Prólogo

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    Recuerdo cuando RyeoWook mencionó que los gatos eran animales muy singulares:  Ellos  escogían  con quienes quedarse y no al reverso. Es decir, que alguien de raza humana nunca lograría convencer a un felino de quedarse a su lado si este no lo  quería así. 

   En un principio no lograba comprender a lo que se refería con ello, era todavía muy pequeño -Tal vez - como para entenderlo. 

Y así, mucho menos asociaba esas palabras a mi propia libertad. 


Pero logré discernir a lo que se refería. 

A medida que fui creciendo conocí otros gatos, quienes me narraban sus hazañas y aventuras en el mundo humano, contando lo increíble que les había sido  abandonar el lugar en el que habían nacido o el como dejar todo atrás les había traído las mejores cosas de toda su vida. 


A mi solo me entretenía escuchar. 

Muchas veces me incitaron la idea de ir con ellos, pero yo, simplemente no veía una vida lejos de mi humano. 


Siempre regresé con él,  incluso cuando la maliciosa luz de la luna llena me susurraba al oído que fuera con ella. 

Y debo confesar, que siempre me resultó tentadora. 

RyeoWook no era un chico muy animado. Solía permanecer siempre callado y con la mirada abajo en sus pies, odiaba los espejos porque no le gustaba ver su reflejo en ellos, decía que su apariencia era triste y no valía la pena -aunque claro- yo no pensaba aquello. Para mi RyeoWook era el ser humano más bonito que existía en todo el planeta -en especial cuando me sonreía- Me gustaba imaginar que miraba siempre hacia el suelo porque sabía que si lo hacía me hallaría sin importar qué allí, y al verme sonreiría solo porque si...Por sonreírle a algo que le contestaría de igual forma, o casi, en mi caso, con un adorable maullido. 


Además de eso, RyeoWook y yo teníamos una historia similar. 

Sus padres murieron cuando él era muy pequeño. Las cosas terminaron de una manera horrible y él termino rondando en las calles sin nadie que cuidara de él, hasta que un día, su tutor le rescató. 

No quiero hablar de ese hombre ahora mismo, lo que importa, es que le dio comida, educación secundaria y un techo sobre su cabeza, además de unas bonitas pinturas para  hacer hermosos cuadros en uno de sus cumpleaños que si celebró. 

A pesar de todo lo malo, siempre conservó su buen corazón. 

Y así,  RyeoWook me salvó también. 

A mi y a mi camada de seis gatitos nos echaron en una bolsa y nos lanzaron al río, está más  que claro que fui el único que sobrevivió. El punto, es que RyeoWook me encontró, acobijó entre sus manos y cuidó de mí hasta que pude alimentarme por mi cuenta. 

Cuando su tutor me encontró escondido en uno de sus zapatos, RyeoWook se ganó una buena golpiza, y una más que clara amenaza, él sólo tendría que hacerse cargo de mi y si no era capaz, lo mejor era que me dejara en el tarro de la basura al día siguiente. 

 RyeoWook fue obstinado y aunque no tenía dinero, se las ingenió para cuidarme, muchas veces comimos, ambos, restos de comida, ¿Pero qué decirles? No es que pudiera quejarme. Las disfrutaba tanto como si fuese pescado recién salido del horno.

Tal vez por cosas como esa es que nunca me atreví a irme, estaba tan agradecido con él, que lo mínimo que podía hacer era quedarme a su lado. 

...O al menos eso pensé en un comienzo. 

La ventana de su habitación siempre estuvo abierta para mi, él jamás puso un collar en mi cuello ni una correa entre mis patas, nunca me apreso ni me negó una salida al jardín, cuando salimos a la calle nunca reparó en nuestra cercanía cuidando de no perderme,  Jamás me pidió que me quedara o que no le dejara solo. Yo más tarde compredí que era su manera de decirme indirectamente que podía irme cuando quisiera, diciéndome que él no era mi dueño y que yo era libre de tomar el camino que se me diera en gana. 

Lo que él no sabía hasta entonces... Ni yo, que era solo un idiota. 

...Era que sobre todas las cosas

....le elegí a él. 


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Caminar en la lluvia (YeWook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora