Alexis
El silencio era insoportable, miré el reloj y eran las 18:45 de la tarde, no podía concentrarme en nada.
Hace unas horas había hablado con mi padre y eso me tenía mal, su insistencia para que dejara mi carrera y comenzara Administración de Empresas era más que constante. Él no entendía que yo no quería seguir sus pasos y trabajar en la empresa familiar, yo quería hacer mi propio camino, obtener mis cosas por mi cuenta, viajar y dedicarme a lo que a mi me gustaba.
Él creía que lo que yo hacía era una perdida de tiempo. Era esa una de las razones por las cuáles había decidido vivir sola, vivir con mi padre conllevaba muchas reglas estúpidas las cuales yo no estaba dispuesta a seguir. Quién era el esclavo en esa casa era mi hermano menor, él a veces venía a quedarse conmigo ya que yo jamás iba a la casa.
Dio la casualidad, que mi hermano vino a quedarse justo la primera noche que pasó Jay en casa. Fue muy gracioso ver la expresión celosa de mi hermanito al enterarse que "tenía novio" y que además vivíamos juntos.
Pero lo más gracioso fue compartir cama con Jay, era algo vergonzoso pero pude descubrir que tiene la manía de dormir con una pierna destapada y la otra no; también descubrí su manía por amanecer abrazado a la cintura a alguien. Jamás recibí tantos "lo siento" en un día.
Mis pensamientos desaparecieron cuando oí llegar a Jay; llevaba ya una semana en casa, él era un chico tranquilo, ordenado y muy respetuoso; todo lo contrario a mi, aun así supimos llevarnos muy bien.
-¿Qué tal la búsqueda?-
-Un asco, estoy pensando seriamente en darme por vencido.-
-¿Qué? No hagas eso...-
-No quiero hacerlo, es sólo que está difícil.-
Jay salía todos los días bien arreglado, estaba tratando de conseguir empleo y no le había ido muy bien; eso lo tenía algo decaído, la verdad lo entendía, yo sabía perfectamente lo que era esmerarse mucho por algo y no conseguirlo. Y con eso me refería a la aprobación de mi padre, volvemos al tema del principio.
Luego el rubio se deciso de su camiseta dando un gran suspiro de cansancio, buscó un yohurt en la heladera y se sentó en el mesón.-Te entiendo, aunque no lo creas.-
-Si te creo...-
-¿Lo haces?-
-¿Porqué no lo haría?-
Sus ojos eran tan intimidantes, pero aún así no podía apartar la vista de ellos.
-No lo se, supongo que todo el mundo cree que soy una niña mimada y que mi vida es cómo un cuento de hadas.-
-¿Y no lo es?-
-Claro que no, hoy discutí con mi padre otra vez... desde que estás aquí ¿cuantas veces te dije que lo hicimos?-
-Todos los días...-
No pude evitar soltar una risa de amargura, Jay me sonrió con compasión.
-No voy a mentirte Alexis, yo pensaba exactamente eso de ti... pero ésta semana me demostraste que tienes sentimientos verdaderos y que eres una chica sensible y dedicada.-
-¿Enserio crees eso de mí?-
Me paré de dónde estaba y me acerqué a él.
-Porsupuesto. Quizás si te hubiese conocido hace más tiempo, y no recibieras tantas visitas masculinas, yo estaría interesado en tí.-
Reí ante su comentario, pero me había resultado muy dulce.
-Gracias Jay, me haces sentir muy bien.-
Sin darnos cuenta, no había mucha distancia entre nosotros, y el celular de Jay sonó creando distancia.
-Debo contestar, es Chienna.-
*-*
Jay en multimedia 😍
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Concubinos
Short StoryEs verdad que a los hombre les atraen las mujeres mayores. También es verdad que las mujeres no paran hasta tener al hombre que quieren. Pero sobre todo, es verdad que las personas que conviven establecen un gran vínculo. Era un claro y sencillo a...