Insectos Y Cartas Chantajistas

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—¿Ésto?— Pregunté señalándolo.

Maya abrió mucho los ojos al notarlo. Rebusqué una excusa y la encontré, bueno casi.

—Si, eso— Contestó soltándome y colocándose frente a mi.

—Eehh... una, una ¡Bicho! Si, un bicho me picó justo aquí, y como mi piel es super sensible; ya ves el resultado— Traté de sonar convincente.

—¿Qué clase de bicho?

—¡Una abeja! Juraría que era igual a una abeja— Respondió Maya al ver que no se me ocurría nada.

—Tienes razón, creo que fue una abeja— Confirmé.

—¿Enserio? Te tuvo que doler mucho— Comentó Mike.

—Pareciera ¿No?— Le lancé una mirada suicida a la persona que dijo eso. La señorita Maya Hearts.

—Bueno, ¿Y si comemos en familia?— Dije tomando las tarrinas de helado y las pizzas que habían traído.

Pasaron los minutos, las horas, el tiempo. Jugamos y jugamos hasta aburrirnos, cuando lo hicimos sugerimos ver un par de películas. Mientras las buscábamos, mi amiga y yo decidimos jugar, otra vez.

—¿Guerra de helado?— Le pregunté.

—Guerra de helado— Confirmó.

—¡GUERRA DE HELADO!— Gritamos tomando el poco helado que sobraba en el tacho.

Los chicos al escuchar éstas palabras corrieron a esconderse detrás de los grandes muebles, tomaron otro tarro decididos a seguir nuestra dulce batalla. Metimos las manos en el helado de fresa y se sintió super raro, super frío y super meloso al momento de derretirse. No estuvo tan mal.
Luego de haber hecho aquello corrimos hasta los chicos y los embarramos, ellos no perdieron la oportunidad y también lo hicieron con nosotras. La mitad de mi cara estaba llena de helado de vainilla, el idiota de Mike me ensució. No me quedé fría, como revancha: le endulcé toda la cabeza; incluido el cabello.

—Adele— Rió —Te pasaste, mira nomás cómo lo dejaste, pobre amor mío.

—Ya sabes como soy, vengativa— Alardeé.

—Esto no se quedará así— Amenazó de manera burlona, Mike aveces suele dar miedo.

—Qué amenaza.

—Sí— Dijo y volvimos a embarrarnos.

Esta vez lo hicimos salvaje y brutalmente, me sentí tan excit... esperense, ¿En qué estoy pensando? Me salí de la realidad. A lo que me refería era que, ésta vez nos ensuciamos todos, de pies a cabeza, la sala quedó hecho un asco. Sólo espero y mi mamá no se entere porque me regañaría. Bueno, al final; terminamos cansados, manchados, algo arañados, muy dulces y con mucho trabajo que hacer.

—Ustedes limpien los muebles con la pared y nosotras el piso con la mesita ¿De acuerdo?

—Bien— Aceptaron.

—Entonces, manos a la obra— Comenzamos.

Fue muy gracioso poner todo en orden ¿El motivo? Pues, al momento de trapear, una de las cubetas que contenía el jabón (que usariamos para que el suelo no quedara pegajoso ni meloso) se voltea derramándolo todo. No sabía que hacer y en mi ignorancia, comencé a restregar con una escoba provocando que se hiciera una piscina de espuma en todo el lugar. Cuando queríamos trasladarnos caíamos golpeándonos nuestros sexys traseros y nuestros delicados costados, todo fue muy chistoso, en especial por los chicos quienes no lograban mantenerse en pie.
Maya y yo si, porque sabemos patinar, tomamos clases hace un par de años.

El Novio de MamáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora