Querido Padrino

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Lily iba caminando de puntitas, no quería hacer sonido. Estaba temblando, estaba aterrada. Los mortífagos estaban probablemente allí con ella y estaba sola. La Orden acordó que irían en un momento, o eso dijo Sirius.  Ella no esperó y se fue al Ministerio, y ahora se encontraba recorriendo el Departamento de Misterios con su varita y sola. Ese lugar era extraño, donde estaba había demasiadas puertas.

Escuchaba voces y ruidos pero ella seguía con su camino esperando encontrarse con sus amigos. 

Fue cuando los oyó.

-¡Ron! -exclamó Harry, y corrió hacia ellos-. Ginny... ¿Están todos...? 

-Harry -dijo Ron con una risita; se abalanzó sobre él, lo agarró por lat única y lo miró como si no pudiera enfocar bien su cara-, estás aquí. ¡Ji, ji, ji!¡Qué raro estás, Harry, vas muy despeinado! 

Ron estaba muy pálido y le goteaba una sustancia oscura por una comisura de la boca. Entonces se le doblaron las rodillas, y al estar todavía agarrado a la túnica de Harry, éste se inclinó por la cintura como si hiciera una reverencia.

-¡Harry!-exclamó Lily y él sonrió al verla. Ella lo abrazó y él suspiró. Se notaba más tranquilo. Luego se dirigió a Ginny. Mientras saludó a Neville y a una Hermione desmayada. Le preguntaba que pasaba hasta que puso atención a la voz de su hermano.

 -Ginny -dijo Harry con temor-. ¿Qué ha pasado?- Pero Ginny movió la cabeza de un lado a otro y resbaló por la pared hasta quedar sentada en el suelo, al tiempo que jadeaba y se sujetaba un tobillo. 

-Creo que se ha roto el tobillo; he oído un crujido -susurró Luna, que se había agachado a su lado; era la única que parecía ilesa-. Cuatro mortífagos nos han perseguido hasta una habitación oscura llena de planetas; era un sitio muy raro, a veces nos quedábamos flotando en la oscuridad.

 -¡Hemos visto Urano de cerca, Harry! -exclamó Ron, que seguía riendo débilmente-. ¿Me has oído, Harry? Hemos visto Urano. ¡Ji, ji, ji!- Una burbuja de sangre se infló en la comisura de la boca de Ron, por donde le goteaba aquella sustancia oscura, y explotó poco después.

 -Uno de los mortífagos ha agarrado a Ginny por el tobillo -prosiguió Luna- he utilizado la maldición reductora y le he lanzado Plutón a la cara,pero... -Luna señaló a Ginny, que respiraba entrecortadamente y mantenía los ojos cerrados.

 -¿Y a Ron qué le ha pasado? -preguntó Harry atemorizado; su amigo seguía riendo tontamente, colgado de la túnica de Harry. 

-No sé qué le han hecho -respondió Luna con tristeza-, pero se comporta de una forma muy extraña; me ha costado lo mío traerlo hasta aquí. 

-Harry -continuó Ron sin parar de reír, y tiró de él hacia abajo hasta que la oreja de éste le quedó a la altura de la boca-, ¿sabes quién es ésta, Harry? Es Lunática, Lunática Lovegood, ¡ji, ji, ji! 

-Tenemos que salir de aquí como sea —dijo Harry con firmeza—. Luna,¿puedes ayudar a Ginny? 

-Sí -contestó la chica, y se colocó la varita mágica detrás de una oreja. A continuación, rodeó a Ginny por la cintura y la levantó del suelo. 

-¡Sólo me duele un poco el tobillo, puedo levantarme yo sola! -protestó Ginny, pero al cabo de un momento se cayó hacia un lado y tuvo que sujetarse a Luna. Harry se colocó el brazo de Ron sobre los hombros, como meses atrás había hecho con el de Dudley, y miró a su alrededor: tenían una posibilidad entre doce de encontrar la salida correcta a la primera. 

Arrastró a Ron hacia una puerta, y estaban sólo a unos metros de alcanzarla cuando otra se abrió de repente en el lado opuesto de la sala y por ella entraron tres mortífagos. Bellatrix Lestrange iba en cabeza.

𝗟𝗶𝗹𝘆 𝗣𝗼𝘁𝘁𝗲𝗿 𝘆 𝗟𝗮 𝗢𝗿𝗱𝗲𝗻 𝗱𝗲𝗹 𝗙é𝗻𝗶𝘅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora