- Adiós, papá. - dijo con su voz aguda después de dejar un sonoro beso en mi mejilla. Corrió hacia su madre.
- Adiós, reina. - me despedí de ella con la mano y desapareció en el interior de la casa.
Me giré de nuevo hacia mi coche y cuando tenia agarrada la manilla me volví hacia la mujer que quedaba a mi espalda.
- Oye, Graciela. - ella levantó la mirada buscando mis ojos a través de las gafas de sol. - Gracias por cuidar de ella toda esta semana.
- No hay problema, Luis. Sabes que a Pedro le encanta también tenerla en casa. - sonrió.
Me despedí de ella y subí al coche.
El sol atravesaba las ventanas de una forma que parecía estarme bronceando mientras conducía. La música sonaba alta y aprovechaba para canturrear un poco y dar golpes en el volante con ambas manos siguiendo el ritmo.
Me tomé la libertad de encenderme un cigarro al llegar al primer semáforo en rojo. De todos modos, aunque la niña ya no estaba en el coche, bajé la ventanilla para que no se llenara todo el interior de olor a humo.
Di una nueva calada al pitillo y el semáforo cambió de nuevo. Pisé el acelerador y vi interrumpido y baioteo de cuello por el sonido de mi teléfono. Puse el manos libres y esperé a oír la voz de quien había visto en la foto de contacto.
- ¿Qué hay Cepi? - me saludó.
- Roi, tío.
- Mira Cepeda, estamos aquí Crislo y yo.
- Hola, Cepeda!! - oí a Cris desde el fondo.
- Que si quieres venirte a comer antes de ir para allá. Puedes traer a la niña, tenemos aquí a Rubén y Iago. - los hijos de Roi eran un puto terremoto.
- Ya la he dejado con Graciela, pero si os valgo igual voy yo solo.
- Nos conformamos.
- Pero no queréis... "Despediros"? - pregunté con cierta burla.
- Ya lo hemos hecho! - me respondió Crislo haciendo que Roi estallara en una carcajada.
-¿Media hora?
- Perfecto.
Colgué el teléfono y en la siguiente calle cambié de dirección camino a la casa que Roi había comprado en Madrid. Me había encargado de llevar allí la maleta por la mañana así que podía quedarme allí hasta la misma última hora.
Tiré el cigarrillo por la ventana y en veinte minutos llegué hasta el chalet en el que vivían desde que habían nacido los niños.
Hice un poco de tiempo encendiéndome otro cigarro y mirando un poco twitter. Llevábamos siendo TT al menos una semana. Intimidante.El chalet de Roi parecía pequeño por fuera, pero por dentro era verdaderamente espacioso. La de noches que había pasado yo en la sala de cine que había montado en el sótano.
Trasa última calada, pisé la colilla con la punta del pie y toqué el timbre con un ritmo con el que sabría que era yo.
- ¿Qué hay cuarentón? - fue lo primero que oí de Roi cuando abrió la puerta.
- Cuidadito. - respondí con el dedo en alto. - Aún no tengo cuarenta.
- ¡Cepeda! - el mayor de cinco años apareció corriendo desde el salón. Me miró de arriba abajo y frunció el ceño.
- Lo siento Rubén, vengo solo. - intenté disculparme. Nuestros hijos se llevaban muy bien.
🎆🎆🎆🎆🎆
Las horas habían pasado y quedaba poco más de una hora para tener que marchar. La maleta de Roi ya estaba en la puerta.
Hacía tan solo unos minutos que Cris y Rubén habían bajado a por una pizza para la cena y Iago dormía la siesta a pierna suelta en su habitación.- ¿Estás preocupado, no? - preguntó dando un sorbo a su estrella. La conversación se había tornado un poco más madura. - Por cómo va a reaccionar Aitana, digo.
- Han pasado diez años. - intenté restarle importancia.
- Sí, diez años sin contacto. No esperes que no te hablen de que te has marcado un Bisbal. - sonreí de medio lado con su chiste improvisado. - Ahora en serio. ¿Crees que todo irá sin problemas entre vosotros?
- Si te digo la verdad, no lo sé. Me gustaría pensar que sí. - me rasqué la nuca. - Pero sabiendo cómo es ella...
- ¿Has pensado qué vas a explicarle? - negué con la cabeza. - ¿Y cómo vas a saludarla? - otra vez. - ¿Vas a saludarla primero? - me encogí de hombros. - Joder Cepeda. - rió. - Mucha suerte.
- ¿Sabes que ha sido la que más problemas tuvo para concertar el día? - le pregunté.
- Cepeda, sabes al nivel que está dentro de la industria. Tendrá miles de conciertos y entrevistas.
- Eso pensé yo, pero lo he mirado y no tiene nada en absoluto desde hace dos semanas y las dos veces que dijo que tampoco podía, también estaba libre. - Roi se mantuvo callado. - ¿Crees que está evitando el encuentro a toda costa?
El sonido que emitió la puerta al cerrarse nos advirtió de la llegada de Crislo. Pronto debíamos irnos hacia allí. Roi se despidió de su familia en unos minutos y le ayudé a llevar su maleta hasta el coche.
🎆🎆🎆🎆🎆
Nada más llegar, parte del cuerpo de organización nos ayudó a sacar el equipaje y la guitarra de Roi del maletero.
Nos condujeron hasta el interior del edificio. Ya en la recepción pude ver la primera cámara. Sentí un escalofrío. Otra vez vigilancia 24h.
Noemí salió de detrás del mostrador con una sonrisa de oreja a oreja.
- Mis neniños. - gritó mientras nos abrazaba con fuerza. - ¿Os han explicado cómo va todo? - negamos con la cabeza. - A ver dejadme los móviles ahí.
Ambos depositamos nuestros teléfonos en la caja que nos ofreció y subimos detrás de ella.
- Sigue sin funcionar el ascensor. - rió Roi.
- No sois lo primeros en llegar. - asentimos. - Bueno, ya sabéis que estaréis aquí una semana y terminaréis el lunes que viene con una gala grupal. Tendréis casi todo el tiempo para estar todos juntos, os hemos preparado varias actividades. Tendréis un par de ensayos por la tarde y ya está. No os preocupéis. El 24h etc pero os dejaremos abiertas las habitaciones sin cámaras ni micros. No abuséis, ¿vale? - llegamos finalmente a la puerta. Y ella la abrió con brillo en los ojos. - Disfrutad mucho.
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Sin Luz
FanfictionFanfic del reality musical Operación Triunfo (AITEDA). BILOGÍA: LUZ (2/2). Sus ojos se han apagado, se han fundido. Su piel se ha vuelto áspera y su risa ya no suena tanto como antes. El brillo que Luis había encontrado en ella se ha desvanecido con...