¿Estamos Bien? Y ¿Chantajista Encontrado?

632 60 19
                                    

|Una Semana Después|

°NARRADOR NORMAL°
—Simón— Mencionó Adele luego de abrir la puerta —¿Por qué mejor no traes tu maleta y te quedas a vivir aquí? ¡Vienes todos los días! Pueden descubrirnos ¿No lo entiendes?

—Lo sé pero aún no me disculpas, y recuerda que prometí hacer todo lo necesario— Contestó el joven entrando.

Es cierto, ya pasó una semana y Adele nada. Simón todo los días le mandaba obsequios, ya sean rosas, dulces, peluches, hasta joyas pero ella símplemente no lo terminaba de disculpar.

Adele ya no estaba molesta, ya lo había disculpado, al menos un 80%, pero quería ver hasta donde era capaz de llegar Simón por ella.

—No debiste haber entrado, estoy sola y los vecinos pueden pensar mal— Dijo seguiéndolo.

—¿Y qué? No estamos haciendo nada malo... por el momento— Eso último lo susurró, ella no entendió.

—Tienes razón, pero de todas maneras, tienes que irte.

—Pero déjame estar un momento contigo, la casa no es lo mismo sin ti.

—Mañana estoy de vuelta ¿Si?, ahora vete— Tomó su mano y comenzó a guiarlo a la salida.

Simón, agilmente, la pegó a una de la paredes y con su cuerpo la arrinconó. Ella se quedó entre confundida y sorprendida por su tan grande agilidad; le pidió que la deje, que alguien podía llegar y los podía ver pero él símplemente no le hizo caso. Al contrario de aquella petición, él comenzó a besarla y ella muy encantada aceptó. No podía resistirse a sus besos, no podía resistirse a él. Pero tenía que hacerlo, con mucho trabajo y fuerza de voluntad; lo separó.

—Espérate, tienes que controlarte— Dijo limpiando los labios de él. Su labial se había posado en su rostro.

—Lo intento pero contigo no se puede— Le robó otro beso pero ésta vez uno corto.

—Ya ya, ya vete— Replicó escapando de ese arrinconamiento.

—De acuerdo— Se dirigió a la puerta —Pero ¿Ya estamos bien?

—Si si, pero ya no lo vuelvas a hacer.

—Bueno, gracias, te estaré esperando.

—Ok ok, adiós— Cerró la puerta cuando Simón salió.

Dió un (no tan largo) suspiro y fue a buscar algo que comer en el refri. Ya había perdonado al novio de su madre, obviamente, con la condición de no volver a ofenderla.

POR OTRO LADO...
Penny y Mark se encontraban en su reunión, conversando con sus amigos antiguos y modernos. Estaban buscando el momento perfecto para proponer su investigación disfrazada de juego. Parecían unos niños tratando de jugar al detective, era tan infantil y eso los divertía un poco.

—¿Qué les parece si jugamos?— El momento perfecto había llegado.

Todos se quedaron mirándola raro mientras guardaban silencio, Penny se avergonzó y Mark se burló de ello. Ella no era tan buena con la gente, no es tan social como él quien al explicar el motivo (el falso) todos aceptaron sonrientes y gustosos.

Unos de sus tantos compañeros consiguieron los implementos del juego; cuadernos y bolígrafos. Y comenzaron a jugar...

Tardaron un par de horas en aquel juego. Fueron muchos minutos de diversión, enojo, desesperación y más.
No jugaron por más porque ya tenían hambre y también porque les dolía las manos de tanto escribir. Entonces, al comenzar a almorzar; Penny estaba molesta, celosa quizás ¿Razón? Una de sus ex-compañeras llamada Kristell le coqueteaba a su ex-esposo (ahora amante) muy descaradamente, no le quitaba la mirada de encima; al parecer Mark no se daba cuenta, o, se hacía el loco. Una de dos.

El Novio de MamáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora