Capitulo XVIII

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Ana partió a Bath junto con Alex y Lucrecia, necesitaba hablar con Katherine y pedirle un último favor, sí en algún momento estuvo molesta con su amiga, ahora le agradecía todo lo que hizo por ella.

Ana estaba ansiosa por llegar, le parecía que las horas se alargaban más de lo usual.

Por otro lado, Alexander parecía que había caído rendido a los encantos de Adele, pero cuando parecía que la haría suya se detuvo.

—No puedo, lo mejor es que te marches—agarrándose la cabeza.

—Te desconozco, antes caías rendido  y ahora me desprecias —refunfuñando.

—Lo lamento, pero no soy la misma persona que conociste en Francia, estoy arrepentido de todo lo que hice e incluso de llevar a tu marido a la muerte.

—Canalla, tú me sedujiste, y ahora me desechas como si fuera un trapo— en su tono se notaba el coraje, mientras su pecho se agitaba cada vez más.

—Llámame, como quieras, no me excusare... Todos tus reclamos los aceptó, pero ahora márchate y olvídate de mí.

Los ojos de Adele se encendían de rabia, no permitiría que Álexander la despreciara de tal forma.

—Tu—señalándolo — me rechazas por esa mujer... La de tu hermano, pero que pasaría si le contará lo que hiciste y como lo hiciste—con una risita irónica.

—Ya lo sabe y ya no importa—con una voz nostálgica.

—Ya veo, ¡la amas! Eres un cretino, sinvergüenza, si crees que te dejaré ser feliz estás muy equivocado—tiro la puerta del despacho y salió apresuradamente.

Alexander se desplomó en uno de los sillones, sintió asco, no pudo entender que le veía a esa mujer, nada comparada con su amada Ana.

Las horas pasaron, finalmente Ana llegó a Bath, no fue a su residencia, prefirió ir directamente a casa de Katherine. Cuando el mayordomo anunció a Ana; Katherine, no entendía que estaba pasando,  era ya muy tarde, ni siquiera le dijo que vendría a Bath. Salió a recibirla, y observó a Ana muy ansiosa y agitada.

—Ana, querida ¿Estas bien?

—Si, lo estoy— respirando profundamente.

—Que es lo que te pasa?

—Lo sé todo... pero necesito sentarme.

Katherine miró a Lucrecia quién se hallaba detrás, sintió una punzada en el pecho, que le avisaba que estaba en problemas.  Caminaron hasta la sala de espera y Ana comenzó hablar.

—Katherine, estuve molesta contigo y hasta te odié—tomando aire—se del engaño, recordé todo...a  John  quién está muerto y  que Alexander, su hermano gemelo lo suplantó, ya no me interesa conocer por menores y el papel de cada uno en este engaño.

Lady Cavendish, abrio los ojos como platos y sentía que sudaba frío, pero lejos de recriminaciones, Ana parecía querer pedirle algo.

—Esta bien, no se que decirte... No quieres explicaciones no te las daré; me asustas ¿algo más ha pasado?.

—Que acabo de darme cuenta lo perdidamente enamorada que estoy de ese hombre— refiriéndose a Álexander—he sido orgullosa y tonta, por favor ayúdame a llegar a él, no quiero perderlo otra vez.

Katherine, abrazó a su amiga, dándole gusto oír esas palabras, después de todo, Ana merecía ser feliz.

—Te ayudaré en todo lo que necesites, pero por ahora debes descansar, mañana irás a Londres como tanto deseas— todas las damas se retiraron a sus habitaciones.

Desesperanza - 1ra Parte de la Saga Sentimientos [PRÓXIMAMENTE RETIRADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora