𝗟𝗶𝗹𝘆 𝗣𝗼𝘁𝘁𝗲𝗿 𝘆 𝗟𝗮 𝗢𝗿𝗱𝗲𝗻 𝗱𝗲𝗹 𝗙é𝗻𝗶𝘅

Chang al ataque

-Lo hiciste Neville-decía Hermione a Neville, Lily sonreía.- Encontraste la Sala de Menesteres.

-¿La que?-preguntó Ron. Lily negó.

-Tambien le dicen la sala que viene y va.-le dió la misma explicación que le había dado a Malfoy. Pero trato de no pensar en eso.- La sala se adapta a las necesidades del que la necesita, menos las cinco excepciones de la Ley de Transformación Elemental de Gamp.-terminó Lily. Ron miraba todo confundido.

-¿Y si lo que necesito es una baño?-preguntó Ron. Harry río.

-No seas tonto Ron,- le reprendió Hermione.- Pero si, esa es la idea.

-Es perfecto.- habló Harry.

-Aqui será.- dijo Lily. Los demás asintieron.

En el transcurso de la semana habían logrado que varios estudiantes, la mayoría Gryffindor, algunos cuántos de Hufflepuff y unos pocos de Ravenclaw, aceptaran la asesoría. Lily estaba feliz con eso, la mantenía ocupada porque se la pasaba leyendo libros de hechizos de defensa y evitaba pensar en el rubio.

Parecía que Draco había decidido no hablarle más. Lily lo entendía. Y aunque tenía algo claro de entre sus sentimientos, seguro él ya había pasado de ella. Y no podía hacer nada con eso.

Así que decidió hacer como si nada. Ella podía hacer eso también. Además, las cosas en su vida se estaban arreglando. Le había contado a Harry sobre la carta de la tía Lily, de inmediato mandaron una carta a Sirius. Pero él no había contestado.

-¿No crees que ya se tardó un poco?-preguntó Harry, quien se notaba con un poco de mejor humor- Nunca tarda tanto.

Lily se encogió de hombros,-No lo sé Harry, tal vez está ocupado. Ya responderá.

Harry asintió, pero no se le veía convencido.

Esa noche se habían ido a dormir temprano, en un par de días sería Navidad y Lily estaba ya a explotar de regalos escondidos debajo de su cama. Hermione le hacía burla de eso cuando la visitaba a su habitación. Ginny, que también la compartía con Lily, también reía.

-¿Al menos ya les pusiste el papel? Eso ayudaría a que no se notaría tanto que a Harry le compraste un kit nuevo de limpieza para su escoba. Ya que perdió el mío de la pasada Navidad.-dijo Hermione. Lily suspiro rendida, no lo había hecho aún.

-Mañana hay salida a Hogsmade, compraré papel de regalo y muchos moños de navidad y listo. ¿Contenta?-le dijo Lily. La castaña asintió.

-Bastante. Buenas noches.- se despidió. Ginny dió las buenas noches y se quedó dormida. Lily decidió hacer lo mismo así que tras guardar un último regalo entre los demás se quedó dormida.

A eso de las cuatro de la mañana unos gritos la despertaron. Los reconocía, eran de su hermano. Ginny también los había escuchado porque se había levantado con pánico en los ojos.

-¿Que habrá pasado?-preguntó la pequeña pelirroja. Lily negó sin saber. Ambas se levantaron justo para ser testigos de cómo Ron y Neville se llevaban a Harry escaleras abajo.

-¡Harry!-exclamó Lily al ver el estado de su hermano. Parecía que había corrido un maratón, estaba sudado y jadeaba. Temblaba y en sus ojos había miedo.-¿Que sucedió?-le preguntó a Ron mientras los acompañaba. Harry no hablaba.

-Tuvo un sueño. No paraba de moverse y quejarse, luego comenzó a gritar. Creo que tiene algo que ver con él.- Lily sabía a quien se refería así que no preguntó. Al llegar con Mcgonagall los enviaron con Dumbledore.

-San Mungo llamo. Han internado a Arthur Weasley. Lo ha herido una serpiente que estaba en el Ministerio, está estable.-le dijo a Ron.

Fred y George hicieron aparición de la mano de Ginny. Los tres estaban en piyama y Lily supo que ya sabían de lo de sj padre por las caras de preocupación de los tres. Lily se acercó y tomó la mano de George, con la otra abrazó a Ginny. Debían de estar sufriendo, su padre podría haber muerto.