Días después de la breve discusión de los hermanos, las cosas parecían ir por una dirección en concreta. Algo despiadado y cruel, desconcertante y precipitado.
Aunque bastante divertido para los dos.
Cuando Leo notó que su hermano se encontraba más calmado y con los pensamientos fuera del examen corto de días pasados, le contó con mucho cuidado los planes que tenía respecto a esa chica. Le habló con cuidado y repasando los detalles, pidiendo ideas y algo más, le soltó lo que buscaba y planeaba obtener de ella con mucha sutileza, no por asustarlo sino para tenerlo calmado.
En algún punto, él le había dicho con la intención de explicar la razón de sus hechos:
"Tan solo es divertido jugar con sus miedos e inseguridades, su odio y su amargura. Lo excitante es la manera en cómo se puede utilizar esos sentimientos en su contra."
Por supuesto, para darle a entender que tenía el control total de la situación y que sabía muy bien lo que hacía.
Leon no estaba al tanto ni le prestaba tanta atención a los planes que Leo le decía, solo lo dejaba ser para que no terminara de reventar y no actuara de manera precipitada como lo había hecho antes. No sabía lo que hacía o intentaba, pero solo pudo tener la impresión de que algo realmente cruel y retorcido había iniciado en sus manos. Hasta él sentía lastima por la víctima, pero poco pensaba y decía al respecto, pues también tenía su manera retorcida para hacer sus propias monstruosidades.
Así que, para no echarle leña al fuego, se limitó a observar.
Para él, Leo era como un niño pequeño, era infantil y demasiado energético en ocasiones, enojón y dulce en otros, era demasiado volátil y bastante descuidado. Para tratarlo, Leon a veces debía darle un buen incentivo o un buen caramelo en la boca para calmar sus ansías y deseos, pintarle cosas bonitas y prometedoras para tenerlo tranquilo y obediente. Se requería muchas cosas a la hora de congeniar con Leo. Pero en este caso, no era cualquier dulce lo que funcionaba para apaciguarlo, era una víctima elegida por su cuenta.
La ayuda que le brindó a Leon en el pasado cuando asesinó a la hija del investigador ahora le costaba caro. Mucho. Y, claro, como no podría ser de otra forma, ahora Leon era quien acaparaba las órdenes, de escuchar ideas y soltar, de vez en cuando, algún comentario para mejorar y evitar que atraparan a su hermano. Odiaba esa sensación de ser el quien hiciera todo eso, de estar a un lado y un paso atrás, pues él estaba acostumbrado de tener todo bajo orden y su control, en vez de que fuera Leo quien jugara y estuviera planeando las cosas. Aunque era consciente de que debía velar por el bien de ambos, odiaba sentirse de ese modo, odiaba no tener el control. Sentía que cada cosa aumentaba su ansiedad. Debía tranquilizarse.
Leon decidió relajarse un poco y dejar fluir las cosas. No quería sentirse aprisionado, no ansiaba tener la sensación asfixiante de nuevo a causa de su constante ansiedad.
Por esa razón, Leon prefería aflojar la soga con la que tenía atado a Leo, y si creía necesario, tensarlo a la fuerza si las cosas salían mal.
Fuese lo que fuera las acciones de Leo se llevarían a cabo pronto y de inmediato. Cuando él salió ese día, diciendo que llegaría tarde a casa, lo último que mencionó dejó a Leon desconcertado.
"Quiero demostrarte que no eres el único que puede jugar, hermano"
Era bastante evidente que planeaba mostrarle algo, y lo que fuese, Leon deseaba que al menos lo hiciera bien.
¿Consideran a Leo un aliado de Leon?
¿Creen que será peligroso o simplemente alguien muy loco, más loco que Leon?
¿Qué piensan de Leo?
Gracias por leerme <3
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Juego carmesí
Mystery / ThrillerLeon se siente atraído por las mujeres que visten de rojo. Es un asesino sádico. Un demente que maquilla a sus víctimas y les pinta los labios de carmesí. ...