la encontró. Escondiendo una sonrisa, la tranquilizó recordándole que mañana iban a verla.

"Tienes razón, es que tengo que pagarle el collar!"

En el camino al restaurante, Rin se distrajo viendo por la ventada concentrada en los consejos de Izayoi. Debatiéndose en lo que consideraba moralmente correcto y sus sentimientos por Sesshoumaru. No podía olvidar los días en Okinawa y la sensación de los labios masculinos sobre su boca. Notando que estaba en otro mundo, Sesshoumaru la tocó suavemente en la mano. Cuando se volvió para verlo, le preguntó si todo estaba bien.

"Estas muy callada, todo bien?"
"Aja, adonde me llevas?"
"Es restaurante italiano muy acogedor, me dijeron que te gusta mucho la pasta!"

Rin sonrió sintiendo las mejillas calientes, el único que podía haberle dicho que le gustaba la pasta era Inutashio y eso demostraba lo mucho que Sesshoumaru se estaba esforzando por congraciarse con ella. Una vez que llegaron al restaurante, Rin se sintió mas animada que nunca a olvidarse de Kagura; el lugar era simplemente la esencia del romanticismo.

"Que lindo lugar me encanta, es realmente acogedor!"
"Me alegro!"

La cena fue deliciosa y complementada por conversación estimulante y muchas miradas sugestivas, que avivaban las ganas de besarlo más que cualquier otra cosa. Cuando trajeron el postre, Rin notó que Sesshoumaru parecía ponerse algo incómodo y recordó lo que le había dicho de tener una sorpresa para ella. Concentrándose en él, Rin le preguntó si todo estaba bien. Sesshoumaru movió la cabeza afirmativamente, de repente estaba nervioso y con las manos sudorosas pensando como seria la mejor forma de darle su collar.

"Podrías cerrar los ojos un momento, tengo una sorpresa!"
"Me encantan las sorpresas!"

Sesshoumaru sintió cosquillas en el estomago al escucharla y aferró el paquete que llevaba en su bolsillo, emocionado. Al ver que ella estaba inmóvil y con los ojos cerrados, sacó el paquete de su bolsillo lo puso frente a Rin con mucho cuidado y luego movió su silla para estar junto a ella en el momento que lo abriera.

"Ya puedes abrir los ojos!"

En el instante que abrió los ojos, Rin notó la caja frente a ella y miró a Sesshoumaru a la expectativa y con una gran sonrisa. Sin poder ocultar su emoción, quitó el moño y prácticamente hizo pedazos el papel. Al ver lo que la caja contenía, se quedó muda y se volvió a verlo con una expresión desconcertada.

"Sesshoumaru…esto es, me encanta…muchas gracias!"
"Todo un placer!"

Antes de que pudiera reaccionar, Rin lo sujetó por la mejilla y le dio un besó tan cerca de la boca que Sesshoumaru pudo saborear el brillo de labios que ella llevaba. No era un beso realmente, pero fue tan excitante que Sesshoumaru sintió como se le aceleraban los latidos. Sonriendo como si nada, Rin le pidió que le pusiera el collar con una voz tan sedosa que Sesshoumaru apretó ligeramente los dientes para controlarse. Cuando terminó, ella ya se había puesto los aretes. Aprovechando que estaban tan cerca, se perdió en la mirada ámbar frente a ella, dejando que sus ojos lo escudriñaran intensamente.

"Que pasa Rin?"
"Nada, solo que me encanta estar contigo!"

Sesshoumaru por primera vez desde que la conocía, le pareció estar viendo a la verdadera Rin y eso le dio escalofríos porque mas que antes la encontraba irresistible. Aquellos ojos tan verdes y brillantes que le parecía demasiado sacrificio no tomarla entre sus brazos, besarla y hacerle el amor hasta que el sol saliera. Una vez que terminaron con el postre, caminaron un rato por las calles iluminadas antes de que Sesshoumaru la llevara al apartamento. Tocando su collar nuevo, Rin no hacia otra cosa más que pensar en el momento de despedirse.

Rin estaba tan perdida en sus pensamientos, que no se dio cuenta lo ensimismado que iba Sesshoumaru manejando, pensando exactamente lo mismo que ella. No podía apartar la sensación de aquel semi beso y lo que más quería era quedarse con ella hasta el día siguiente. Dejándose llevar por sus deseos, se imaginó el fin de semana perfecto. Despertar en la mañana junto a Rin, hacerle el amor bañarse juntos y luego ir a la fiesta de Gigi, suspirando calladamente evocó los días en Okinawa y por enésima vez maldijo el momento que se había encontrado con Kagura.

Mas rápido de lo anticipado, Sesshoumaru se encontró frente al edificio de Rin y con el corazón en la boca la ayudó a bajar del carro y juntos entraron al edificio. Ninguno de los dos se atrevió a decir nada, esperando el momento de despedirse. Una vez frente a la puerta y con las llaves en mano, Rin volvió a darle las gracias por el collar. Viéndola a los ojos embelezado, Sesshoumaru le recordó que mañana tenían la fiesta de Gigi a las 2 p.m.

"A que hora pasas por mí?"
"1 p.m. la fiesta será en la casa de la madre de Robert!"
"Ahh…bueno muchas gracias por todo, pasé un día estupendo!"

Sesshoumaru se quedó inmóvil mientras ella se acercaba para darle un beso en la mejilla con los labios ligeramente entreabiertos. Una vez que le dio el beso, Rin se separó apenas de él y sin dejar de verlo a los ojos, con una mano le acarició el pecho suavemente y con la otra le delineó los labios con el dedo índice deseándole que durmiera mucho.

"Hasta mañana, que duermas mucho!"
"H-hasta mañana…"

Sonriendo coquetamente, Rin le empujó la quijada suavemente para que cerrara la boca y luego desapareció detrás de la puerta. Sesshoumaru se quedó de pie en el corredor con los latidos golpeando su pecho como un tambor enloquecido. Quería más de esa Rin seductora y desinhibida y solo podia salivar imaginando lo que era ella en la intimidad. Dentro del apartamento, Rin tenía ganas de gritar de la emoción, había requerido de toda su fuerza de voluntad para no besarlo y se sentía orgullosa de no haberlo hecho, considerando que su reciente actuación dejaba a Sesshoumaru ansioso por más.


LEYES DE AMOR.  SESSHOMARU Y RINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora