Recuerdos de días Pasados - Parte IV

159 5 1
                                    


'' Sera como si nunca hubiera existido,

Como si nunca nos hubiéramos conocido, te lo prometo''

En el cielo no se podía ver las 3 figuras de demonios que flotaban pues las nubes eran su camuflaje, la brisa fría la podía sentir Ena en su rostro más la imagen de la luna y las estrellas la acompañaban tan de cerca que por un momento la hacía olvidar solo un poco lo que había pasado.

Acariciaba el pelaje de su hijo, era tan suave y sedoso como el de su padre...

Sesshomaru...

El calor de una lagrima que se deslizaba por su rostro no se hizo esperar, sus hijos captaron rápidamente el olor de aquella lagrima y sabían el responsable de ellas; un gruñido de Amidamaru no se hizo esperar.

- No te preocupes... - dijo ella para calmar a su pequeño - No debieron venir conmigo

Los demonios la miraban de reojo, pues eso no estaba en discusión; abandonar a su madre, nunca.

- Yo no tengo hogar, nunca lo tuve. Solo cuando su padre me llevo al castillo fue que pude decir que estuve protegida... aunque no fuera para siempre. - su mirada estaba perdida en la vista delante de ella.

Aiko soltó un gruñido que sus hermanos parecían entender mientras su rumbo cambiaba, parecían que los guiaba a un lugar fijo. Ena no tardo en recostarse en el lomo de su hijo y cerro sus ojos cubiertos por lágrimas.

Paso un rato mientras los demonios flotaban por el aire, hasta que se pudo observar un gran castillo, tenía las murallas destruido, estaba deshabitado, quizás algún día perteneció a algún Demonio o Emperador importante pero eso serian ya recuerdos pasados fue sufrió algún ataque y nadie lo ocupo ni reclamo. Aquellas bestias se miraron y se dirigieron al jardín descuidado de ese palacio.

Todos tomaban su forma humanoide mientras que Amidamaru delicadamente tenía en sus brazos a su madre dormida.

- Este es el lugar? -  el Joven pregunto a su hermana menor quien asentía y lo invitaba a entrar.

Entraron en silencio al lugar, todo estaba oscuro, tenía mucho polvo definitivamente estaba abandonado, con un movimiento de su alabarda Aiko ilumino el pasillo guiando a sus hermanos a las grandes escaleras donde se encontraron con otro largo pasillo, ventanas rotas, restos de una batalla que condeno a aquellos que habitaban tal palacio.

Llegaron a una gran puerta la cual Seina se apresuro a abrir, era una habitación que tenía un gran futon, estaba desordenado, las cortinas de las ventanas rasgadas, una vez dentro de la habitación se miraron por un momento.

- Yo me encargo -  Seina mientras se dirigía al futon para sacudirlo y buscar entre aquel desastre alguna sabanas para cubrir el lugar donde descansaría su madre.

- Desde cuando descubriste este palacio? - Pregunto el Youkai a Aiko con curiosidad

- Desde hace algunos años atrás.

- Como sabes que nadie vendrá a atacarnos o reclamar este lugar? - Pregunto Seina curiosa

- Si alguien lo hace acabaremos con ellos. - Sentencio fijamente, mientras esto la miraban en silencio.

- Ven Amida; déjala aquí.

El joven se dirigía al futon y dejaba a su madre recostada profundamente mientras que Seina la cubría con unas sabanas.

Aquellos jóvenes miraban a su madre en silencio descansar, parecía que nadie se atrevía a decir nada, pero tenían que hablar, tenían que saber que harían de ahora en adelante, que pasaría con su madre.

Cadena de Flores IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora