Durante los próximos días, los pensamientos de Leon acerca de los incidentes recientes se dispersaron de la mejor manera. Pudo conseguir calmarse, mas no liberarse de las preocupaciones que lo aquejaba.
Por mucho que esperara o deseara hallar respuestas, tan solo se quedaba con un inmenso vacío difícil de aplacar. Esperó a que su hermano se presentara de alguna manera frente a él, pero solo terminó en una espera interminable.
Estaba en una situación complicada, una situación en el que nadie daría la cara por él. Nadie lo defendería ni lo apoyaría, pero eso para él no era tan preocupante a comparación de una cosa: la ausencia de su hermano.
Su hermano no estaba, había desaparecido.
Y, por si fuera poco, estaba preso.
Él casi soltaba una carcajada burlona por su propio estado. No sabía por qué se sentía de ese modo, divertido, enfadado, todo un torbellino incontrolable de emociones que lo invadían sin previo aviso. Aun así, de alguna forma, podía comprender lo que pasaba tras esos incidentes y asimilar despacio el significado real detrás de ello.
Lo comprendía y se divertía por lo que sucedía, lamentaba no ser realmente el protagonista. ¿O lo era? La respuesta era tan clara como el agua, pero ahora que estaba detenido, quizá podía usar eso a favor.
—Entonces... ¿cooperarás? —volvió a indagar el oficial a cargo del interrogatorio.
—No lo sé. —Leon respondió con suavidad—. ¿Usted qué dice?
—No me des vuelta al asunto. ¡Solo responde!
—¡Qué aburrido! —masculló.
—¿Por qué no comienzas dándome motivos? ¿Por qué lo hiciste?
Leon no respondió, solo hizo un movimiento con las manos
—¿Disfrutas hacerlo? ¿O es que trabajas para alguien?
Leon ladeó la cabeza a un lado, apartando la mirada del rostro molesto del oficial. Eso debía estar pensando. ¿Cómo es que un chico de la edad de Leon podía tener demasiados cargos en su contra?
—Si hablas, podemos apelar a tu favor y reducir tu sentencia —insistió. Era en vano, no importaba cuanto le ofrecerían, nada importaba. No conseguirían nada.
—Quien sabe —habló Leon de manera despreocupada—. ¿Realmente cometí esos asesinatos? ¿Soy un asesino?
—¡No me vengas con tonterías! Tenemos pruebas suficientes para incriminarte...
—¿En verdad?
—Solo responde, es mejor para ti.
—No lo sé, tal vez tengas razón... o tal vez no.
¡Qué aburrido! ¿Por qué eran tan simples los humanos?
¿Habría sido diferente si alguien experimentado lo enfrentara en lugar de un novato?
Leon regresó su vista hacia el investigador y le regaló una sonrisa inocente. Él no podía caer preso ni de los policías ni del miedo que calaba en su interior de manera sigilosa, del gran dolor que suponía para él estar en ese lugar. Tenía hambre, no había podido comer tanto como quisiera en los últimos días desde su cautiverio.
Él no podría saber que después de su visita de su abuelo, un día más tarde, sería arrestado por ser el principal sospechoso de una cadena de asesinatos en la ciudad. No se lo creía. No importaba cómo lo viera, él no había asesinado en absoluto... al menos, no de los que se le acusaba.
Leon sonrió.
Le parecía demasiado interesante que se le acusara de delitos que no eran suyos. Quizá placer le hubiera dado si tan solo esas muertes hubiesen sido mujeres bonitas en vez de personas desgarradas al azar.
Él carcajeó, nadie podía comprender su verdadero sentir y sus propios ideales. Y se preguntó con malas intenciones si ese oficial tendría alguna hija, hermana o esposa. Si existía esa posibilidad, deseó con todo su corazón que fuesen bonitas y manipulables; porque entonces no habría mejor venganza que responder el interrogatorio mediante acciones, demostrando que la belleza femenina era terriblemente maravillosa solo si se lucía un vestido rojo y unos labios carmesí.
Ah, eso era arte para Leon.
—¿Esto es divertido? —Pero el oficial no podía comprenderlo, nadie lo hacía.
—Solo un poco... tal vez.
Esos sucesos, de hecho, para Leon, era lo más agitado que había tenido en su miserable vida. Por fin había algo que retaba su monotonía, su genialidad. Retar... esa palabra le retumbó en la cabeza como un pálpito. Recordó algo con ello: sus propias palabras.
El oficial no soportó la altanería de Leon y lo llevó a su celda en solitario sin articular palabra alguna. Leon, inmerso en ese cuarto reducido, escuchó el sonido tranquilo de su propia respiración, de los latidos de su corazón y del chillido de las ratas que se escabullían por agujeros de las paredes opacas para pelear por la comida que inútilmente se le entregaba en su celda.
Recordó sin querer el momento exacto en que los policías llegaron con una orden de aprehensión en su contra. Recordó por qué sucedió de ese modo, todo llegó a su mente de manera espontánea. ¿Cómo había podido olvidarlo?
Era una locura lo que sucedía, una locura agradable y divertida, si tenía sentido hacer aquella descripción.
¿De qué estaba siendo acusado exactamente?
De planes, de locuras y exageraciones. ¡Qué divertido!
Sus asesinatos anteriores, él había sido tan meticuloso y amable con sus víctimas. Los errores no existían para Leon, entonces, ¿por qué estaba preso? ¿Por qué estaba siendo acusando cuando la posibilidad de errores no figuraba en sus planes?
No recordaba nada en absoluto, pero algo sí sabía a la perfección.
Se le acusaba de ser el principal sospecho de una cadena de homicidio, ¿por qué su mente no procesaba los acontecimientos como debía? ¿Por qué había olvidado asesinar? ¿Por qué olvidó la sensación de hacerlo cuando suponía que era el mayor placer de su existencia?
Solo había una explicación razonable para lo que sucedía. El juego con la policía nacional inició meses atrás, y podría ser lo más atrevido que alguien podía llegar a hacer, ¿todo para qué? Para agitar la monotonía de su día a día. Jugar, jugar y jugar.
Todo por un poco de diversión, porque después de todo, Leon era un asesino sádico y podía hacer de esta situación su propio campo de batalla, el inicio de un juego macabro.
Jugar jamás fue tan divertido y más cuando tienes a un verdadero monstruo jugando a tu lado.
Se viene lo chido 7u7
¿Apuestas?
Leon se sale con la suya de alguna manera.
Leon confiesa todo \0/
Ninguna de las anteriores (?
Vamos a votar, a ver si aciertan jajaja
PD. Estamos en la recta final, como mucho faltan 10 capítulo.
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Juego carmesí
Mystery / ThrillerLeon se siente atraído por las mujeres que visten de rojo. Es un asesino sádico. Un demente que maquilla a sus víctimas y les pinta los labios de carmesí. ...