Cuando comencé mi vida cristiana, debido a que era un hombre de ciencia, y estaba interesado en obtener los resultados máximos, comencé a leer la Biblia como el «Manual del fabricante.» Yo lo vi como originador de todas las cosas; Dios era el creador, el fabricante hablando de su creación, su producto, gente, diciéndoles como usar lo que él había hechos para ellos. Y yo dije: "Señor, voy a probar cada principio hacia el cual tú atraigas mi atención en este libro. Voy a experimentar con él. Toda cosa que funcione, yo lo haré como tu dices. ¿Que será lo primero que haré?
No hay ninguna duda en mi mente de que Dios oyó, ya que inmediatamente me enfrenté directamente con el mayor problema que puede presentársele a un escocés, el diezmo.
Dios dijo: "El diez por ciento me pertenece."
Yo le respondí: "Pero Señor, yo mismo no recibo el primer diez por ciento. Tú sabes que en estos días le sacan a uno un gran trozo de su cheque de pago, al retener el pago de impuesto a la renta, la pensión a la vejez, el seguro de hospitalización, y todo lo demás." Yo pensé que era lógico deducir todas estas cosas y entonces dar a Dios el primer diez por ciento de lo que quedaba. Yo pensé que era bastante generosidad de mi parte y que Dios lo apreciaría. O si tal vez no le gustaba, Él no se daría cuenta de lo que estaba tratando de hacer.
Yo no conocía la escritura que dice que todo está desnudo a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. Y todo este tiempo Él estaba mirando hacia abajo dentro de mi, viendo todos mis razonamientos, este ventajoso negociado
Después de realizar esta turbia manera de dar diezmos por diez meses, Dios comenzó a mostrarme que yo no estaba confiando en Él. Yo tenía una mano aferrada a mi bolsillo por mi seguridad y con la otra tomado de Jesús, y esta era una situación bastante precaria.
Una mañana, cuando estaba tratando de orar, me pareció que no podía establecer el contacto
. Todo lo que podía ver eran símbolos de dólares flotando en el aire. Después de permanecer de forma incómoda por tanto tiempo como pude, siendo mi cartera la parte más débil de mi anatomía, pensé que oía a Dios que me decía: ¿A quién estas engañando? ¿A quién le estás haciendo trampa? Por cierto que a mi no. ¿No será que a ti mismo?
Me sentía tan aliviado de oírle, que lancé un gran suspiro de alivio y dije: "Señor, de ahora en adelante tu vas a recibir el primer diez por ciento, el diez por ciento completo, antes de hacer otro descuento. No comprendo el porqué tu tienes que recibir todo esto. Pero no necesito comprenderlo. Voy a probarlo, confiando en ti. "
Me sentía satisfecho, y pensé que esto sería el fin del asunto. Dios estaba satisfecho, también, ¿no era así? Pero no lo era, pareciera como que Él dijo algo más, como algo de un asunto inconcluso.¿Y qué diremos acerca d e todo lo que tú me has negado por cerca de diez meses? ¿Qué de eso? "Bueno", dije, mientras sentía que se me hacía un nudo en la garganta y oía que mi voz chillaba como la de un adolescente: "Bueno, Señor, pero eso significa una gran cantidad de dinero."
Él no dijo que no lo era, Él no dijo nada más en esa oportunidad. Lo dejó en mis manos. Pero yo no podía dejar de preguntarme: "Bueno, ¿qué de eso? ¿Qué de eso?"
Finalmente le hice una proposición: "Señor", dije : "Sabes lo que voy a hacer? Aunque no tengo el dinero, cuando lo tengo te lo voy a pagar." Esto completó la transacción. Dios aceptó mi palabra. Él estaba satisfecho, y yo también lo estaba, La realización de la transacción era solo incidental, ahora que yo había tomado la decisión.
Dos semanas más tarde, recibí un cheque por una bonificación completamente inesperada y por una cantidad doble de lo que le debía a Dios. La mitad para mí y la mitad para Él, como para demostrarme que si yo era tacaño, Él no lo era.
Yo estaba comenzando a experimentar la verdad del pasaje de Malaquías 3:10: "Traed todos los diezmos al alfolí... y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde."
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Como vivir como un hijo del Rey
EspiritualLos hijos del Rey viven en el mundo natural pero disfrutan del gobierno celestial. Es mas divertido de esta manera. El autor de best-sellers, Harold Hill dice que su vida fue miserable hasta que aprendió: - Como ser exitoso en todas las áreas - Como...