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Me sentía como en la secundaria otra vez.

Lleve una tostada a mi boca sin pasar por alto la atenta mirada del chico frente a mi.

RyeoWook. Me recordé.

No sé quien sería, o qué haría allí, ni mucho menos el por qué DongHae lucia tan entristecido a la hora de despedirse de él, ni el por qué HyukJae me había enfatizado en el mucho cuidado que debía de tener.

- ¿Quieres decir algo?.- Le pregunté mirándole directamente a los ojos con cierto fastidio. Me sentía intranquilo, como si hubiesen metido un a un gatito dentro de la misma jaula que un perro. Como si estuviesen invadiendo mi territorio solo con su penetrante mirada.

Lo observé enrojecer y apartar los ojos avergonzado.

Ya había terminado sus tostadas y ahora observaba su taza de chocolate como si fuese lo más interesante del mundo.

- N-no.- Susurró moviendo la cucharita dentro de su taza.

Refunfuñé, cerré los ojos y traté de ignorar su pequeña existencia.

Tratando de pensar en otra cosa, algo como la última noche y el por qué termine en esta situación.

Sentí sus ojos en mi de nuevo.

Y fue suficiente.

Vi sus ojos, y luego las dos tostadas restantes sobre la mesa.

Me levanté y sin pensarlo mucho deslicé mi plato con tostadas hacia él, tomé mi taza y me dirigí a la cocina sin esperar su reacción ni mucho menos ver hacia atrás.

Bebí el contenido de mi taza en un par de sorbos, la deje en el lavabo y salí de la cocina con paso apresurado.

Él seguía sentado frente al desayuno con la mirada fija en mi. Ignoré esto y subí a mi habitación sin pensármelo demasiado.

Me sentía inquieto.

Malditamente inquieto.

Refunfuñé (Algo que parecía estar haciendo seguido), me saque la ropa que llevaba a tirones y me metí en el baño.

Abrí la llave del agua caliente y espere que esta empezara a caer.

Demasiado inquieto.

Algo se escapaba de mi memoria y no lograba alcanzarlo, había algo que me apretaba el pecho y a penas me dejaba respirar, había algo en todo esto que me hacía dar vueltas sobre mi eje una y otra vez.

Traté de pensar en SeoYeon, en ella y su traición, pero no me veía capaz, regresaban a mi esos ojos, los mismo que me observaban en el desayuno, volvían a mi las ganas de estar cerca de él.

- ¿Por qué?.- Gruñí debajo del agua caliente tirando de mis cabellos.- ¿Quién eres?


"Debería haber muerto"

Gruñí por lo bajo.

Me sentía cada vez más de un pésimo mal humor, cada vez más las ganas de gritar venían a mi garganta, cada vez los ojos se me empañaban más y más.

- ¡Ah!.- Grité con frustración.

"Soy horrible"

¿Esa era mi voz?

No.

Para nada.

"¿Eres un ángel?"

Las lagrimas caían por mis ojos.

Caminar en la lluvia (YeWook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora