- 11. BEFORE THE STORM

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11. Antes de la tormenta

—Bekah, Bekah, Bekah, ¡Rebekah! — Ned chasqueó los dedos frente al rostro de la chica, logrando por fin llamar su atención

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—Bekah, Bekah, Bekah, ¡Rebekah! — Ned chasqueó los dedos frente al rostro de la chica, logrando por fin llamar su atención.

—¿Eh? — la muchacha giró la cabeza para mirar a sus dos amigos, quienes la miraban preocupados pero a su vez un tanto entretenidos.

—Has estado viendo esa botella de soda como por veinte minutos seguidos — dijo Peter, tomando su bolsa de doritos. Ella suspiró.

—Lo siento — se disculpó — sé que he estado ausente últimamente, pero es que hay algo que me preocupa.

Ambos la miraron expectantes, esperando a que continuara hablando, más no lo hizo.

—¿Qué cosa? — preguntó Ned entonces.

—Es confidencial. Y personal. No creo que convenga preocuparlos con eso... — se puso de pie y se dirigió a la computadora del castaño.

—Bueno, si estás tan segura — dijo él —. Pero tienes que saber que... Nos vamos a Washington D. C. Y tú vienes con nosotros.

—Genial, ¿cuándo? — habló a la vez que tecleaba en la computadora.

—Mañana. Ya descubrimos dónde se ubica la guarida de los vendedores de armas, aunque iríamos de excursión escolar, ya sabes, el decatlón y eso...

–Ah, sobre eso... Ya tengo un plan y no creo que pueda ir – respondió, aún sin mirarlo.

—¿Qué? ¿Tienes un plan? ¿Por qué... Por qué no nos incluiste? — Nadia dejó de teclear de repente y cerró los ojos, tomando un fuerte respiro.

—Yo... Yo... Creo que debería irme, mamá se va a preocupar — habló Ned, intentando huir de aquella tensión que había entre sus dos amigos antes de salir rápidamente.

La chica se giró para mirarlo, intentando buscar una manera para decirle sin que se sintiera mal. Porque sabía que Peter odiaba que lo subestimaran.

—Es que es... peligroso.

El chico la miró con el ceño fruncido, como si no pudiera creer lo que había escuchado de parte de su amiga.

—¿Peligroso? ¿Es enserio? — preguntó incrédulo.

—Mira, estamos lidiando con algo diferente a viejitas que se pierden en las calles. Esto es peligro real. Hablamos de armas, mafia, una red de conspiraciones.

ATLANTIS | Peter ParkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora