Una gran locura

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Cuando el invierno llego Hermione sintió la necesidad de comentar a sus amigos sobre la idea que ya tenía tiempo formándose en su cabeza.
-¿Clases de Defensa?-preguntó Ron alzando una ceja, la castaña asintió.
-¿Impartidas por?-preguntó Lily, a quien la idea no se la hacía tan descabellada.
-Es obvio, por ustedes-dijo Ron. Harry abrió mucho los ojos.
-¿Qué? Hermione no creo que sea buena idea. Además, si se entera Umbridge nos expulsara o algo-dijo Harry. Lily asintió poco convencida.
-Creo que podríamos hacerlo. Podríamos reunirnos en Hogsmade con algunas personas y hacerlo.
-Si, estuve investigando y en Hogsmade hay un lugar casi no concurrido. En Cabeza de Puerco, mañana a las nueve.-dijo Hermione. Ron asintió junto con Lily. Harry solo puso cara de molestia pero se encogió de hombros.
Lily se despidió y se fue a dar una vuelta mientras pensaba. Su hermano andaba raro, muy distante con ella y sus amigos. Y hablaba mal a las personas, muy mal. Se rasco el brazo derecho y suspiro, algo andaba mal.
También pensó en el plan de Hermione, era bueno pero no había lugar para partidarios aún. Se dijo a sí misma que luego se preocuparía de eso. Los exámenes de antes de Navidad ya habían comenzado y tenía que concentrarse. Pero le veía un fallo al asunto.
Malfoy.
Desde su intensa platica en el lago, él se dedicaba a ignorarla un poco. Pero de vez en cuando él le sonreía. Estaba confundida por su actitud pero lo entendía, ella no había dado una respuesta buena.
Aún no sabía qué hacer. Lily se dedicó a mirar la pared frente suyo con desesperación. ¿En verdad lo amaba? ¿O qué diantres pasaba por su cabeza, con su corazón, con su pulso, con sus mejillas sonrojadas cada vez que él se acercaba?
-¡Por Merlin!-exclamó y se dejo sentar en el pasillo frío y solo. Luego golpeó con su mano el piso.
Pensó en sus ojos de mercurio que la miraban desde un rincón de su mente. Luego suspiro, se levanto y salió corriendo a su sala común, necesitaba un descanso, y un chocolate para pensar.

Para Draco, la Navidad significaba regalos y exquisita comida, sin embargo desde que su loca tía Bellatrix escapó de Azkaban, la Navidad significaba todo menos regalos y comida. Ni siquiera quería regresar ese año a su casa para las fiestas. Decidió mandarle una lechuza a su madre diciendo que no iría y que se quedaría para estudiar sin los fritos y risas de su tía. Luego se dedicó a mirar por la ventana de su habitación, al ser prefecto tenía el privilegio de no compartir habitación. Y eso le encantaba.
Pero después de un rato, la ventana se tiñó de blanco por la nieve. De un portazo salió de su habitación con dirección al Gran Comedor, la hora de la cena se acercaba pero él no iría a comer, mejor iría a la cocina por unos dulces y se iría a su habitación a estudiar.
También lo hacía porque no quería verla.
No quería ver su cabello castaño rojizo ni sus ojos castaños. Tampoco su sonrisa u oír su risa. No quería verla.
Pero al decir eso, al repetirse eso en su mente, su corazón se rompía un poquito más. Quería que ella tuviera ya las ideas claras, "lo que siento por ti" había dicho, "aún no sé si sea bueno".
Fuera bueno o no, quería que simplemente pronunciara las palabras "te amo" de su boca. Entonces el rubio podría sentirse feliz de nuevo.

A la hora de la cena Lily fue con desgana. Quería dormir, pero tenía mucha hambre. Bajo con su hermano quien estaba molesto con el mundo supuso ella. Así que no le dirijo la palabra para no enojarlo más. Luego estaba Hermione y Ron, cuya amistad había mejorado notablemente aunque tenían su peleas de vez en cuando. Justo en ese momento discutían por una tarea de Historia de la Magia pero Lily no le dio importancia, sabía que se reconciliarían enseguida.
-¿Me pasas las patatas Lily?-le pidió Ginny, la hermana menor de Ron una vez que ya estaban sentados. Ella asintió y le pasó el plato. Paseo su mirada por todo el comedor y sus ojos pararon en donde se suponía el rubio se sentaba siempre, pero no estaba ahí.
Volteo la cabeza al otro lado de la mesa pero no lo encontró. Frunció el ceño, ¿porque demonios le importaba donde estuviera? Era Malfoy, el arrogante y crecido y grosero Draco Malfoy.
Quien también la amaba pero trato de no pensar mucho en eso. Pero no lo logró.
Se termino de un trago su jugo, le dio un ultimo mordisco al pastel de chocolate que había de postre, se excusó y se marchó.
-¿Todo bien Lily?-le preguntó Harry confundido. Ella no respondió y corrió a la salida. Para cuando llegó a su sala común las lágrimas inundaban sus ojos. Las palabras frías del rubio resonaban en su cabeza una y otra vez, "yo te amo, ¿y tú?".
De nuevo no supo qué contestar, ni siquiera así misma.
Estaba más que claro que le gustaba Draco, sabía que eso era inútil negarlo. Pero, ¿amarlo?
Sabía que había amado alguna vez, a Cedric pero eso había sido ya hace tiempo. No iba anegar tampoco que eso jamás le terminaría de doler, pero sabía que había superado ya la muerte de Ced desde hace unos meses atrás. Y luego Draco se puso cariñoso, en realidad desde antes de Cedric ya era así con ella, sin embargo, últimamente había estado más cariñoso, y luego le dijo "te amo".
Sollozo con fuerza al recordar las palabras. Luego se rió de sí misma, de lo perdida que estaba. Y se tiro en la cama boca arriba, mirando al techo. Las figuras rojas y doradas ya no le decían nada, de hecho las veía color verde y plateado.
-Estoy perdiendo la cabeza-susurro para sí misma. Se tapo los ojos con las manos y sollozo-¿Qué estás haciendo conmigo Malfoy?

𝗟𝗶𝗹𝘆 𝗣𝗼𝘁𝘁𝗲𝗿 𝘆 𝗟𝗮 𝗢𝗿𝗱𝗲𝗻 𝗱𝗲𝗹 𝗙é𝗻𝗶𝘅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora